Socialismo o Barbarie, periódico Nº 175, 29/04/10
 

 

 

 

 

 

“6-7-8”: una “verdad” a medida de los K

Por Sergio Revelli

El escenario de la política nacional sigue hegemonizado por la pelea entre el gobierno y la oposición patronal, disputa que cruza desde el Congreso hasta los medios de comunicación y que, francamente, mientras no salga de esos límites se vuelve insufrible. Sumado a que en esta coyuntura no hubo ningún conflicto obrero importante que se nacionalice y ponga sobre la mesa una tercera posición  “ni con el gobierno ni con la oposición” y por la independencia de clase, el gobierno ve la posibilidad de volver a hacer pie en sectores progresistas y de vanguardia con campañas sobre los derechos humanos (al estilo K) o su nuevo caballito de batalla, la puesta en marcha de la ley de medios, hoy empantanada en la Justicia. En este marco, el gobierno retoma la iniciativa política contra la oposición. Y el abanderado mediático de este nuevo impulso es el programa “6-7-8”, emitido por Canal 7.

Se trata de un fenómeno que ha calado hasta cierto punto en una audiencia bastante amplia que ya estaba harta del bombardeo continuo y malintencionado de los medios de derecha, empezando por los del grupo Clarín y siguiendo por La Nación, Vila-Manzano-De Narváez y todos esos. En cierto modo, es entendible que sectores “progresistas” e incluso de izquierda y juveniles vieran con buenos ojos un espacio que, en su oficialismo rabioso, “al menos le sacude a la derecha”, como dicen muchos. Inclusive, la red de amigos del programa en Facebook tuvo importante participación en dos marchas (una a Plaza de Mayo en marzo y otra, mucho más grande, a favor de la ley de medios el jueves 15 de abril). Por supuesto, ambas concentraciones tuvieron apoyo oficial, pero es verdad que buena parte de la convocatoria fue organizada de manera bastante independiente.

También es cierto que en el programa se tocan temas y se presenta información muy incómoda para los grandes medios y la oposición de derecha (por ejemplo, la situación de Papel Prensa, la causa contra Ernestina de Noble por sus hijos adoptados ilegalmente y las desventuras y contradicciones del “Grupo A”). Por otra parte, el ritmo ágil de edición y el uso de archivo le dan al programa un dinamismo mucho más atractivo para los jóvenes que las pseudo entrevistas de Morales Solá, Van der Kooy, Nelson Castro y demás “estrellas” de TN. Pero no es oro todo lo que reluce, ni mostrar la mugre de la oposición alcanza para limpiar la suciedad del oficialismo.

Sin duda, muchos miran “6-7-8” para disfrutar cómo se desenmascaran las mentiras y manipulaciones de los medios de derecha. Pero el programa (y sus primos de la misma productora, “Duro de domar” y “TVR”) aprovecha ese sano espíritu de revancha para vender gato por liebre. Mientras a Clarín, Cobos, Carrió, Macri y Cía. se les detecta hasta el mal aliento, el kirchnerismo aparece más bueno que Heidi comiendo una barrita de cereal light. Y lo que ya directamente indigna es la manera en que se cubre el flanco izquierdo del gobierno, haciéndolo quedar casi como el Che Guevara sobre un caballo blanco. Para eso, se aprovechan las agachadas del “progresismo” sojero y sus transas con la oposición garca (el caso de Pino Solanas) para borrar del mapa toda expresión de izquierda, en primer lugar la independiente. De esa manera, queda como si no hubiera nada en el mapa político argentino que sea más de izquierda que los Kirchner. Por supuesto, en su enfoque totalmente sesgado, “6-7-8” jamás da cuenta de los problemas y conflictos de los trabajadores… salvo si se pueden usar para pegarle a algún enemigo del gobierno.

Debacle de la centroizquierda y el avance de los K

Para comprender el envión de “6-7-8” y su red en Facebook hay que mencionar tres aspectos: la fragmentación de la oposición patronal, la debacle de la centroizquierda a nivel nacional y el permanente silenciamiento y tergiversación de las posiciones de la izquierda en los medios masivos de comunicación.

Lo de la oposición patronal es un hazmerreír cotidiano, hasta La Nación los trata casi de imbéciles por no ponerse de acuerdo en prácticamente nada, y siguen la  novela de enredos de la interna sin fin de cara a 2011, que el kirchnerismo usa para ganar tiempo.

Por el lado de la centroizquierda, cuando parecía que levantaba vuelo, mostró una consistencia de cartón corrugado: luego que tanto Pino Solanas como Sabbatella capitalizaran una importante porción del “voto progresista disgustado con el gobierno” en las elecciones pasadas, la polarización entre gobierno y oposición en el nuevo Congreso se los devoró, y como proyectos burgueses tibios que son, terminaron como furgón de cola, uno de los sojeros (Solanas) y otro del gobierno (Sabbatella).

Y el tercer factor es el silenciamiento de la izquierda, ya que tanto en medios oficialistas como opositores son acalladas las posiciones independientes y de trabajadores. Sólo consiguen espacio los sojeros: en Clarín para lavarse la cara por izquierda, en “6-7-8” para darle más crédito por izquierda a los K.

Dulce de leche con sapo

En la frecuencia casi diaria del programa (se emite de lunes a viernes y el domingo, salvo cuando hay fútbol), el núcleo ideológico puede resumirse en una polarización tan simple como tramposa: o estás con Cristina o estás con Clarín. Todo lo que hagan los K es progresista por definición, y todos los que estén en contra –por la razón que fuere– le hacen el juego a la derecha (clásico razonamiento del stalinismo contra el trotskismo, dicho sea de paso). Entonces, “6-7-8” le ofrece a los hastiados de TN, junto con el dulce de leche de pegarle a gente nefasta como Ernestina Noble, el diario La Nación y toda la oposición burguesa, el sapo de apoyar cuanto haga o diga el gobierno. Una especie de chantaje afectivo: ¿quiere gozar viendo cómo revolcamos por el piso a los gusanos de derecha? Bueno, pague el peaje de la bajada de línea pro K.

Una vez subidos a ese tren, cualquier cosa que haga Cristina está justificada. ¡Hasta presentan como un triunfo contra la derecha pagar la deuda externa con reservas a los fondos buitres y acreedores! ¡Se festeja la renovación de la hipoteca del país!

Otro juego cínico del programa es presentar al gobierno casi como víctima indefensa (de ahí su slogan de “soy la mierda oficialista”). En verdad, es la misma estrategia publicitaria del Grupo Clarín y la prensa de derecha, sólo que desde el otro lado: soy recontrapoderoso, pero me muestro como si fuera un pobrecito desvalido a merced de los malvados. Buscan tocar la sensibilidad de la audiencia con un mensaje de “nos pega tanto la derecha como la izquierda, o sea que son lo mismo”.

¡El gobierno de la inflación, la precarización laboral, los negocios de empresarios amigos y testaferros como Cristóbal López, el gran pagador de deuda externa que ahora busca revalidar ese título, resulta que es lo más izquierdista de lo historia argentina sólo porque despotrica contra Clarín!

Un “archivo demoledor” por ahí…

Hay una sección del programa, “el archivo demoledor”, donde se muestran las contradicciones brutales  y se ridiculiza al combo Clarín-La Nación-oposición. Pero lo que nunca veremos en ese “archivo demoledor”, ni en ningún otro de la televisión argentina, es el racconto de las políticas represivas llevadas adelante tanto por los gobiernos anteriores como por los Kirchner frente a los reclamos de los trabajadores.

Porque incluyendo patotas, barras bravas, Prefectura, Gendarmería y un largo etcétera, operando en múltiples conflictos contra los trabajadores por orden de los mismísimos gobiernos de Néstor y Cristina. Ejemplos sobran: represión nacional a los docentes en 2007 que llevó a la muerte al compañero Carlos Fuentealba, con las escuelas de Santa Cruz ocupadas por la Gendarmería; la salvaje represión a los trabajadores del Casino con un periodista de Canal 7 herido (con la intervención K en el canal que impidió a los trabajadores del canal mostrar la imagen del periodista con la cabeza rota); patota y militarización en el Hospital Francés en 2008; cuerpos de infantería y/o gendarmería en el Subte, Fate, Kraft, Mafissa, patotas en el IndeK y la lista sigue… ¡Pero en “6-7-8”, una de las banderas que se presentan a favor del oficialismo (incluso mencionada en la canción insignia del programa) es que los Kirchner “nunca reprimen”!

Desde ya, Canal 7 o “6-7-8” no representan la “diversidad”. Si hay algo totalmente monocolor es el panel del programa, donde hay seis personas que opinan, en todo lo importante, exactamente igual, y jamás tienen matices de pensamiento. La única diferencia es la inspiración de cada uno para hacer chistes antiopositores, que el resto festeja. En el fondo, “6-7-8” y TN son casi uno el negativo del otro: lo que uno ve negro el otro lo ve blanco, y viceversa. Pero eso no tiene nada que ver con el “pluralismo informativo”: simplemente, ambos responden a sectores patronales y manejan la información y los contenidos a sus propias necesidades. Por eso el color que nunca se ve ni en un medio ni en el otro es el de los reclamos de los trabajadores y los sectores populares.