Socialismo o Barbarie, periódico Nº 173, 01/04/10
 

 

 

 

 

 

Mientras el gobierno k logra un respiro

¡La pelea es por el salario!

Un capítulo de la pelea entre el gobierno K y la oposición patronal parece estar terminando en una flagrante derrota de la segunda. No se trata sólo que la justicia acabe –mediante dos sendos fallos– de aceptar el pago de la deuda con reservas. Se trata que ante el abismo de una salida anticipada de Cristina, la oposición se dividiera y por esa fractura los K lograron ir recuperando la iniciativa política. Parte de esto mismo fue la jornada del 24 de marzo donde el gobierno logró –hasta cierto punto– utilizarla para llevar agua a su molino.

Con el Congreso “en receso” hasta después de Semana Santa, todo el paquete de iniciativas opositoras parece estar en cuestión. Sin embargo, esto no cambia la generalidad de la dinámica de la política nacional, donde la pelea “por las masas” se va a terminar dirimiendo en el terreno de la inflación.

Por esto mismo, no hay tarea más importante para la izquierda independiente que colocar en el centro de la pelea la lucha por el salario impulsando el desborde a doble cerrojo impuesto por la CGT y la CTA y buscando que la crisis no la paguemos los trabajadores. El aumento del 35%, la revisión periódica de los acuerdos y paritarios electos por asambleas deben ser puntos centrales de esta pelea.

Con el apoyo de los “mercados”

Si el gobierno viene ensayando –bastante cínicamente– un redoblado discurso “progresista” basado en los derechos humanos y su aparente “negativa” a impulsar un “ajuste” en regla de la economía nacional, lo cierto es que el elemento más “estructural” de su relativa recuperación de la iniciativa política tiene que ver con la voluntad de pago a pie juntillas de la deuda externa argentina…

Aquí hay varios elementos a destacar. El primero es el que venimos señalando: la lógica de los susodichos mercados (los buitres acreedores de la deuda argentina) se ajusta plenamente al dicho popular “plata en mano cola en tierra”. Es decir, el gobierno K podrá no gustarles por su “populismo” y sus cuestionamientos a la “seguridad jurídica”, pero el hecho que les ha hecho brillar los ojos es que el gobierno les ha ofrecido fondos y un mecanismos concreto para pagar la deuda externa. Los fondos salen de las reservas del Banco Central. El mecanismo: un nuevo canje de la deuda por títulos-papeles de deuda del Estado argentino que quedaron a no más del diez por ciento de su valor y fueron comprados por los llamados “fondos buitres” (que negocian papeles “carroña” que nadie quiere), ahora el gobierno les terminará reconociendo algo en torno al 40 o 50% del valor nominal, ¡una pingüe ganancia del 300 ó 400% respecto de su inversión original!

No contento con esto, ahora el gobierno K ha salido a insistir que en el caso de que salga bien el canje de la deuda, entonces hará frente también al pago de la deuda pendiente con el Club de París (que suma la friolera de 6.500 millones de dólares). ¡Así es que el “gobierno nacional y popular” se apresta a llevar adelante el festival de pagos de deuda externa más importante que se tenga memoria en los tiempos recientes!

Está claro que frente a esta realidad (y al rompecabezas de la oposición con su galimatías “de que no se pague con reservas”) los mercados “votaron por los K”: “El profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, Eduardo Levy Yeyati sostuvo: ‘El mercado vota por los Kirchner, porque son los únicos que dan señales contundentes de pago, frente a las declaraciones ambiguas de buena parte de la oposición”[1].

Otro elemento que ha contribuido a “aflojar” la coyuntura para el gobierno es la división que subsiste entre los sectores patronales a la hora de con qué reemplazar el “modelo K”. En puridad, no hay mucha claridad al respecto. Está claro que la Mesa de Enlace del campo tiene opinión formada alrededor de que no quiere más retenciones, que no tiene problemas con un dólar en un nivel más bajo, con la aplicación de un ajuste económico ortodoxo y con que haya mayor desempleo. En este sentido, instituciones de grandes grupos empresarios como la AEA tienen sintonía con planteos similares de ajuste ortodoxo y “previsibilidad jurídica”. Pero también es un hecho que a nivel de la UIA y sectores como Franco Macri no se tiene la misma posición. Sigue habiendo empresarios que defienden al gobierno K y, sobre todo, todos siguen llenándose los bolsillos de plata a dos manos: “¿Y el arco empresarial? Muchos quisieran ver a un empresariado mayoritariamente cohesionado tratando de influir en la fijación de una agenda más racional. No se pudo aún. ¿Es un fracaso? La reunión de la AEA, la Sociedad Rural y la UIA de esta semana da algunas pistas. Un banquero aseguró: ‘Si querían ver un polo empresario que influye en las políticas fue un fracaso, pero hay que saber que antes de la crisis del campo hubiera sido imposible hacer un encuentro como el del miércoles. Las cosas van de a poco y con dificultades’. Una explicación posible es que muchas empresas ganan aún mucho dinero”[2]

La inflación como espada de Damocles

“El impacto político de la escalada inflacionaria comenzó a preocupar seriamente al gobierno de Cristina Kirchner en la semana que pasó. Todas las miradas se posaron sobre el guardián de los precios, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que comenzó a sugerir para la próxima etapa ‘medidas más globales’ que las duras presiones que figuran en su acotado manual”[3].

Ahora bien, no se trata de caer en análisis unilaterales que supervaloren una sola tendencia de la realidad. Si bien es un hecho la relativa recuperación coyuntural del gobierno K, esto no quiere decir que pueda ser extrapolable al conjunto de la realidad nacional. El hecho es que el terreno “último” de la disputa entre el gobierno y la oposición patronal –el terreno que importa realmente a las grandes masas[4]es el terreno de la economía. Y en ese terreno, el hecho más visible y manifiesto hoy por hoy es el de la inflación de los precios.

Está claro que frente a este fenómeno la oposición le da una interpretación y ofrece una “solución” a gusto y piaccere de las necesidades de determinados sectores de los capitalistas. La inflación sería el subproducto mecánico de la “emisión monetaria”, de los eventuales “déficits” en el presupuesto del Estado, del reclamo salarial por “encima de las posibilidades” y, entonces, de lo que se trataría (dicho obviamente en voz baja), es de llevar adelante un ajuste que “beneficiaría a los pobres en la medida que los productos dejarían de aumentar”…

Por su parte el gobierno tiene un problema real: concientemente está alentando el ajuste inflacionario. Porque por un lado, de esa manera, busca garantizar la continuidad de las superganancias empresarias. Y por el otro lado no es capaz de tomar medidas estructurales como un verdadero control de precios, o el monopolio estatal del comercio exterior al tiempo que garantizar un proyecto de acumulación económica estructural que salve las debilidades y dependencia estructural de la economía nacional respecto del imperialismo e incremente realmente la producción. Esto no lo puede hacer un gobierno patronal por más “progresista” que se presente…

La situación inflacionaria plantea la eventualidad de la irrupción de un tercer actor no querido por ninguno de los dos bandos patronales: los trabajadores con sus luchas. Éstas están comenzando lentamente a hacer su aparición en los últimos días. Se trata de una pelea de enorme importancia para terciar desde las necesidades e intereses de la clase obrera en la crisis política y económica nacional.

Portuarios, alimentación y carne

El hecho es que, efectivamente, se están abriendo paso una serie de conflictos de los trabajadores si bien ninguno ha logrado todavía adquirir dimensión nacional. A los conflictos docentes –algunos muy duros como el de Tierra del Fuego– que ya venían desde semanas atrás, se le han venido a sumar otros de importancia en los últimos días. Por ejemplo, es el caso de los aceiteros y, sobre todo, de los estibadores portuarios de Rosario. Es sabido que por allí pasa una parte inmensa de las exportaciones sojeras (y de granos en general) de la pampa húmeda argentina y al parecer ya están “varados” frente al puerto rosarino la friolera de 5.000 camiones. También está el caso del gremio de la Alimentación que está realizando quites de colaboración de un par de horas por turno y donde desde la nueva interna independiente de Kraft se está levantando el justo reclamo de aumento del 35%. En el caso de la UOM también hay malestar dado que la patronal ofrece solamente el 15% para todo el año y para colmo en cuotas (lo que hace que la cifra sea menor aún), la burocracia de Caló habla del 25% pero la base quiere más. De destacar en los últimos días está el caso de los obreros de la Carne que acaban de realizar una nutrida movilización de casi 2.000 compañeros a la Secretaría de Comercio Interior de Moreno y al Ministerio de Trabajo de Tomada, donde las consignas más sentidas fueron las de aumento salarial y rechazo a los despidos. Y es un hecho que en la generalidad de los sectores hay inquietud por el tema salarial.

En estas condiciones, y como señaláramos en nuestra edición anterior, las burocracias de la CGT y la CTA han venido intentando poner un doble cerrojo a los reclamos. En complicidad con el gobierno K lo que tratan de hacer es que no haya desbordes. Ni grandes luchas ni que lo obtenido se equipare a la inflación para que tenga efecto el ajuste inflacionario, la idea es que los reajustes salariales queden por detrás de la misma.

Por esta misma razón se trata de impulsar el desborde a las direcciones sindicales. Se trata de empujar con todo para el lado de la realización de asambleas en todos los lugares de trabajo donde se vote un mínimo del 35% como reclamo general, donde se plantee la revisión periódica de los acuerdos en virtud de la real evolución inflacionaria y donde se trate de imponer la elección de paritarios electos por la base. También, se trata de dar peleas –como la llevada adelante por los delegados independientes en el gremio de la Carne– para que el programa de la lucha sea independiente de todo sector patronal y en función exclusiva de las necesidades de los trabajadores.


De la mano de los sojeros Solanas, Ripoll y PCR no hay campaña independiente

¡Por el no pago de TODA la deuda externa!

El pasado martes 30 se realizó frente al Congreso un pequeño acto supuestamente por el No pago de la deuda externa… Lo particular del caso es que en esta oportunidad terminó estallando sin pena ni gloria el languideciente frente único que venía impulsando una supuesta campaña por este objetivo. Campaña que iba desde el mismo Solanas hasta corrientes de izquierda como el PO y el PTS y de la cual no venía participando el Nuevo MAS.

Como es sabido por nuestros lectores, desde el inicio la circunstancia es que nuestra organización, que lógicamente está en contra del pago de la deuda externa , no viene participando de este espacio por razones del programa real que el mismo encarna.

Desde el comienzo estuvo el problema que el MST y el PCR se sumaron alegremente al reclamo de supuesto no pago con reservas… quedando pegados al ultra-neoliberal Martín Redrado (en esos momentos presidente del Central) sin decir una palabra acerca del pago con ajuste ortodoxo que en realidad impulsa la oposición.

No pagar la deuda… “ilegítima”

Pero los problemas siguieron creciendo. El susodicho “espacio” también incluye a los centroizquierdistas sojeros Solanas y Lozano. El problema de las posiciones de estos es doble. Por un lado, Solanas impulsa el no pago solo de la supuesta deuda “legítima” impulsando su revisión en el Congreso… Plantea que los pagos vayan a un fondo “intangible” hasta que se pueda discriminar uno u otro origen del endeudamiento del Estado argentino…

Debería estar claro que todo esto es no más que una suma de inconsistencias dado que el conjunto de la deuda externa es un mecanismo de hipoteca y transferencia del trabajo no pagado de los trabajadores argentinos a los bancos, empresas y entidades imperialistas. Al mismo tiempo: ¿cómo se podría confiar en el Congreso Nacional de pagadores (desde la UCR hasta los K pasando por los Pinedo y los Macri) la revisión de la supuesta “ilegimidad” de una parte  de la deuda?

Por si esto fuera poco, Lozano agrega más elementos de su “cosecha”: el hecho es que éste impulsa abiertamente el pago de la deuda sólo que con otros mecanismos: “no hay necesidad de usar reservas para pagar deudas públicas” (Infobae.com, 30-03-10). Más claro agua: ¡hay que pagar con otros recursos y problema solucionado!

Hace falta una campaña independiente por el No pago

El tema es que no sólo el PCR y el MST de Ripoll han venido estando en frente único con estos pagadores de la deuda, sino que incluso el PO y el PTS lo han venido haciendo.

Esta contradicción acaba de estallar. En el acto que estamos comentando, Pino Solanas impuso el monopolio de la palabra (solamente habló él) por lo que el PO (e Izquierda Socialista) se terminaron bajando del mismo con sendas declaraciones.

Desde el Nuevo MAS opinamos que ya es hora de poner en marcha una iniciativa por el No pago de la deuda de manera independiente de todo sector patronal.


[1] La Nación 23-03-10

[2] La Nación, 19-03-10

[3] La Nación, 28-03-10.

[4] Está claro que esto no debería ser así: es un factor de “atraso” en su conciencia. Las masas trabajadoras deberían interesarse por todos los problemas de la sociedad. Pero esto depende de un conjunto de factores, entre otros no sólo la acción de las corrientes revolucionarias (aunque ésta es imprescindible), sino también –y en primer lugar– del desarrollo de la crisis política más agudamente y de la dinámica más general de la lucha entre las clases.