Socialismo o Barbarie, periódico Nº 172, 18/03/10
 

 

 

 

 

 

Francia: elecciones regionales

Derrota del gobierno y la derecha

Por Ramate Keita
Corresponsal en Francia de Socialismo o Barbarie, 16/03/10

París.- El domingo pasado 14 de marzo se realizaron las elecciones regionales. El Partido Socialista salió victorioso con el 29% de los votos. El gobierno derechista de Sarkozy fue el gran derrotado, su partido la UMP bajó al 26%. Además la suma de votos de los diversos grupos de izquierda y verdes es claramente mayor al de la derecha y extrema derecha juntas.

Estamos de acuerdo con las apreciaciones de Yvan Zimmermann –un candidato obrero del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) en Lorena–: “La política de Sarkozy es rechazada a tal grado que el gobierno se ha convertido en una minoría en el país y hoy representa sólo a una pequeña fracción de la población.”

El otro dato significativo es que hubo un enorme porcentaje de abstención, 57,63%, cifra récord para este tipo de elección. En las regionales de 1998 la abstención había sido del 42% y en el 2004 del 39,16%.

Sarkozy, que iba a ser el “presidente de la ruptura”, el que exigió “trabajar más para ganar más”, que fue calificado como el “nuevo De Gaulle o incluso el “nuevo Napoleón”, está de capa caída. Hasta muchos electores de derecha se sienten traicionados por el que prometía un “gran cambio”: el incansable y nervioso Sarkozy.

Viendo venir el desastre electoral, decidió lanzarse él mismo a la campaña. Convirtió entonces a las elecciones regionales en un plebiscito sobre su propia gestión. Es, por lo tanto, no sólo una derrota política de primera magnitud sino también su derrota personal.

Para ganarse los votos de la extrema derecha. Sarko había inventado el engendro xenófobo del “Ministerio de la Identidad Nacional”, las campañas contra los musulmanes y los negros, la persecución de los trabajadores ilegales, las declaraciones públicas racistas de varios de sus ministros. Pero esos electores decidieron votar por el original, el fascista Le Pen, y no por la copia sarkoziana. Así, la extrema derecha sacó más del 10 % de los votos, y hasta el 15% en una región, progresando con respecto a las pasadas elecciones.

El PS obtuvo un éxito, pero muy relativo. La tasa históricamente alta de abstención limita su victoria. El éxito del PS no representa un decidido apoyo de los votantes a su política, sino que es el efecto mecánico del rechazo hacia  Sarkozy. Es resultado de un “voto castigo” al gobierno, más que de algún entusiasmo por el PS, que es simplemente la versión socialdemócrata de la política neoliberal que exigen el capital financiero y la gran patronal francesa.

El “voto útil” al PS para “castigar” a Sarko también afectó a listas a su “izquierda” (como Europa Ecología, que bajó del 16% al 12%) y al Front de Gauche (PCF + PdG), que logró menos del 6%.

La fenomenal abstención es el otro dato de capital importancia. Por su misma naturaleza, el sentido político de la abstención siempre se presta a discusiones. La gente puede no ir a votar por muy diversos motivos. La franja “abstencionista” suele ser entonces muy heterogénea.

Pero nuestra opinión es que ahora su notable aumento –del 39,16% a casi el 54%– refleja el rechazo popular de los barrios, las fábricas y los jóvenes hacia Sarko pero también al PS y su política de sostener la derecha y el MEDEF (central patronal), y asimismo que no ven alternativas en las corrientes que se presentan “a la izquierda” de los social-liberales del PS. ¡Esto se palpa en muchos activistas obreros, en los liceístas, en los barrios!

Esos trabajadores y jóvenes no son indiferentes ni están enojados con la “política” en general, como afirma tendenciosamente Le Monde (16/03/10). Si están enojados es con la “izquierda” tradicional, en la que no ven mayores diferencias con la derecha. Este desencanto con las elecciones no implica una “despolitización” de indiferentes a los que nada les importa. La gran mayoría de las mismas personas que participan activamente en muchas luchas actuales contra los despidos, por los salarios y por la defensa de las jubilaciones, no fueron a votar. Ellos piensan que luchando en sus fábricas, oficinas, hospitales y barrios tienen más probabilidades de lograr algo, que ir a votar por candidatos que les son ajenos.

Esto también castiga electoralmente a lo que en Francia se llama la “extrema izquierda”, que principalmente se compone de corrientes de origen trotskista. En las regiones donde se presentó solo, el NPA obtuvo más o menos la misma cantidad de votos que hace 6 años. En 2004 hubo una lista común de la LCR (actual NPA) y Lutte Ouvrière que logró más del 4%. Ahora el NPA obtuvo el 3,3 % y LO un poco más del 1%.

Por un lado, esto refleja un hecho objetivo: hay descontento, hay luchas, pero no todavía un gran ascenso que genere una radicalización de las masas. Pero, por otro lado, refleja el desastre de la política de esas corrientes, en primer lugar del NPA. Dedicado al electoralismo más desenfrenado y sin principios, tratando de hacer alianzas con cuanto personaje estuviese a su derecha, volviendo la espalda a las luchas, haciendo un “pacto de no agresión” con los más podridos burócratas sindicales como Thibault (secretario general de la CGT), ¿por qué entonces la vanguardia obrera y los sectores juveniles que están en lucha, habrían de votar al NPA?