Socialismo o Barbarie, periódico Nº 170, 18/02/10
 

 

 

 

 

 

Llamado de la agrupación ¡Ya Basta! a la juventud latinoamericana

20.000 marines nos son ayuda humanitaria

Fuera las tropas yanquis de Haití

Retiro inmediato de las fuerzas de la MINUSTAH

Agrupación Juvenil ¡Ya Basta!
Nuevo MAS e Independientes, 16/02/10

El pasado 12 de enero ocurrió un terrible terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter que desoló a la Republica de Haití, destruyendo la ya frágil infraestructura del país caribeño. Se calculan más de 200 mil muertos, varias decenas de miles de heridos y unas 2 millones de personas perdieron sus viviendas y carecen de atención médica, de alimentos y de agua. La catástrofe humanitaria recién está dando sus primeros pasos, se teme que en los próximos días se desaten epidemias que elevarian el número de víctimas.

Denunciamos que la naturaleza sólo ha sido la catalizadora de un desastre que no encuentra sus causas en las profundidades de las placas tectónicas, sino en los siglos de explotación y opresión por parte del imperialismo sobre la nación haitiana. Expoliación que dejó a un heroico pueblo, que supo ser la avanzada de la independencia latinoamericana, en la mayor de las fragilidades y desamparo. Que hoy, una vez más, está pagando con la vida de sus hijos.

Denunciamos que el imperialismo yanqui está aprovechando la desgracia del pueblo haitiano para desarrollar una invasión enmascarada por los discursos de “ayuda humanitaria”, con la complicidad de la ONU, la OEA y el silencio cómplice de los gobiernos latinoamericanos.

Alzamos nuestra voz para alertar que tras esta mascarada se esconde una avanzada del imperialismo yanqui que tiene como objetivo reforzar las cadenas que sujetan a la población de Haití y profundizar su control sobre Latinoamérica.

Haití: 200 años de expoliación colonial e imperialista

No es lástima lo que merece este pueblo heroico, que se organizó para expulsar a los colonos franceses, logró la abolición de la esclavitud, llevó adelante una revolución política y social que hizo temblar de miedo a Europa y a las oligarquías criollas, y en 1804 se liberó del yugo esclavista, racista y colonial derrotando a las fuerzas de Napoleón, convirtiéndose en la primer república negra del mundo y la primer nación independiente en toda América Latina.

El desastre humanitario que vive en estos momento Haití sólo puede comprenderse partiendo de la historia de devastación imperialista, que ha generado durante siglos la destrucción de la economía haitiana, el desastre social y cultural de un pueblo sumergido en la pobreza a fuerza de saqueos, atropellos y asesinatos. Haití era, ya antes del terremoto, uno de los países más pobres con un 80% de su población sumergida en la pobreza, con el 75% de la gente sin acceso al agua potable. ¿Cómo comprender, sino es por la política imperialista hacia la isla, que el 49% de los niños haitianos no tenía acceso a la escuela cuando aún el sismo no las había borrado del mapa?

Inmediatamente después de la revolución antiesclavista haitiana, Francia le impuso una indemnización por lo que actualmente equivaldría a 21.000 millones de dólares en resarcimiento por la pérdida de su colonia, condenando así a la naciente nación a la dependencia económica eterna. Y desde entonces la política del imperialismo ha sido saquear al país y someter a su pueblo a las peores condiciones de barbarie por medio de las dictaduras más brutales, o con su arma preferida: las invasiones.

A partir del siglo XX EEUU tomó la posta dejada por la decadente Francia. Éste inicio su saga de atropellos en 1915 con su primera invasión que se prolongó durante 19 años, y se repitieron en 1994, 2004.

Pero entre ocupación y ocupación, EEUU sostuvo su dominio por medio de un sinnúmero de gobiernos dictatoriales a su servicio, llegando al récord de 160 golpes de estados en la nación caribeña. En 1957 se instauró durante 30 años la sangrienta dictadura de la dinastía de los Duvalier, que sería finalmente derrotada en 1986 por una rebelión popular. Pero antes de que esto ocurriera, Papa Doc y Baby Doc descuartizaron la economía haitiana gobernando mediante asesinatos y represión; originaron el 40% de la deuda externa del pequeño país; privatizaron las compañías del Estado incluyendo bancos, molinos, fábricas, la compañía estatal de teléfono y un largo etcétera, todo en beneficio de los gobiernos yanquis y las empresas multinacionales. La dinastía asesina Duvalier destruyó la economía agrícola abriéndole el mercado alimenticio a EEUU de par en par. Esto produjo una emigración campesina masiva hacia Puerto Príncipe  en búsqueda de trabajo, donde prontamente la desocupación los llevó a asentarse en las colinas de la capital haitiana creando las chabolas, esas precarias chozas que no lograron resistir el sismo del 12 de enero pasado.

¡Así es como los capitalistas e imperialistas fueron construyendo la arquitectura del desastre! De un país en ruinas, frágil y vulnerable como la chozas de las colinas de Cité Soleil en Puerto Príncipe. Porque con construcciones antisísmicas no hay miles de muertos, así quedó demostrado en Petión Ville, el barrio más rico de la capital haitiana, donde los empresarios y sus familias no sufrieron ni un rasguño.

Y  si aún cabe la pregunta… ¿es de esperar que el gobierno yanqui y demás países imperialistas ayuden a Haití? ¿Cómo esperar ayuda de un país que en 1991 derrocó a Arístide, primer presidente electo, por haber propuesto aumentar el salario a 3 dólares diarios presionado por los trabajadores de las maquilas? Las empresas multinacionales norteamericanas pusieron el grito en el cielo y el gobierno yanqui salió inmediatamente en su defensa financiando el golpe de Estado que sacó a Arístide del gobierno y asesinó a cientos de trabajadores y dio pie a la ocupación de 1994.

Y nuevamente en 2004 EEUU, junto a Canadá y Francia invadió una vez más Haití. Así desde el 2004 se ha orquestado una ocupación a través de la ONU con la excusa de establecer en Haití una “misión de estabilización”  conocida como MINUSTAH.

Pero demasiado desprestigio internacional pesaba ya sobre Estados Unidos que además necesitaba tropas disponibles para invadir Iraq y Afganistán. La ONU resolvió que la sucia tarea sería comandada por Brasil junto a tropas de los gobiernos “progresistas” de Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay y Ecuador. Las tropas latinoamericanas de la MINUSTAH han cumplido con las expectativas de la ONU y los intereses de las empresas super explotadoras, reprimiendo durante el 2007, 2008 y 2009 las protestas que se han generado por parte de los trabajadores y estudiantes  en reclamo por aumento salarial y contra la ocupación. El saldo de las represiones se escriben al igual que MINUSTAH, con sangre: cientos de heridos y decenas de muertos.

¿Qué tipo de ayuda representa la resolución de la ONU de aumentar tras el terremoto el contingente militar de la MINUSTAH a 9.000 militares y 3.800 policías? ¿Qué tipo de garantía de los derechos humanos son los Cascos azules que violan a mujeres y niñas? ¿Qué tipo de ayuda humanitaria son 20.000 marines de Obama en Haití? ¡Ninguna ayuda se puede esperar de los países imperialistas y sus organismos internacionales artífices del desastre!

El terremoto ha dejado en evidencia nuevamente el coraje y la valentía de este pueblo mayoritariamente negro, que aún en uno de los capítulos más tristes de su historia, muestra su solidaridad y grandeza en las condiciones más adversas e inhumanas.

La catástrofe en Haití se llama, hace 206 años: imperialismo.

La invasión yanqui obstaculiza la ayuda humanitaria

Pero el imperialismo no deja de estrujar a Haití, utilizando la catástrofe humanitaria para implementar una invasión en regla sobre la asolada isla. Barack Obama, por medio de un llamado telefónico, le comunicó al presidente René Preval que la IV Flota ya estaba rumbo hacia Haití para tomar control de la situación. En 10 días llegaron un portaviones, un convoy de buques de guerra, 33 aviones y un total de 20.000 marines de infantería que tomaron control de los barrios pobres y de todas las instalaciones del país. El Estado y el gobierno haitiano han sido usurpados, una vez más, por el poder colonial yanqui. Las tropas de ocupación imperialistas tomaron por asalto el aeropuerto, todas las terminales portuarias, se han hecho cargo del control de las fronteras, han implementado un cerco naval a la isla y como gesto simbólico se han instalado en la Casa de Gobierno en Puerto Príncipe.

Desde la Casa Blanca se trata de vender que los marines van con la finalidad de garantizar que la ayuda humanitaria pueda ser distribuida, pero la población azorada ve, en medio de su sufrimiento, que los que llegan no son médicos, enfermeros, cirujanos, ingenieros o socorristas que portan medicinas, agua y comida. Son batallones pertrechados hasta los dientes de fusiles y granadas con la función de mantener el orden imperialista en medio del infierno. Las mismas organizaciones de ayuda humanitaria denuncian que la ocupación militar lejos de ser una ayuda es un verdadero escollo para su labor. Desde el momento que EEUU tomó control del aeropuerto como base aérea propia, dificultó sistemáticamente el arribo de los aviones ajenos a las fuerzas armadas yanquis, lo que ocasionó que cientos de toneladas de alimentos, medicinas o insumos indispensables no pudiesen llegar al país. Los médicos denuncian que los marines no les permiten circular libremente por las calles y trasladar a los heridos, lo que está causando que se sumen cientos de muertes y mutilados a la lista de la catástrofe.

Las dimensiones del desastre hacen que toda ayuda sea necesaria y bienvenida, pero hay que ser claros, ¡20.000 marines no es ayuda humanitaria!, es una nueva acción de política colonial del imperialismo yanqui. La hipocresía de Obama no tiene límites, mientras despliega un gasto multimillonario en tropas y pertrechos militares de ocupación, se niega a atender en los hospitales dentro de EEUU a los heridos de urgencia con el argumento de que: “no saben quién va a pagar las cuentas de la atención médica”. Mientras los médicos clamaban por la imperiosa urgencia de traslado de miles de heridos en estado crítico, el portavoz del Comando de Transporte de EEUU declaró que los “heridos deberán quedarse en Haití”.

Se necesitarán  20 mil  millones de dólares para reconstruir de la devastación del terremoto a Haití. Mientras tanto en  EEUU se acaba de votar el presupuesto militar para el 2010 de 636 mil millones de dólares. Esta cifra escalofriante nos da la pauta de que se gastarán por mes 53 mil millones de dólares en invasiones… lo suficiente para reconstruir Haití dos veces por mes.

Pero la acción imperialista no sólo es un obstáculo en la atención a las víctimas, es un repugnante crimen que lesiona la condición humana. Al amparo de las tropas de ocupación se ha desarrollado y multiplicado toda una red de tráfico, robo y apropiación de niños. En la primera semana posterior al terremoto partieron vuelos hacia Holanda, Francia y EEUU con 109, 53 y 120 niños supuestamente huérfanos, para ser adoptados. El escándalo salió a la luz cuando fueron detenidos en la frontera con República Dominicana 10 ciudadanos norteamericanos que trasladaban 33 niños sin papeles que habían sido robados de sus familias con destino final en EEUU.

Una afrenta contra el pueblo de Haití

Una amenaza contra Latinoamérica

La ocupación militar yanqui, cuyos objetivos bien lejos de los discursos de ayuda humanitaria, cumple el doble objetivo de mantener a raya a la población hastiada y desesperada, para evitar que se desate una rebelión que barra con un régimen colonial que devela su peor rostro a la luz de la catástrofe natural; al tiempo que es un paso más de la estrategia de avanzada yanqui sobre el conjunto de América Latina. Esta avanzada se suma a la reactivación de la IV Flota, la instalación de 7 bases militares en territorio colombiano, el golpe militar en Honduras y ahora pega un salto con la invasión en Haití.

EEUU no fijó sus ojos en Haití al día siguiente del terremoto, el capitalismo yanqui considera desde su consolidación como nación imperialista, a los trabajadores haitianos, sus territorios y sus riquezas naturales, como de su exclusiva propiedad y para servicio y usufructo propio. Haití no es un territorio pobre, en su historia ha sido la más importante y más rica colonia francesa durante el siglo XVIII, principal productora de azúcar, el oro blanco que enriquecía las metrópolis a costa del sufrimiento de los esclavos negros. En sus subsuelos hay reservas de petróleo y uranio que los EEUU la cuentan como de su reserva estratégica; pero además es fuente de una riqueza que el imperialismo no ha dejado de explotar ni un solo día desde hace siglos: fuerza, energía, brazos, nervios y cerebro de trabajadores que las empresas capitalistas exprimen a más no poder bajo el régimen de maquilas por salarios miserables. No es casualidad que mientras el Cité Soleil sigue bajo los escombros, sin agua ni energía eléctrica, las maquilas textiles y electrónicas, bajo la vigilancia de las tropas de ocupación, a pocos días ya estén nuevamente en funcionamiento extenuando a los hambrientos trabajadores al tiempo que rinden tributo a las casas matrices yanquis.

Pero al mismo tiempo la ocupación de Haití hace parte de una avanzada del imperialismo norteamericano que amenaza a Latinoamérica en su conjunto. EEUU ha utilizado de manera repugnante el sufrimiento del pueblo haitiano para justificar su despliegue militar en la región. Es que al comienzo del siglo XXI, al calor del empantanamiento de su aventura colonial en Medio Oriente, y del ciclo de rebeliones que protagonizaron varios pueblos en Latinoamérica cuestionando en las calles al capitalismo neoliberal, e imponiendo de esta manera relaciones de fuerzas más favorables para la lucha antiimperialista, EEUU perdió influencia sobre la región que considera su patio trasero.

La permanencia de las tropas yanquis en Haití, utilizando a este país como “portaaviones insumergible”, es por un lado un ataque a los elementales derechos del pueblo haitiano, al tiempo que es una amenaza en ciernes contra todos los países de América Latina y el Caribe. Esto hace a un plan estratégico del gobierno de Obama de “asegurar la supremacía norteamericana en el siglo XXI”, plan al que se le agrega la instalación de bases militares en Colombia, que se suman a las ya existentes en El Salvador, Honduras, Costa Rica, Perú, Paraguay, Cuba y Puerto Rico, y el apoyo renovado a los empresarios y militares golpistas como en junio pasado en Honduras.

Pongamos en pie una gran movilización latinoamericana antiimperialista contra la ocupación y de solidaridad con el pueblo de Haití

Los jóvenes estudiantes y trabajadores no nos quedaremos impávidos frente a semejante barbarie capitalista, ni a la amenaza del imperialismo yanqui. Denunciamos los discursos racistas que presentan al pueblo de Haití como “genéticamente” bárbaro y atrasado que no puede organizarse ni gobernarse por sí mismo, al cual los marines vienen a salvar cumpliendo una misión humanitaria y civilizadora. Reivindicamos a este pueblo que es la heroica víctima de siglos de opresión imperialista que lo explotó y desoló dejándolo inerme frente a los avatares de la naturaleza. Los marines yanquis, lejos de revertir esto, están para asegurar y consolidar las cadenas que ellos han forjado durante años. Por esto declaramos que una de las más importantes tareas de ayuda humanitaria con el pueblo haitiano que tenemos por delante los jóvenes, estudiantes y trabajadores latinoamericanos, es salir a luchar contra la invasión imperialista y por el retiro inmediato de las fuerzas de ocupación yanquis. Denunciamos a la MINUSTAH como personal auxiliar del imperialismo en territorio haitiano y responsable de realizar el trabajo sucio desde 2004 hasta la fecha, y exigimos a los gobiernos latinoamericanos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay, el retiro inmediato de sus tropas.

Desde esta declaración hacemos un llamamos a todos los jóvenes y luchadores antiimperialistas, anticapitalistas y socialistas de Latinoamérica a poner en pie, desde nuestras organizaciones, sindicales, sociales, culturales y políticas, una campaña unitaria de solidaridad con el pueblo de Haití y contra la ocupación y amenaza imperialista.

• Fuera las tropas yanquis de Haití!

• Retiro inmediato de la MINUSTAH!

• 20.000 marines no son ayuda humanitaria!

• Coordinemos la solidaridad con el pueblo de Haití!