Socialismo o Barbarie, periódico Nº 169, 04/02/10
 

 

 

 

 

 

Tareas y sujetos del proceso revolucionario

Reforma burguesa o revolución socialista

Por Carlos Amaya

La profundidad política del proceso de la lucha de clases en Honduras, el choque de las fuerzas sociales, la situación actual con la instalación del gobierno de Porfirio Lobo y la existencia de un Frente Nacional de la Resistencia que aglutina a los trabajadores, sectores medios y la población más pobre, hace indispensable trazar claramente los objetivos estratégicos que las masas hondureñas pondrán en el horizonte político y social. Para saber por dónde seguir caminando hay que saber hacia dónde se quiere llegar. El presente artículo de Carlos Amaya plantea un debate fundamental para los jóvenes trabajadores y estudiantes que han sido protagonistas en la lucha contra el régimen de Micheletti y también para los luchadores que en Latinoamérica enfrentan la explotación y el ataque del capitalismo.

El golpe de Estado ha puesto en evidencia la bancarrota del capitalismo hondureño. La burguesía aliada con el imperialismo ha llevado el país al colapso económico, político y social convirtiéndose en un obstáculo absoluto para garantizar el nivel de vida de la población, preocupada únicamente por SU ganancia lograda mediante la rapiña y el saqueo de los recursos naturales del país y el trabajo colectivo del pueblo.

Con el golpe hay dos conclusiones fundamentales que debemos sacar:

1. La burguesía oligárquica no está dispuesta a tolerar la más mínima reforma a su orden político social, que defiende con las armas en la mano asesinando al pueblo.

2. La burguesía llamada “reformista” es incapaz de impulsar y defender sus tímidas reformas y llevarlas hasta el final.

Como ha quedado demostrado en la lucha de la Resistencia, la tarea de impulsar las reformas democráticas (aún en el terreno burgués como es la Constituyente) y de resolver las numerosas demandas vitales del pueblo (expresadas en el programa de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, los 12 puntos) ha quedado en manos del pueblo explotado: los trabajadores, campesinos, pobladores de los barrios populares, la llamada clase media y otros sectores minoritarios oprimidos y explotados por la burguesía (resaltando al interior de estos sectores la juventud y la mujer).

Siendo el sujeto social de este proceso de lucha por cambios fundamentales en el país, el pueblo explotado sólo podrá avanzar y llegar al triunfo, si se convierte en sujeto político, en otras palabras, si deja de ser furgón de cola de la burguesía —tanto oligárquica como reformista— definiendo su propio programa y sus propios métodos de lucha.

Es tarea de quienes nos reclamamos marxistas avanzar en clarificar este carácter del proceso revolucionario hondureño, en particular el rol estrictamente coyuntural que juega un sector del Partido Liberal (llámese melista, morazanista, de la Resistencia o liberal socialista) y la necesidad absoluta de construir una dirección revolucionaria que retome las tradiciones y modalidades propias de la lucha de clases hondureña, en particular el rol irremplazable de la clase obrera con sus propias organizaciones, objetivos y métodos de lucha.

Sin la incorporación decidida del proletariado a la cabeza del actual proceso, la Resistencia será incapaz de resolver la contradicción del actual proceso revolucionario: reforma burguesa o revolución socialista.