Socialismo o Barbarie, periódico Nº 168, 22/01/10
 

 

 

 

 

 

Costa Rica: movimiento obrero

¿Qué es y a quiénes defiende el solidarismo?

Por Víctor Artavia, Prensa Socialista 96

Una de las más singulares invenciones políticas de la burguesía costarricense es el pensamiento solidarista, doctrina que con el transcurrir de los años se ha convertido en uno de los más eficaces dispositivos patronales para combatir al sindicalismo en la empresa privada. Tal ha sido su éxito en esta materia, que la “filosofía solidarista” se ha extendido por varios países de América Latina –El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Colombia y Venezuela–.

Sus orígenes se remontan a la década de los años cuarenta, cuando el país estaba inmerso en una fuerte polarización política debido al importante avance del movimiento obrero, que a pesar de su corta trayectoria ya había logrado importantes conquistas políticas y contaba con una tradición política propia –recordemos la lucha por la jornada de ocho horas, la fundación del Partido Comunista en 1931 y la gran huelga bananera de 1934–.

Ante esto, sectores de la burguesía costarricense optaron por impulsar el solidarismo como una forma de contención ante los avances del movimiento obrero, evitando por medio de las prebendas económicas la formación de sindicatos en sus empresas. Este modelo solidarista se extendería luego de la Guerra Civil de 1948, puesto que el ideólogo del solidarismo, Alberto Martén, fue un importante comandante del ejército figuerista, ocupó el cargo de ministro de Economía y Hacienda de la Junta Fundadora y redactó el decreto de nacionalización de la banca.

Debido a su carácter reaccionario y pro-patronal, el solidarismo ha contado con el apoyo incondicional de los diferentes gobiernos y de los empresarios nacionales y extranjeros, motivo por el cual hoy en día se cuentan alrededor de 677 asociaciones solidaristas agrupadas en dos grandes centrales: Movimiento Solidarista Costarricense y la Escuela Social Juan XXIII.

Por este motivo, queremos aprovechar las páginas de Prensa Socialista y su sección Mundo Obrero para explicarle a nuestras y nuestros lectores –especialmente a quienes laboran en las zonas francas– la verdadera naturaleza del solidarismo y el por qué no representa los intereses de las y los trabajadores.

Desde nuestra perspectiva esta discusión revierte una gran importancia estratégica, debido a que cualquier intento por impulsar la organización política y sindical de la clase obrera industrial costarricense pasa por librar un enfrentamiento político con el denominado “movimiento solidarista”.

El solidarismo y las prebendas económicas

Cuando a un trabajador/trabajadora se le pregunta ¿qué es el solidarismo?, muy posiblemente la primera respuesta que se le viene a la mente sea “un buen negocio”. Y en alguna medida esto no deja de ser cierto, puesto que todo el sustento material del solidarismo radica en otorgar prebendas económicas a sus afiliados/afiliadas en aras de impedir la organización sindical dentro de la empresa.

Las bases económicas del solidarismo costarricense fueron esbozadas a finales de la década de los cuarenta en el “Plan Martén”, según el cual era necesario materializar el principio de solidaridad dentro de las empresas fomentando la “capitalización universal” a través de un Fondo de Ahorro conjunto entre las y los trabajadores y el patrono, cuyos dividendos económicos estarían en beneficio de las y los primeros.

En la actualidad este Fondo de Ahorro es administrado por cada asociación solidarista y se nutre principalmente de dos fuentes: a) una deducción mensual de entre un 3% ó 5% del salario de cada trabajador/trabajadora, y b) un “aporte” patronal al ahorro, que en realidad consiste en un adelanto mensual del derecho de cesantía de cada trabajador/trabajadora, cuyo monto es previamente convenido entre la asociación y la gerencia de la empresa [1].

De esta forma las asociaciones solidaristas se han transformado en pequeñas entidades financieras, que además de distribuir ganancias a sus afiliados al final de cada año, también garantizan la entrega del ahorro personal acumulado al trabajador/trabajadora cuando se retira de la empresa por cualquier motivo –despido justificado o injustificado, renuncia, etc.–. Pero con el paso de los años y el crecimiento económico del movimiento solidarista, las asociaciones han diversificado sus funciones, llegando en algunos casos a constituirse en importantes entidades acreedoras.

Para ilustrar el poderío económico que ha desarrollado el solidarismo en Costa Rica veamos dos casos. Según el Estudio del Sector Solidarista en Costa Rica del 2005, las asociaciones solidaristas entregaron un 11% del crédito nacional en ese año, cuyo destino fue esencialmente para el pago de hipotecas, estudios o servicios de salud. Junto con esto, según los datos más recientes los activos económicos del solidarismo rondan los 2 billones de dólares, monto que representa un 12% del PIB de Costa Rica [2].

Indudablemente este poderío económico –además del impulso dado por las patronales– ha posibilitado el que las asociaciones solidaristas reúnan en sus filas a cerca de 425 mil trabajadores/trabajadoras, fundamentalmente en la empresa privada [3]. Y es que su sistema de prebendas y beneficios materiales abarca una amplia gama de servicios. Al respecto, resulta interesante la imagen del solidarismo que detalla un artículo de reciente aparición en el diario La Nación, en el cual se destacaba la vigencia e importancia del movimiento solidarista en los siguientes términos: “Cada vez que un niño aprenda a nadar y a sumergirse en la piscina de un centro vacacional solidarista... Cada vez que la cesantía se convierta en una prima de antigüedad y en un derecho adquirido... Cada vez que un trabajador perciba excedentes anuales superiores al aguinaldo. Cada vez que un solidarista reciba por su condición de tal, un préstamo para construir o arreglar su vivienda con un crédito blando…Cada vez que un trabajador consiga un descuento importante para realizar estudios universitarios o de otra naturaleza, por gestión de su organización social. Cada vez que una entidad solidarista coad-yuve para que un trabajador adquiera, constituya o consolide una pequeña empresa…” [4]

Pero esto nos lleva a nuestro siguiente punto que consiste en demostrar cómo estas prebendas económicas que otorga el solidarismo no son para nada gratis, y a la larga, su resultado es contribuir en el desmejoramiento de las condiciones de existencia de la clase trabajadora en su conjunto, al funcionar como un obstáculo para la organización política y sindical de las y los trabajadores.

Fundamentos políticos del solidarismo

Como indicamos al inicio de esta nota, el solidarismo desempeña un papel fundamental como un dispositivo de la patronal para evitar la organización sindical en la empresa privada. Y es que las prebendas económicas que otorgan las asociaciones solidaristas están condicionadas a que las y los trabajadores se sometan dócilmente al mandato de su patrón.

Lo anterior queda totalmente al descubierto cuando se analizan sus postulados políticos. Según la información brindada en la página web del Movimiento Solidarista Costarricense, su pensamiento se caracteriza por sostener una filosofía "contraria a la lucha de clases. Considera que debe unirse el capital y el trabajo, el patrono y el trabajador, para juntos incrementar la producción y mejorar las condiciones socioeconómicas de los trabajadores.”, y líneas más adelante señala que “Se propone unir sólida y fraternalmente a patronos y trabajadores para que ayudándose mutuamente logren un mayor bienestar al obtener una elevada producción y un equitativo reparto. Se propone también, cooperar en el mejoramiento de las relaciones para que más fuertemente pueda hacer frente a las doctrinas que incitan al odio, la lucha de clases y que conducen a la servidumbre; para que comprendan que en la defensa de la empresa, defienden sus propios intereses...” [5]

Ambas citas no dejan lugar a dudas sobre el carácter político pro burgués del solidarismo, el cual tiene como finalidad primordial garantizar que bajo ninguna circunstancia la clase trabajadora se organice de manera independiente y luche por sus derechos y reivindicaciones; el solidarismo no se posiciona como un movimiento imparcial ante la lucha de clases, por el contrario asume como una tarea política el combatir todo intento de violentar la “armonía” entre los patronos y la clase trabajadora.

Otra muestra del papel anti-sindical que desempeñan las asociaciones solidaristas lo podemos encontrar en los estatutos del Movimiento Solidarista, concretamente en el art. VI de los mismos, donde se indica que “La Junta Directiva, por voto no menor de los dos tercios de su quórum, podrá excluir o expulsar de la Asociación, a los asociados que violen los principios solidaristas, su ley y reglamento, los presentes estatutos, las resoluciones y reglamentos dictados por los órganos de la Asociación dentro del límite de sus atribuciones, así como el compromiso de ética solidarista que haya aprobado la Junta Directiva...” [6] Nótese bien: los estatutos del solidarismo señalan claramente que todo trabajador/trabajadora que opte por violentar la unión “fraterna” con los patronos –entiéndase ejercer su derecho a huelga y a formar sindicatos en la empresa– puede ser expulsado/expulsada de la asociación solidarista y no gozar de los beneficios económicos que ésta ofrece. El chantaje solidarista no puede ser más claro!!!

Pero quizás la mejor manera de comprender el carácter pro-patronal del solidarismo sea analizando el papel desempeñado por las asociaciones solidaristas ante un problema muy cotidiano para la clase obrera costarricense de la empresa privada durante el último año y medio: el desempleo y la flexibilización laboral.

Fruto de la crisis económica mundial y sus repercusiones en el país, entre octubre del 2008 y octubre del 2009 se produjeron 7.600 despidos mensuales en el sector industrial y otros 12 mil despidos mensuales en la construcción [7]. Frente a esta difícil situación que afectó a miles de trabajadores/trabajadoras ¿qué hizo el movimiento solidarista en defensa de sus afiliados para evitar que la crisis capitalista la pagara la clase trabajadora? Respuesta: absolutamente nada. El solidarismo sólo se limitó a entregar los ahorros personales a cada afiliado que perdía su puesto de trabajo –cuya efectividad se puede comparar con la de un medicamento paliativo para un enfermo terminal– y ¡entregó préstamos para evitar la quiebra de sus patronos! [8]

Igual ha sido la actitud del solidarismo ante la ilegal flexibilización laboral que muchas empresas están aplicando para reducir sus gastos –como por ejemplo la reducción de la jornada laboral para “evitar” despidos–, ante lo cual el solidarismo no ha hecho ni un pequeño comentario al respecto.

Prebendas económicas versus organización independiente de las y los trabajadores

La esencia política del solidarismo consiste en impedir la organización política-sindical de la clase trabajadora. Para ello se apoya en su sistema de prebendas económicas y su filosofía pro-patronal, mediante la cual distorsiona la conciencia de clase de las y los trabajadores, a quienes les induce a pensar que sus intereses sociales son los mismos que los de sus patronos.

Pero la reciente crisis capitalista y la ola de despidos que ésta desató –incluido nuestro propio país– han puesto en evidencia para el conjunto de la clase trabajadora que sus intereses son totalmente antagónicos a los de la burguesía. Y de igual manera, ha dejado al descubierto que el “movimiento solidarista” no ha movido un solo dedo en defensa de los puestos de trabajo y las condiciones laborales de quienes dice representar.

Frente a esto, desde nuestra organización consideramos que es necesario avanzar en la organización de la clase obrera industrial, tanto en el plano gremial por medio de la creación de sindicatos democráticos e independientes de la patronal en las fábricas, pero también en la construcción de un instrumento político clasista-socialista de la clase trabajadora, es decir, un verdadero partido de la clase trabajadora.

¡Por la organización política y sindical independiente de la clase trabajadora!


Notas:

1) Esto es importante de resaltar: el aporte patronal no es una donación o regalo de la empresa a las y los trabajadores, tal y como suelen pregonar los escribas de la burguesía en La Nación y otros medios de prensa burgueses para embellecer políticamente al solidarismo.

2) Solidaristas reciben 230.000 millones en excedentes. La Nación, pág. 20A, 11/01/10.

3) Según los datos brindados en el Estudio del Sector Solidarista en Costa Rica del 2005, un 94% de las asociaciones solidaristas se ubican en el sector privado, contra sólo un 6% en el sector público.

4) En memoria de Don Alberto Martén. La Nación, Jueves 7 de enero de 2010. Ver www.nación.com

5) Historia del Solidarismo en Costa Rica. Ver www.solidarismo.com/pg_movimiento_historia.htm. La negrita es nuestra.

6) Estatutos del Movimiento Solidarista, cap. IV artículo VI, ver www.solidarismo.com/pg_leyes_estatus.htm

7) Para mayor información ver el artículo: ¿Cuáles son las perspectivas económicas de Costa Rica en el año 2010? publicado en esta misma edición de Prensa Socialista.

8) “El presidente del Movimiento Solidarista…confirmó que las asociaciones solidaristas les ofrecieron la liquidez necesaria a sus empresas madre para afrontar las restricciones de crédito que produjeron el año pasado…uno de los casos fue la asociación solidarista del Grupo Saba…El préstamo dado al Grupo Saba por su asociación solidarista fue de 60 millones y ofreció una tasa de interés inferior a las del mercados financiero tradicional…”. Ver Solidaristas reciben 230.000 millones en excedentes. La Nación, pág. 20A, 11/01/10.