Socialismo o Barbarie, periódico Nº 166, 17/12/09
 

 

 

 

 

 

Cumbre Climática de Copenhague

El capitalismo y sus gobiernos no pueden
solucionar el desastre

Por Claudio Testa

Al escribir este artículo la Cumbre Climática de Copenhague estaba en terapia intensiva y con pronóstico reservado. El diario Le Monde del lunes 14, informaba que las delegaciones se tomarían “una semana para remontar las divergencias”. Y se esperaba la llegada de “más de 110 jefes de estado para proseguir las negociaciones hasta el viernes”. (Le Monde, cit.)

¿Por qué se pelean y no pueden ponerse acuerdo los “salvadores del planeta” reunidos en Dinamarca?

“A pesar de la distribución el 11 de diciembre, a las delegaciones presentes, de un texto de síntesis de siete páginas, el desacuerdo persiste entre los países industrializados y los países ‘en desarrollo’. Este ‘compromiso’ tiene la finalidad de limitar el alza de la temperatura del planeta entre 1,5 Cº y 2 Cº (la cifra definitiva está a definir) y para eso, como medio principal, plantea la reducción de las emisiones de CO2 [anhídrido carbónico] que producen el ‘efecto invernadero’. Pero subsiste un escollo: ¿cómo se repartirán los esfuerzos?” (Le Monde, cit.) ¿O sea, quién se hará cargo de los costos de este desastre?

Hay que aclarar que este “texto de síntesis”, con el que se esperaba lograr un consenso, está a años luz de enfrentar en serio y de conjunto al complejo proceso de degradación del medio ambiente que amenaza a mediano plazo la supervivencia de la humanidad: un proceso que no se reduce sólo al “efecto invernadero” por obra del exceso de CO2 y otros gases contaminantes.

Como su predecesor, el “Protocolo de Kyoto” de 1997, el proyecto en danza en Copenhague se limita a tratar de reducir un cierto porcentaje de esas emisiones, lo que es casi como recetar una aspirina para enfrentar un cáncer. Además, está el precedente de que el tratado de Kyoto no fue cumplido por varios de los mayores envenenadores mundiales. En primer lugar, EEUU –el mayor contaminador mundial per cápita– se negó a ratificar ese pacto. Y una buena cantidad de países que lo ratificaron, como Canadá por ejemplo, no lo cumplieron.

¿Quién va a garantizar que no pase lo mismo, si de Copenhague sale finalmente un nuevo acuerdo? Por lo pronto, la delegación de EEUU se opone decididamente a que cualquier cosa que se firme sea “vinculante”: o sea que haya alguna obligación de cumplirla.

Pelea EEUU versus China disimula la responsabilidad de fondo del capitalismo

“La posiciones divergentes en la Cumbre Climática han cristalizado en un conflicto que opone a China y EEUU, que son respectivamente el primero y el segundo contaminador del planeta.”(Le Monde, cit.)

Aclaremos que este ranking se invierte según cómo se mida. En términos absolutos, China, efectivamente, es el país que más contamina. Pero si consideramos las cifras por habitante, EEUU gana de lejos el siniestro campeonato. En efecto, EEUU emite anualmente 20 toneladas de CO2 por cabeza, mientras que China, sólo 5,8 toneladas.

Con distintas divergencias (algunas importantes), el resto de los gobiernos parece haberse alineado en uno u otro bando: China encabeza a los “países en desarrollo” y EEUU a los “industrializados”. ¡Los máximos envenenadores tienen así la batuta! Y el “reparto de los esfuerzos” lleva a desacuerdos que hasta ahora no se han podido saldar.

En verdad, las peleas a grito pelado en Copenhague entre las delegaciones yanqui y china esconden sus respectivas responsabilidades y, además, de que se trata de una riña entre socios. Efectivamente, es la sociedad entre las corporaciones occidentales y los burócratas del PC chino (hoy convertidos en billonarios) la que ha promovido las formas más contaminantes de producción en aras del “menor costo”.

Dicho de otra forma: es la producción capitalista –el modo de producción que tiene como objetivo no la satisfacción de las necesidades humanas sino la ganancia– la que tiene la responsabilidad última.

Por supuesto, en las delegaciones que están en Copenhague nadie habla de esto. Por eso, sólo se discuten las dosis de aspirina para el cáncer y sobre todo quién va a pagar la cuenta de la farmacia.