Socialismo o Barbarie, periódico Nº 164, 20/11/09
 

 

 

 

 

 

XVIII Marcha Del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero, Intersex en Buenos Aires y III En La Plata

Entre el Orgullo y el Matrimonio

Por César Rojas
Agrupación Carne Clasista
carneclasista@yahoo.com.ar

En el marco de una fuerte ofensiva clerical y del gobierno contra los derechos de las mujeres y las minorías sexuales, Las Rojas y Carne Clasista participaron de las marchas del Orgullo lésbico, gay, travesti, transexual, transgénero, bisexual e intersex en la Ciudad de Buenos Aires el pasado 7 y en La Plata el pasado 14.

Conformando como cada año, la “ContraMarcha” (el Bloque de la izquierda y el activismo independiente dentro de la Marcha del Orgullo), Carne Clasista y Las Rojas, junto con compañeros y compañeras del ¡Ya Basta!, junto con muchas otras agrupaciones lgtb, feministas y partidos de izquierda, como ALITT, MAL, Jóvenes por la Diversidad, Pan y Rosas, Izquierda Socialista, La Revuelta, marchamos en la Ciudad de Buenos Aires llevando consignas propias, diferenciándonos de la convocatoria oficialista que tenía como eje central la exigencia de “Matrimonio ya” para las parejas no heterosexuales. La ContraMarcha, como históricamente se denominó, nace con el espíritu del Argentinazo “contra” la autoproclamación de los representantes LGBT y la política asimilacionista de las organizaciones reformistas del movimiento. Estas organizaciones están lideradas por el reformismo más clásico de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) que acompaña la pelea por el matrimonio, pero su propuesta es por la “Unión Civil a nivel nacional y la FALGBT (Federación Argentina lesbianas, gays, bisexuales y trans) que aglutina a varios grupos que fueron cooptados por la política de derechos humanos del gobierno K durante la “reabsorción” del Argentinazo, y que encabeza junto al INADI la campaña por el matrimonio.

La ContraMarcha, más heterogénea y mucho más numerosa y dinámica este año, denunció la ofensiva del gobierno y la Iglesia contra los derechos de las minorías sexuales y las mujeres, levantando consignas contra la represión, por trabajo genuino para las travestis en situación de prostitución, una educación sexual para la libertad sexual y el placer sin injerencia de la Iglesia, el desmantelamiento de las redes de trata y el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito, la libertad a Romina Tejerina, entre otras reivindicaciones que expresaban la solidaridad con otras luchas populares y de trabajadores.

Esta Marcha nos encuentra en medio de una fuerte crisis que atraviesa la sociedad capitalista y patriarcal, marcada por la polarización social donde los trabajadores y los sectores populares comienzan a ofrecer una dura resistencia al ataque de las patronales que quieren descargar los costos de la crisis sobre ellos, mientras que recrudecen los elementos reaccionarios como la represión hacia las minorías sexuales, la violencia de género y la pérdida de algunas conquistas históricas del movimiento lgtb en varios países del mundo. A la cabeza de esta ofensiva reaccionaria en nuestro país viene estando la Iglesia como lo hizo en el último Encuentro nacional de Mujeres, tratando de impedir que las compañeras realizaran los talleres sobre el derecho al aborto, o también pronunciándose contra la homosexualidad como “enfermedad” o las “aberraciones” como los matrimonios de gays y lesbianas. Con neofascistas como Monseñor Aguer y Bergoglio de portavoces y el total amparo del gobierno, la Iglesia emprendió la santa cruzada en pos de la “santa familia heterosexual y monógama”.

Matrimonio lgbt o la “diversidad de lo mismo”

En estas últimas semanas, la Federación Argentina LGBT que viene trabajando con el INADI de la kirchnerista María José Lubertino, salió a dar una pelea mediática por el derecho al matrimonio de las personas no heterosexuales, al tiempo que un sector del progresismo (parte del kirchnerismo, la centroizquierda y el sojero PS) empezaron a dar el debate parlamentario. Aunque no todos sean K, sirven a los fines políticos de jugar de fachada “progre” del kirchnerismo. Aún así, mientras se instala el “circo progre”, la propia Cristina K está contra  el derecho al aborto y contra las familias no heterosexuales, el Estado continúa reprimiendo a las minorías sexuales y a trabajadoras y luchadores populares (como en Terrabusi), y condena a travestis y mujeres a la situación de prostitución. Esta situación contradictoria se resolvió, estando a días Cristina de encontrarse con el Papa cuando el oficialismo junto con el radicalismo, decidieron no dar quórum, con lo cual el debate parlamentario se encuentra frenado. Hasta Macri ha salido a darle lecciones de “progresismo” al los K, al apoyar públicamente a la primera pareja gay que se casará en la Ciudad de Buenos Aires…

Lo que terminó prosperando, fue la presentación judicial de una pareja gay (integrantes de la FALGBT, y dirigentes internacionales de la lucha contra el VIH-Sida) cuyo amparo avalado por la jueza Seijas, autorizó el pedido de la pareja para celebrar el matrimonio en un Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires. Esta pareja sería la primera en Latinoamérica y estaría habilitada con todos los beneficios para acceder a la adopción, herencia, pensión, obra social, etc.

Superar la falsa dicotomía “a favor o en contra” del matrimonio: ¡el problema es la familia!

Desde Carne Clasista y Las Rojas, aunque reivindicamos que cualquiera se pueda casar si lo desea, ejerciendo un elemental derecho democrático para acceder a beneficios como la obra social, posibilidad de adoptar y darle un marco legal a las familias no heterosexuales ya existentes, etc., en modo alguno creemos que estas reivindicaciones solamente puedan pelearse bajo la forma de asimilación al modelo de familia burguesa monogámica y heteronormativa. La familia sigue siendo tanto para heterosexuales como minorías sexuales, y muy especialmente para las mujeres, el signo claro de la opresión sexual y la esclavitud doméstica. También es la correa de transmisión de los valores patriarcales más retrógrados que son la fuente de sufrimientos e infelicidad para gays, lesbianas, travestis, transexuales, bisexuales e intersex que deben esconderse, vivir con culpas sus deseos y sentimientos o que se ven expulsados tempranamente de sus hogares como la mayoría de las niñas travestis.

Si las minorías sexuales tienen un contenido potencialmente revolucionario o al menos contestatario, tiene que ver con que sus orientaciones sexuales y sus identidades de género  diversas, abren el campo para la experiencia de distintos tipos de vínculos sexuales y afectivos más libres y genuinos al estar desentendidos del lastre familiar, la “propiedad privada” del otro/a, la monogamia forzosa y la sexualidad acotada a la reproducción. Pero todo ese potencial cuestionador pretender ser entregado bajo la búsqueda de aceptación y “normalización” por los sectores acomodados del movimiento, reproduciendo el viejo modelo familiar (ya que de “nuevas familias” no tienen nada) convalidando además, el reaccionario orden existente como único.

Creemos que hay muchas formas (como las uniones libres) de pelear por la necesaria igualdad de derechos, por el derecho a que nuestras parejas puedan acceder a nuestra obra social o a tantas otras justas reivindicaciones que hagan plenos nuestros proyectos de vida, y que en todo caso, debiera debatirse de cara al conjunto de la comunidad lgbttti. No como hacen las organizaciones reformistas e inconsecuentes, como la FALGBT, a través de los golpes mediáticos y el “lobby” parlamentario, apoyándose en “figurones” de los partidos patronales que jamás llamarán a movilizar, y apoyándose en el empresariado “rosa” que lucra y mercantiliza nuestras sexualidades, que ya debe estar ansioso por explotar el negocio de las glamorosas “bodas gays”1.

Como en Stonewall: salir del closet, tomar las calles para conquistar nuestros derechos!!

A seis años de gestión K y otros tantos del INADI y la FALGBT, todos los sectores que miraban con esperanza el “progresismo K” (el feminismo inclusive que esperó la despenalización del aborto del ex ministro Ginés) ya pueden  sacar conclusiones: propaganda “progre”, pero en concreto…¡¡nada!! Es a través de la vía jurídica donde se dan avances (la vía menos política), y tienen más de agenda gobiernos en necesidad de apoyo popular que de conquista lograda por la lucha por abajo (como pasó en  Uruguay). Éste no es un planteo “exquisito” o ultra, ya que estamos presenciando cómo en los Estados Unidos se van perdiendo, estado por estado, todos los derechos al matrimonio por basarse políticamente en el lobby lgbt y en el partido Demócrata y no en la fuerza del propio movimiento. Por otro lado, y al igual que Uruguay, estas concesiones son como moneda de cambio para no dar ningún derecho sustancial a las mujeres, como el derecho al aborto, pretendiendo enfrentar así a dos luchas hermanas.

Ante esta situación, y dado que toda conquista en el capitalismo está amenazada, máxime cuando ésta no fue producto de la lucha del movimiento, se impone salir a las calles apoyándonos en lo poco o mucho conseguido hasta ahora, y mediante la movilización, defender lo conseguido hasta ahora y arrancarle al Estado y al gobierno todos nuestros derechos.2

Como elemento de balance respecto del Bloque de izquierda o ContraMarcha, hay que destacar que el amplio arco político de la convocatoria tuvo su repercusión en muchos/as compañeros/as que participan de las Marchas pero no se sienten representados con la política oficial y que se acercaron y marcharon con nosotros/as. Sobre estos elementos de “desborde” de las expectativas y del impulso del activismo, tanto como ocurrió en el Encuentro de Mujeres como en la marcha de La Plata en el escrache al archi-reaccionario Aguer en momentos donde daba su Conferencia de Prensa, habrá que apoyarse y jugarse a impulsar con todo la necesidad de la organización y la construcción de las alianzas con otros sectores de explotados/as y oprimidas/os.

Sin depositar ninguna confianza en el parlamento burgués, ni en el gobierno, ni los autoproclamados “representantes” de la comunidad LGBTI, tomemos la lucha en nuestras manos y como en la revuelta de Stonewall.


Notas:

1. Otro de los problemas es el legalismo de las organizaciones como la FALGBT y la CHA cuando por ejemplo, creen que la represión hacia los lgbt se terminará con derogar los Códigos Contravencionales o de Faltas. Creen que la sociedad puede cambiarse desde las leyes o que ingenuamente la opresión hacia las minorías es sólo una “batalla cultural” por cuestión de “desconocimiento que genera prejuicio; el prejuicio, discriminación y la discriminación genera que el Estado legitime la desigualdad” (María Rachid, FALGBT). Esta opresión es estructural y necesaria para el funcionamiento del capitalismo, de eso se encarga (y muy bien) el gobierno de Cristina K de la mano de la Iglesia.

2. También es necesario dar el más amplio debate hacia el conjunto de la sociedad, ya que con el caso puntual del matrimonio “todo el mundo está hablando de eso”, y mayoritariamente se ve como “algo bueno que quieran casarse”, pero no se ven las contradicciones y los problemas que esta “normalización” acarrea, ni la claudicación a banderas históricas del movimiento en pos de esta aceptación, ni formas alternativas y superadoras de acceder a esos derechos negados por esta sociedad.