Socialismo o Barbarie, periódico Nº 161, 08/10/09
 

 

 

 

 

 

XXIV Encuentro Nacional de Mujeres en Tucumán, habla Celia, trabajadora despedida de Kraft

Estamos afuera… por ahora

Vivan las mujeres luchadoras

Voy a contar cómo fue el conflicto. Todo empezó con la gripe A; cuando nos enteramos de que teníamos compañeros con gripe A fuimos a visitarlos y ahí nos enteramos que no sólo ellos estaban con gripe sino todo el grupo familiar. Entonces nos pusimos todos a pensar: es una fábrica alimenticia, tiene un jardín maternal, había compañeras embarazadas y era ilógico que trabajemos sin medida mínimas de higiene, el departamento médico deja mucho que desear. Hicimos una asamblea general y planteamos esto ante los directivos.

En esa asamblea se decidió parar la planta; también se pidió una audiencia de urgencia al Ministerio de Trabajo, y ese mismo día a las 9 enviaron un fax obligando a la fábrica a cerrar sus puertas para poner en condiciones la planta.

Ese día nos retiramos a la mañana con la palabra del jefe del turno noche que el lunes que la planta iba a estar en condiciones. Cuando volvimos la fábrica estaba igual que el viernes, tanto las líneas de trabajo como los baños. Ahí se siguió con el paro y se les planteó a los gerentes que ellos habían dado la palabra de entregar la fábrica en condiciones. Nos contestaron que no tenían personal para hacer esa limpieza general, supuestamente había ido Salud y les dijeron que estaban en condiciones, pero a las tres de la mañana Salud dijo lo contrario.

Se siguió con el paro, asamblea permanente y se hizo una marcha al Ministerio, que dictaminó una conciliación obligatoria exigiendo a la fábrica que la pusiera en condiciones en tres días, con la planta cerrada. Pero la empresa igual nos hizo ir a trabajar y luego, como venganza, nos acusó de robarnos el papel higiénico y detergente. Hicimos asamblea nuevamente en la puerta y, con mucha rabia por la forma de mentir constante que tienen, se decidió seguir con la planta parada y ahí empezó el gran conflicto. (...)

Entonces despidieron a 160 compañeros. Se hace un paro general con apoyo del sindicato, y se va a las oficinas de HQ, el edificio frente a la planta donde está el personal jerárquico. Planteamos que era algo injusto estos despidos por un pedido de salubridad, de higiene, un poco de jabón y lavandina, eso es lo que se les pedía. Con toda la bronca, una parte de los despedidos decidimos quedarnos en planta. En esa semana que estuvimos dormíamos en el piso, en los baños, nos acomodábamos en cualquier rinconcito. Nos negaron la entrada al comedor porque éramos despedidos.

Hasta ese momento era un conflicto de los despedidos contra la patronal. Pero al ver lo injusto de las medidas de la empresa los compañeros comenzaron a donarnos vales de comida. Ahí nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Así estuvimos durante una semana en la fábrica, luego pedimos una audiencia al Ministerio, que obligó a la empresa a que volver a tomarnos y restituirnos a nuestro puesto de trabajo.

La empresa nos trató como si tuviéramos sarna, nos aislaron en un quincho fuera de planta, los compañeros de planta tenían terminantemente prohibido hablar con nosotros. El pretexto era que nos dictaban un curso de capacitación de ocho horas de higiene y seguridad. La ironía es que a nosotros nos echaron por exigir eso. (...)

El sindicato se pasó del lado de la empresa, empezó el verso de los jefes diciendo que nosotros amenazábamos. Con los sectores que no venían a las asambleas íbamos a la línea a comentarles por qué hacíamos todo esto. Estuvimos tres semanas dentro de la planta sin salir. Yo a mis hijas las vi una sola vez un sábado que se hizo un festival, fue muy triste. (...)

Después dijeron que iban a pedir el desalojo y pusieron la policía del lado de afuera. Esa situación nos dio mucho miedo. Así que se resolvió que saliéramos, y lo hicimos con mucha rabia y dolor. Cuando volvimos el lunes nos encontramos con la policía, gendarmes, toda una comisaría adentro. Un grupo de los despedidos logró entrar por otro lado, se cambiaron y fueron a hacer una asamblea general en el comedor. Allí entró la policía y apuntó uno por uno a los despedidos que allí estaban y los quisieron hacer salir, pero el resto de los compañeros se enfrentó con la policía y no les importó ni los palos ni los gases que tiraron en el comedor, hasta que lograron hacer salir a la policía del comedor. (...)

Los que quedamos afuera teníamos desesperación porque recibíamos mensajitos de que los estaban reprimiendo. También reprimieron a los que estábamos afuera. Como se había quedado que los despedidos teníamos que entrar, nos las ingeniamos para ingresar a la planta.

Después vinieron con los asueto y comenzaron a provocarnos, con la complicidad del sindicato, hasta el día de la represión. Ese día vimos movimiento de patrulleros y nos enteramos de que había orden de desalojo. La empresa hizo salir al personal jerárquico; el resto que se jodiera. Los compañeros del turno noche se querían quedar pero nosotros decidimos que no para que no tomaran represalias contra ellos. Mientras estábamos negociando empezaron a reprimir afuera y después nos agarraron a nosotros y vinieron con los palos, los golpes, los gases, etc. (...) Bueno seguimos la lucha afuera... por ahora.