Socialismo o Barbarie, periódico Nº 161, 08/10/09
 

 

 

 

 

 

Colegio Nacional de Buenos Aires

¡Viva la heroica toma!

Por Ale K.

Al cierre de esta edición, el CNBA continúa tomado por sus estudiantes, hace ya una semana entera. El 16/9 la rectora González Gass decidió impedir a los alumnos del turno vespertino que se retiraran para asistir a la histórica marcha por la Noche de los Lápices (aun cuando poseían autorización de los padres para hacerlo). Esta decisión autoritaria fue desconocida por los estudiantes, que levantaron el turno y asistieron masivamente a la movilización. La respuesta de la rectora “progresista” fue sancionar a 12 compañeros, diciendo que era necesario “poner un límite”. Si el mensaje hacia la participación estudiantil no era lo suficientemente claro, lo fue cuando agregó que hacía falta “recortar las libertades del centro de estudiantes”, y que “la militancia tiene que costar”.

Esta instrucción fue acatada sin cuestionamiento por sus consejeros de Convivencia, que sostuvieron que “el Consejo no podía revocar las decisiones de la rectora”. Ante este desconocimiento de los propios organismos de cogobierno del colegio por parte de las autoridades, una asamblea estudiantil masiva del turno vespertino votó la toma del establecimiento, la noche del miércoles 30/9. Esto fue ratificado al día siguiente por una asamblea todavía más grande (a claustro central lleno), de los turnos mañana y tarde, reflejando el apoyo de la enorme mayoría de los estudiantes del colegio. Desde ese momento, la medida de fuerza es ratificada diariamente por asambleas de cientos de compañeros, que bancan la toma poniéndole el cuerpo y participando de las actividades (a diferencia de las mentiras que difunden los medios de comunicación patronales, que se juegan a reventar el conflicto).

Durante toda la semana de la toma, la postura de las autoridades fue intransigente, negándose una y otra vez a conformar una mesa de diálogo garantizada por organismos de Derechos Humanos. No solo eso, sino que ordenaron a sus consejeros resolutivos no dar quórum en ninguna sesión del Consejo mientras no se reanuden las clases normales. Solo aceptan sesionar si los estudiantes están encerrados en sus propias aulas, bajo la vigilancia de los preceptores y de los docentes reaccionarios. O sea, mientras los estudiantes no tengan ninguna posibilidad de observar qué se decide, ni de ser parte de ello. A nadie le puede quedar ninguna duda de que en una sesión así, estando además los estudiantes en minoría, la rectora va a desconocer cualquier reclamo estudiantil y jugarse a ponerle fin.

Desde el primer día de la toma, se perfilan claramente tres políticas diferentes en el movimiento estudiantil. La agrupación a la que pertenece el presidente del Centro (“Desde Bolivar”), actuó en todo momento como correa de transmisión de González Gass. Día tras día operó para reventar la toma, con todo tipo de maniobras (jugándose a desmoralizar, desconociendo sistemáticamente el mandato de las asambleas, aparateando las listas de oradores, etc.). La política del presidente del Centro (vinculado al PCR) es salvar su “quintita” tratando de obtener alguna concesión secundaria por parte de la rectora, para poder mostrar un supuesto “triunfo” sobre la base de dejar correr las sanciones. Una política absolutamente reaccionaria y que cada día es repudiada por más activistas.

Una segunda política es la de la agrupación “El Resto” (orientada por Lobo Suelto-la Mella), y algunos sectores de otras agrupaciones. Esta podría definirse como el “zig-zag permanente”, o la ausencia total de una línea clara. Dependiendo del día y del humor de sus militantes, apoyan la toma, la quieren levantar, pasar a cuarto intermedio, pedir garantías o ir a una mesa de diálogo… ¡aun si la rectora no participa de ella!. Por momentos actúa en frente único con Desde Bolivar, y por momentos se delimita por izquierda, siempre para volver al mismo punto muerto. La completa desorientación de esta agrupación muestra una vez más la inutilidad del posmodernismo a la hora de encabezar luchas reales, límite que tienen que enfrentar cada vez más sectores del movimiento estudiantil.

Por último, se encuentra la política de los que apoyan la toma firmemente. Este sector viene siendo hasta el momento el que consigue imponerse, poniéndose sobre el hombro la tarea de mantener viva la ocupación. La gran novedad de la toma es la enorme cantidad de activistas que forman parte de este grupo, cuya principal agrupación es Tinta Roja. Esta agrupación, encabezada por compañeros del Ya Basta junto a independientes, se referencia cada vez de forma más clara como el agrupamiento del activismo combativo del colegio, como se pudo comprobar en los plenarios que viene realizando día a día. Por estos plenarios pasaron ya decenas de activistas que buscan un espacio para organizar la lucha. A estos plenarios se le suman también los que se realizan antes de las asambleas con todas las agrupaciones y activistas pro-toma, que llegan a rebalsar aulas enteras. Esto demuestra que quedan muchas reservas combativas en el activismo, y que la política entreguista de Desde Bolivar no tiene otro asidero que su propio deseo de auto-conservación frente a los sectores más atrasados del colegio.

Pese a la combatividad de este último sector, la lucha se encuentra en un momento muy complicado. La mayoría de los docentes está completamente subordinada a la rectora y se une a su cruzada anti-estudiantil. Lo mismo ocurre con un sector de los padres, con la reaccionaria asociación de Ex Alumnos y con una minoría de estudiantes que actúa como vocero de todos los anteriores. Los medios de comunicación patronales e inclusive el mismo gobierno K (a través de declaraciones del ministro de educación) se juegan a reventar el conflicto, tal como intentan hacer con Terrabusi y con toda manifestación de los intereses de los sectores obreros y populares. A estos factores se suma la permanente política de boicot a la toma por parte de Desde Bolivar y la ineptitud de El Resto, que desgastan al activismo en discusiones larguísimas que dificultan mucho la realización de actividades. Todos estos factores hacen presión sobre los estudiantes, que además empiezan el viernes sus viajes de egresados y de estudios.

Por estas razones se plantea más que nunca la necesidad de sacar el conflicto a las calles, para meterle presión a la rectora y al Consejo Superior. En este sentido sería muy positivo poder confluir con los sectores en lucha como los trabajadores de Terrabusi y los estudiantes universitarios. Esta política de “salir de la burbuja” es la que muy correctamente viene impulsando la agrupación Tinta Roja.

Desde la agrupación Ya Basta! y el Nuevo MAS, saludamos la heroica lucha de los estudiantes del Buenos Aires, que es un ejemplo para todo el movimiento estudiantil. Le brindamos nuestro pleno apoyo a los compañeros de la agrupación Tinta Roja y a todo el activismo combativo que banca la toma. Compañeros, nunca debemos olvidar que la única lucha que realmente se pierde es la que se abandona.