Socialismo o Barbarie, periódico Nº 156, 30/07/09
 

 

 

 

 

 

Apuntes desde la resistencia

Honduras necesita una huelga general

Por Santiago, (PST Costa Rica, integrante de la corriente SoB)
Desde Honduras en lucha contra el golpe, 26/07/09

La lucha del pueblo hondureño contra el golpe militar cumple con todos los requisitos para ser calificada de heroica. Al momento de escribir estas líneas se contabilizan 29 días de movilizaciones continuas contra los golpistas, y a pesar de los cientos de detenidos, decenas de heridos y varios muertos que ha provocado la represión militar, el pueblo hondureño no desiste en su pelea contra el régimen de facto y por la restitución de Mel Zelaya.

Pero más allá del espíritu combativo de la resistencia hondureña, la lucha de clases tiene una ley inexpugnable: lo que no avanza, retrocede. Y esto parece estarle ocurriendo a la resistencia hondureña. Cada día que transcurre, los golpistas se consolidan en el poder y esto comienza a generar una creciente incertidumbre entre los manifestantes anti-golpistas, quienes observan que las marchas y bloqueos no terminan por derribar al gobierno de Michelletti. Con esto no queremos decir que hay derrotismo o escepticismo, pero sí comienza a propagarse una creciente duda sobre hacia dónde va la resistencia.

Esto se debe principalmente a la nefasta política que han impulsado Zelaya y sus principales voceros dentro de la resistencia (que son mayoría en el Frente de Resistencia), que en esencia consiste en presionar desde adentro al gobierno golpista para obligarlo a negociar en los foros internacionales.(1)

Lo anterior se traduce en la inexistencia de una política que apunte a la derrota total del régimen golpista, que no puede ser otra que la realización de una huelga general. Por el contrario, la verdadera política de las direcciones melistas (no la que se agita, sino la que se lleva a cabo) consiste en “aguantar” en las calles hasta que Mel retorne a Honduras a “rescatar” a su pueblo.(2)

Esta nueva variante de “caudillismo mesiánico” es un verdadero callejón sin salida para la resistencia. En primer lugar porque resulta claro que Zelaya no tiene la menor intención de ingresar realmente a territorio hondureño y ponerse al frente de una insurrección contra el régimen de facto. Se lo impide su naturaleza burguesa, que instintivamente le lleva a rehuirle a las movilizaciones populares como a la fiebre porcina. Sus intentos de ingresar a Honduras no son más que simples shows mediáticos para presionar a los golpistas a negociar (¡utilizando a las masas como carne de cañón!).

Junto con esto, la sola entrada de Zelaya para nada significaría la rendición de los golpistas, especialmente si se considera que todos sus llamados han consistido en apelar a la resistencia pacífica, algo que de seguro les resulta muy conveniente a todos los “gorilettis” que no han dudado en usar las armas cuando lo consideran necesario.

Finalmente la reducción personalista de la resistencia tiende a despolitizar la lucha, poniendo las movilizaciones en función del retorno de Zelaya, sin contemplar reivindicaciones de carácter estratégico, tales como la convocatoria a la Asamblea Constituyente y el castigo a tod@s l@s golpistas.

La más reciente muestra de lo errática que resulta esta dirección melista fue la realización de una marcha totalmente improvisada para recibir a Zelaya en el puesto fronterizo de Las Manos (a más de 100 Km de Tegucigalpa). A pesar de que la orientación del Frente de Resistencia era que el jueves 23 y viernes 24 de julio se llevarían a cabo jornadas de lucha en preparación a la huelga general, el viernes en la mañana las direcciones pro-zelayistas dejaron de lado los bloqueos y se fueron en caravana a recibir a Mel.

A sabiendas de que esto iba a ocurrir, el gobierno golpista instaló retenes militares en las zonas aledañas al puesto fronterizo, pero dejó pasar a los manifestantes por varios de ellos. Luego reinstaló los retenes, empezó una feroz represión contra los marchantes y decretó un prolongado toque de queda que ya lleva más de dos días, tiempo durante el cual los manifestantes han quedado atrapados (sin alimentos y a la intemperie) y muchos han tenido que huir a las montañas para escapar de la represión.

De acuerdo a la información que hemos podido obtener, hay decenas de detenidos y heridos, un manifestante apareció muerto con 47 puñaladas pocas horas después de ser detenido por la policía y la gran mayoría de la dirección del Frente de Resistencia se encuentra atrapada en una ratonera gigante.

Esta pésima orientación política de la dirección melista está poniendo en jaque la continuidad de la lucha contra el golpe. Y es que además de la posibilidad de que buena parte de la dirigencia sea encarcelada o golpeada (3), también se trajo abajo la reunión nacional del Frente en la que se iba a discutir la posible realización de la Huelga General contra el golpe. Además, la gravedad de la situación obliga a que todos los esfuerzos inmediatos del Frente de Resistencia se enfoquen en la presión política al gobierno golpista para que permita la salida de los manifestantes de la zonas militarizadas, lo que indudablemente producirá un retroceso en las movilizaciones.

El sometimiento del movimiento anti-golpista a la dirección política de Zelaya está conduciendo al desgaste y a la desmoralización a la resistencia. La única forma de retomar el rumbo es con la total independencia del Frente de Resistencia de cualquier dirección burguesa o reformista, y con la realización de una verdadera huelga general. Pero esta reorientación política debe producirse cuanto antes, debido a que en situaciones tan intensas de la lucha de clases cada segundo puede resultar determinante.


Notas:

1.- Por este motivo las direcciones melistas dentro del Frente sostuvieron una política ambigua frente a la mediación de Arias, donde condenaron la propuesta de los siete puntos pero no la aceptación inicial de la misma por parte de la delegación de Mel Zelaya.

2.- Consignas como “Urge Mel” o “Mel amigo, el pueblo está contigo”, además de las camisetas impresas con el rostro de Zelaya en un formato claroscuro al estilo “Che Guevara”, dan cuenta de cómo las direcciones liberales y melistas en la resistencia se han encargado de personalizar (y despolitizar) la lucha contra el golpe militar y presentar a Zelaya como un caudillo libertador.

3.- Nuestra percepción inicial es que este operativo militar no tiene como fin masacrar a la resistencia y a su dirección, sino reprimir para desmoralizar (aunque esto pueda provocar algunas muertes). De hecho han comenzado a liberar a algunos de los detenidos, pero en este tipo de acontecimientos nada es descartable.