Socialismo o Barbarie, periódico Nº 155, 16/07/09
 

 

 

 

 

 

La danza de las paritarias

La “empleabilidad” es el nuevo techo salarial

Por Manuel Rodríguez

La discusión paritaria este año no tiene como hito la foto de Cristina, Yasky y Moyano celebrando el techo salarial. Lo que ronda hoy en día en todas las negociaciones paritarias, las que se cerraron, las que se postergaron y la que se están desarrollando es la “empleabilidad”, esto es, el mantenimiento de los puestos de trabajando sacrificando condiciones de empleo y salario.

Algunos gremios, como docentes (CTERA y universitarios), bancarios, estatales y comercio, cerraron las paritarias antes de las elecciones. Se trata en general del 15% y el 19%, en cuotas, y en la mayoría de los casos no remunerativos. Pero la tónica más general antes de las elecciones no fue ésta, sino que la mayoría de las conducciones gremiales negociaron con las patronales sumas no remunerativas para discutir paritarias luego de las elecciones. Es el caso de la Carne, del SMATA, Vidrio, UTA, Luz y Fuerza, UOM y camioneros entre otros. Porque no sólo estaba la incertidumbre sobre la situación política nacional luego de las elecciones (que terminó con la derrota de los Kirchner), sino también los efectos de la crisis económica mundial, cuyos costos las patronales y sus gobiernos pretenden hacer pagar al conjunto de los trabajadores. Es por eso que desde mediados de julio hasta agosto todos estos gremios, en los cuales hubo sumas fijas no remunerativas, junto con otros como el SUTNA, vuelven a entrar en discusión paritaria.

Empleabilidad

Las patronales y el Estado han creado esta vez no un techo al aumento salarial, sino un techo al costo laboral, camuflado bajo el término “empleabilidad”. Con la necesidad que tiene la patronal de descargar sobre los trabajadores el peso de la crisis, “mantener la empleabilidad” significa que para mantener los trabajadores su puestos de trabajo deben aceptar menos aumentos de salario, en cuotas y no remunerativos (como sucedió en la primera tanda de paritarias) y/o reducciones directamente a los salarios (como propone Techint en Siderca), reducciones en la jornada de trabajo y consecuentemente en el sueldo (como propone el Ministerio de Trabajo de Santa Fe, una de las provincias, junto con Córdoba, económicamente más golpeadas), flexibilización de las condiciones de trabajo (como en Telefónicos).

Más allá de la negociación paritaria, el gobierno nacional ha instalado un subsidio de 600 pesos a las patronales por cada puesto de trabajo que no recorten (que las patronales computan como 600 pesos no remunerativos al salario). Se trata de otra forma de subsidio a las ganancias de los capitalistas, y es especialmente utilizada en las autopartistas. Este plan (Repro, Programa de Recuperación Productiva), según el diario Página 12 del 27 de junio, alcanza a más de 90.000 trabajadores y le insume al Estado más de 240 millones de pesos. El Repro es sólo una medida limitada, temporal, que los Kirchner diagramaron para “evitar que la sangre llegue al río”, que los trabajadores salgan a luchar masivamente contra los despidos, porque todavía la clase obrera no está dispuesta a dejar que ataquen a los grandes núcleos de trabajadores efectivos de las principales empresas (no así con los contratados y tercerizados, que suman junto a las suspensiones, más de 200.000 trabajadores). Es que allí están los ejemplos de Massuh y de General Motors de Rosario, donde tuvo que salir el Estado nacional no ya con 600 pesos mensuales, sino que la lucha de los obreros de ambas fábricas logró arrancarle una millonaria intervención en cada empresa para mantener las fuentes de trabajo. Fueron estas luchas, de resultados dispares y triunfos parciales, las que marcan toda la dimensión del “problema social del empleo”, esto es, la decisión de la base obrera para luchar duramente por sus puestos de trabajo.

Ni el gobierno puede permitir, ni todas las patronales pueden soportar, que el ejemplo del cierre de C&A, que dejó a 1.100 empleados en la calle, sea el mecanismo básico de ajuste, la forma en la que paguen la crisis los trabajadores. Dicho zarpazo produciría, de repetirse en varias de las grandes empresas del país, y que es lo que la oposición patronal viene promoviendo solapadamente, un ascenso obrero muy difícil de encauzar bajo este gobierno y bajo las condiciones actuales del capitalismo argentino. Ya el intento de recortar los salarios en Siderca, por parte del grupo Techint, produjo una movilización obrera en Campana, cosa que hacía tiempo que no se veía.

El enemigo de adentro

Si la patronal dice que por culpa de la crisis no puede sacrificar algo de las extraordinarias ganancias que tuvo (y muchos sectores todavía tienen) durante el crecimiento K, y el Estado la juega de promover la “empleabilidad”, de “desflexibilizar el empleo”, mientras son cientos de miles los despedidos y suspendidos en el país, todo esto puede correr porque los trabajadores tenemos un enemigo dentro de nuestras filas: la burocracia sindical.

Moyano, Yasky, las direcciones de la CTA y de la CGT vienen asegurándole al gobierno de los Kirchner los techos salariales y la paz social. Están más preocupados en mantener el control sobre los fondos que manejan las Obras Sociales y el apoyo a los diferentes armados electorales de una u otra variante patronal, que en organizar y preparar al conjunto de la clase obrera argentina para enfrentar la crisis económica mundial y terminar de una vez por todas con las condiciones neoliberales de superexplotación, flexibilización laboral y miseria salarial.

Estos burócratas no han salido en estos últimos años, a luchar, más que en los discursos y en medidas aisladas, por ningún reclamo obrero, ya sea por salario o por condiciones de trabajo. Es más, han salido a enfrentar a las luchas independientes, como en el caso de las luchas de FATE y de los SUTEBAs combativos, por parte de la CTA, y del Subte y Pilkington, por parte de la CGT.

Sólo se puede confiar en la base obrera organizada en asambleas y en los Cuerpos de Delegados y delegados y activistas combativos e independientes de la burocracia que han surgido al calor del proceso de recomposición de la clase obrera luego del Argentinazo, de diciembre del 2001.

Así como Yasky y toda la dirección de la CTERA a principios de año hicieron de los docentes uno de los primeros gremios en firmar las paritarias e intentar marcar un precedente favorable al gobierno K, hoy Moyano pretende hacer lo mismo para todas las paritarias que están por venir, o que se reanudarán en las próximas semanas. Ya cerró el 17%, de julio a julio, en 3 cuotas (7 ahora, 5 en noviembre y 5 en marzo), cuando sólo la inflación del año pasado fue del 25% y la que va del año según el gobierno es del 3%.

A la política de que la crisis la paguen los trabajadores que tienen las patronales, el gobierno K y las burocracias dirigentes de la CTA y CGT (con la “empleabilidad” y los aumentos no remunerativos y en cuotas), hay que oponerle la lucha obrera desde las bases, con paritarios electos en asamblea, la coordinación de los sectores en lucha y el desborde de las conducciones burocráticas y sus cuerpos orgánicos.