Socialismo o Barbarie, periódico Nº 152, 04/06/09
 

 

 

 

 

 

Brasil: desatan represión para quebrar la lucha no docente USP

¡Hace falta un paro universitario ya!

Desde hace ya un largo mes, en la principal universidad del Brasil (Universidad de San Pablo, USP), se viene desarrollando una importantísima lucha de los no docentes (“funcionarios”) por una serie de reclamos. El principal es la reinstalación de Brandao, un dirigente no docente que fue despedido de manera persecutoria por el rectorado que responde al gobernador Serra (PSDB, partido dirigido por el ex presidente socialdemócrata F.H.Cardoso).

El hecho es que, lamentablemente, a lo largo de todo este mes, por responsabilidad en gran medida de la dirección estudiantil en manos del PSTU, no se ha logrado que los estudiantes entren en huelga tanto en apoyo a los “funcionarios” como por sus propias reivindicaciones. La dirección del PSTU ha estado polarizada por una corriente ultraizquierdista de peso también en la universidad (“Movimiento Negación de la Negación”) que se la ha pasado montando acciones minoritarias como una reciente “ocupación” del rectorado… lo que terminó siendo la excusa perfecta para que el gobierno de Serra, en connivencia con el rector (y la vista gorda del gobierno de Lula), hayan enviado un masivo contingente represivo.

En este contexto, desde nuestro grupo Praxis en Brasil, y con una inserción todavía muy incipiente en la USP, venimos participando de manera creciente en las asambleas estudiantiles con el planteo de que cada vez se hace más perentorio declarar la huelga estudiantil (así como exigir a los docentes que de una buena vez hagan lo propio). Un caso poco comprensible ha venido siendo el de los compañeros de la Ler-qui (ligados al PTS de la Argentina) que con importante peso entre los no docentes, no vienen luciéndose con mucha firmeza que digamos en esta pelea por el paro estudiantil…

Sin embargo, ahora que está tallando la represión, creemos que no debería haber ni una excusa más para decretar inmediatamente el paro total de la comunidad universitaria de la USP hasta que se retiren las fuerzas represivas y se satisfagan los principales reclamos de funcionarios y estudiantes.

A continuación, publicamos entonces un volante sacado por Praxis la semana pasada, es decir antes de estos acontecimientos que estamos denunciando.

Para “adecuar” al Estado a las exigencias capitalistas ante la crisis económica, el gobierno de Serra, alineado con Lula en la política general de garantizar las altas ganancias a costa del desempleo en masa, la precarización del trabajo y la privatización/precarización de los servicios públicos, viene realizando una serie de ataques a los empleados públicos.

Un claro ejemplo es la situación de la enseñanza básica: superpoblación de las aulas, brutal retraso salarial, eliminación sistemática de derechos de los empleados públicos, cesantía y persecución política contra los luchadores y explotación intelectual de los profesores a través de la centralización de los programas y materiales didácticos. La última “novedad” son los Proyectos de Ley Complementarios (PLCs 19 y 20) enviados por Serra a la Asamblea Legislativa, que buscan liquidar derechos conquistados por los profesores en los últimos 30 años de lucha.

La creación de la Universidad Virtual del Estado de San Pablo (Univesp), la política salarial del gobierno y la virulencia con que Serra-Suely tratan a la comunidad académica, son parte de un plan más general de enmarcar los servicios públicos en una política de Estado –totalmente compartida con el gobierno nacional de Lula– que tiene como orientación central facilitar la transferencia de valor (riqueza) al capital privado.

La huelga de los empleados de la USP, que tiene como pauta la defensa de más de 5.000 empleos amenazados, reajustes salariales y la defensa, no menos importante, de los derechos de organización, amenazados frontalmente por el despido de Brandao (dirigente sindical despedido por la rectoría) debe encararse como punta de lanza de un proceso de movilización, no sólo de las universidades estaduales, sino del conjunto de los empleados públicos y estudiantes de la enseñanza pública de San Pablo. En este sentido, la Asamblea Estadual que van a realizar los profesores de enseñanza básica es un marco fundamental, porque el posible estallido de una huelga en este sector puede crear un proceso real de unificación de los que están en lucha contra Serra.

El vacío político que dejan el DCE[1] y el ultimatismo ponen en peligro la necesaria movilización de los estudiantes

Es escandaloso: en el contexto de la durísima huelga de los empleados (que ni siquiera son recibidos por la rectoría de la Universidad), que ya entra en su cuarta semana de los paros de profesores y del endurecimiento total de Serra-Suely, los estudiantes aún no cuentan con una mínima orientación de la DCE para salir de la inercia.

En la situación vivida por los empleados, aunque no hubiera reivindicaciones específicas de los estudiantes (lo que no es el caso), el DCE tiene la obligación política de convocar a la movilización de los estudiantes (actos, marchas, huelga) en solidaridad con los luchadores. Los partidos que dirigen el DCE (PSTU con el PSOL como aliado táctico) perdieron totalmente la brújula de la lucha y olvidaron el ABC de la solidaridad de clase. En ese sentido, las resoluciones de la Asamblea de Estudiantes del 20 de mayo fueron un verdadero paso atrás en la movilización. Al mantener una falsa política de “construcción” y no votar un cronograma concreto de inicio de la huelga estudiantil el DCE dejó al movimiento estudiantil desarmado para enfrentar la situación.

La política del DCE de no apostar a la lucha de los estudiantes hizo que empezáramos la semana sin una orientación clara. Así, ante la violencia del rectorado, que no permitió la entrada de Brandao a la negociación el 25 de mayo, y la ausencia (inclusive física) de la dirección del DCE, los estudiantes que participaban del acto quedaron sin orientación para luchar. La ausencia política de la dirección del DCE y de otros sectores que tienen responsabilidades efectivas en la dirección del movimiento (la LER-QI, por ejemplo), y la política ultimatista (MNN y otros) llevaron a los estudiantes a la división frente a la ocupación del rectorado. Para coronar su actuación antimovilización, la dirección del DCE desapareció políticamente de la escena, y después de la ocupación parcial del rectorado y de la evidente división entre los estudiantes, aparece y convoca a un plenario para “organizar” a los estudiantes.

Es imposible saber cuáles son los cálculos que hacen estos “dirigentes estudiantiles”. Si no quieren enfrentar a los sectores más conservadores del estudiantado para no desgastarse electoralmente –hay elección de delegados para el Encuentro Nacional de Estudiantes– o si estarán obligados a hacer cambios de lugar y estructura de ese Congreso. Más allá de que haya una “razón” o combinación de “razones”, el hecho es que el cálculo mezquino que hace la dirección del DCE obedece a una lógica burocrática que no privilegia las necesidades que impone la lucha y la movilización directa de los estudiantes.

Por un programa de movilización que resista la precarización y construya una Universidad para la clase trabajadora

Otro debate importante en la asamblea fue el de las reivindicaciones de nuestra lucha. No sirve sumar una infinidad de reivindicaciones que diluyen el verdadero contenido de la lucha en curso. En primer lugar, esa lucha tiene un reclamo de fondo que es político, no solamente reivindicativo: quebrar el proceso de caza de brujas iniciado por el rectorado contra los principales activistas sindicales y estudiantiles, lo que en este momento se concreta en la inmediata reincorporación del compañero Brandao y terminar con todos los procesamientos debido a las luchas que han tenido lugar últimamente en la USP.

De esta forma, quebraremos el intento del rectorado y del gobierno estadual de Serra de enchalecar nuestros movimientos reivindicativos. Aquí también entra la reivindicación democrática de defensa de los espacios estudiantiles, sistemáticamente atacados por el rectorado y los directores de facultades. En segundo lugar, está la cuestión del atraso salarial al que están sometidos los trabajadores de la USP. En este aspecto, los trabajadores de la USP comparten los mismos problemas de todos los trabajadores del país, sometidos a la política de ajustes económicos (baja salarial y despidos) que llevan a cabo los gobiernos capitalistas como el de Lula. En tercer lugar, existe una reivindicación muy sentida por todos los sectores respecto de la Univesp; ese reclamo unifica a todos. La USP debe superar su carácter elitista, debe abrir sus puertas a millares de compañeros trabajadores y de sectores populares que con la actual estructura de la Universidad y su elitización no pueden ingresar.

En ese sentido, polemizamos con los compañeros de la LER-QI, que plantearon un debate sobre el programa de lucha que nadie entendió, y en el que los ejes programáticos se diluían en formulaciones generales. No consideran que si esta lucha triunfa (reincorporación de Brandao, Univesp, salarios, etc.), la relación de fuerzas dentro de la USP se plantearía en un escenario distinto. Estaríamos en mejores condiciones para derrotar el elitismo en la USP, imponiendo una perspectiva de construir concretamente una Universidad orientada a los intereses de la clase trabajadora, y donde ésta pueda tener acceso a sus aulas.


[1] DCE: Directorio Central de Estudiantes, el equivalente de los centros de estudiantes de la Argentina