Socialismo o Barbarie, periódico Nº 152, 04/06/09
 

 

 

 

 

 

Conciliación obligatoria en Sealed Air

¡Apoyemos la lucha por la reincorporación!

Corresponsal - MAS Zona Sur

Esta multinacional se mueve con la siguiente política: cada vez que las paritarias fijan un aumento de salarios, la patronal simula una crisis y amenaza a los trabajadores con despidos, a menos que renuncien a una parte del aumento, y de paso a algún otro beneficio. La burocracia sindical de los petroquímicos, a través de la comisión interna, apura a los compañeros para que acepten estos “acuerdos”, con el argumento de que si no firmás quiere decir que te importa más la plata que el puesto de trabajo de tus compañeros.

“Cada vez que había paritarias rogábamos que no saliera nada, porque sabíamos que venían despidos y aprietes; a ese punto llegamos”, cuentan los compañeros.

El “acuerdo” de este año implica la rebaja del 23% del salario, renuncia al premio por producción y aceptación de suspensiones, y la excusa es el alza del precio del petróleo, que la empresa utiliza como materia prima. Pero esta vez, superando la vergonzosa “tradición” de la fábrica y a pesar de los aprietes de la interna, 60 trabajadores de la planta de Quilmes se negaron a firmar. Saben que los argumentos de la empresa son mentirosos: “La patronal nos dice que la crisis la obligó a desmantelar un lugar donde trabajan 36 compañeros, y que para no despedirlos nos tenemos que bajar el salario. Pero los técnicos saben que a ese lugar lo están refaccionando con nueva tecnología, o sea para producir más. Los puestos de trabajo no peligran por la crisis sino por la avaricia de la patronal”. Y es de creer, porque esta empresa tiene el monopolio de la fabricación de films para envasado al vacío, para toda clase de packaging, incluyendo la carne de exportación.

Ante la negativa de los compañeros a firmar, la patronal respondió con veinte insólitos telegramas de despido con causa, donde se acusa a los trabajadores de delitos tales como “repartir panfletos”. Los compañeros no perdieron el tiempo: fueron al sindicato y encontraron al secretario general “justo cuando bajaba del auto” y lo hicieron ir a la fábrica. Aunque por supuesto el tipo fue a frenar, los compañeros se pusieron firmes y lograron que se hiciera una asamblea en la puerta de la empresa para que pudieran participar los despedidos, y allí se votó parar hasta la audiencia en el Ministerio, donde se dictó la conciliación.

La primera pelea va a ser que la conciliación sea con todos adentro. Si logran entrar va a ser un fuerte tira y afloje entre los despedidos y los trabajadores que los apoyan, contra los aprietes de la patronal, la interna y el sindicato. Tenemos que ayudar a los compañeros a torcerles el brazo, por ejemplo organizando un acto frente a la intendencia de Quilmes y si no los dejan entrar durante la conciliación los despedidos podrían montarle una carpa a Gutiérrez en la puerta, para que el gobierno se expida sobre el conflicto, y que delegaciones de trabajadores en lucha de la zona se lleguen a la salida de la fábrica a expresarles su apoyo.

El sindicato se negó a impugnar en el Ministerio el acuerdo de rebaja salarial, que es la verdadera “causa” de los despidos, argumentando que “fue una decisión individual de cada trabajador”. ¡Mentira! Como bien dicen los compañeros, es una renuncia a derechos adquiridos impuesta bajo amenazas. En la próxima audiencia, los despedidos tienen que entrar con los delegados. No es cierto que “no se puede”, como dice el sindicato: en muchos conflictos se han elegido veedores para presenciar las audiencias. ¡Movilicemonos con los compañeros a la próxima audiencia, para que puedan entrar a defender sus derechos!

Las luchas que últimamente vienen ganando los trabajadores, como la de Pilkington y la de Massuh, demuestran que esta historia de que los que luchan quedan afuera se puede cambiar con un final feliz. ¡No a los despedidos! ¡Basta de acuerdos truchos bajo amenazas! ¡Que el gobierno se haga cargo y anule los despidos!