Socialismo o Barbarie, periódico Nº 152, 04/06/09
 

 

 

 

 

 

Mientras se pelean por los votos y discuten por las “estatizaciones” de Chávez, se preparan para el 29

El ajuste que viene

En momentos en que la campaña electoral reflejaba la discusión dentro de la clase capitalista (y de la corporación política burguesa) respecto del escenario post 28 de junio, las “nacionalizaciones” de Chávez y el conflicto con Techint cambiaron un poco el clima. La Unión Industrial Argentina cerró filas detrás de los Rocca y le pidió al gobierno argentino que vete el ingreso de Venezuela al Mercosur. Poco faltó para que reclamara la ruptura de relaciones diplomáticas con el “bandido internacional” Chávez...

En nota aparte en esta edición damos cuenta del nivel de exageración e histeria de la burguesía y la prensa argentinas al respecto. En todo caso, no hay que marearse por las declaraciones altisonantes de uno y otro lado. Esto incluye a Cristina Kirchner, que defendió el derecho soberano de Venezuela a tomar esas decisiones… siempre que pague la indemnización correspondiente, como en Sidor, y criticó a Techint por depositar la primera cuota de esa indemnización (400 millones de dólares sobre un total de casi 2.000 millones) en el exterior.

Tal vez el conflicto crezca. Pareciera que ahora Techint no se conforma con que Cristina les gestione ante Chávez jugosos precios por sus nacionalizaciones, y quiere que el gobierno le oficie de policía internacional de sus inversiones y propiedades. Pero lo más probable es que la relación entre la gran patronal argentina y los Kirchner vuelva adonde estaba hasta hace poco. Es decir, negociando el esquema institucional y la estrategia económica a partir del 29 de junio.

A hacer el trabajo sucio

Los escenarios de máxima están casi descartados. Los Kirchner no van a ganar la elección por un margen que les permita hacer lo que les parezca. Tampoco parece avecinarse una derrota tan catastrófica que prácticamente fuerce la salida del actual gobierno. Si bien a parte de la patronal (los ruralistas) le encantaría “rajar” ya mismo a los K, los sectores más poderosos de la clase capitalista argentina (nucleados en AEA) parecen haberse convencido de que sería jugar con fuego. Después de juguetear con la idea de una “transición” sin los Kirchner (como deslizaron Macri y De Narváez), ven más razonable otro esquema.

Los Kirchner van a salir debilitados de la elección. En el mejor de los casos como primera minoría, sin mucho margen, y seguramente sin quórum propio en el Parlamento. De esta manera, todos los pasos políticos y económicos a seguir demandarán del “consenso” que, dicen, tanta alergia le produce al actual gobierno.

Dicho en criollo: los coletazos de la crisis internacional, pero también las dificultades bien argentinas que devienen del agotamiento del “modelo” económico kirchnerista, exigirán bien pronto una serie de ajustes profundos, en primer lugar en cuentas fiscales que dan signos de estar exhaustas. Ese ajuste no es otro que el que propugnan –en voz baja claro– los candidatos de la oposición de derecha. A saber: vuelta a pedir crédito al FMI, devaluación, más plata para los “productores”-exportadores del campo, recesión, caída del salario real... e incluso despidos en mayor cantidad que lo que hemos visto hasta ahora.

¿Hasta donde llegará el “progresismo” K?

Ahora bien, ¿quién va a encabezar ese ajuste? Para la gran patronal, dejar eso en manos de la oposición, forzando la salida de los Kirchner, generaría demasiadas complicaciones juntas: económicas, políticas, institucionales... Mejor, entonces, obligar a la actual gestión a continuar hasta el 2011; eso sí, asumiendo la responsabilidad de todo el trabajo sucio del ajuste. Para ello contará con el “respaldo institucional” (léase votación parlamentaria de paquetes de ajuste) necesario. ¿Que eso significará la licuación definitiva de los Kirchner como proyecto y como alternativa electoral? Sin duda, y justamente por eso es que la burguesía les pedirá que hagan el sacrificio (como lo hizo Duhalde) de poner por delante de sus aspiraciones políticas las necesidades de la clase que en definitiva representan: los capitalistas. Esto es, quemarse hasta el final y dejarle el campo orégano a los paladines de la oposición.

Está por verse cuánto de este plan están dispuestos a llevar adelante los Kirchner. Aunque por supuesto sus márgenes de maniobra van a depender del resultado de la elección. Y hasta ahora no viene muy bien barajada para el gobierno, más allá de todo el circo de las candidaturas que se impugnan, se levantan, reaparecen, que si asumen, que si no, que no se sabe...

Por estos carriles transitaba la trastienda de la campaña electoral cuando apareció el “cuco” Chávez. A la patronal argentina le da pánico que el venezolano les sugiera a los Kirchner un camino alternativo al de un ajuste que todos dan inevitable como hecho de la naturaleza. Ese camino sería un “giro populista”. Aun de darse (algo que parece altamente improbable, que no fueron capaces de hacer siquiera en los momentos más álgidos de la lucha con el “campo”), ese giro sería al estilo Kirchner, hecho más de anuncios que de hechos. Pero todavía así, genera ataques de alergia en la burguesía y los grandes medios de falsificación.

Sin embargo, repetimos, lo más probable es que lo que presenciemos sea un ajuste estilo K, en todo caso en más cómodas cuotas y con cortinas de humo aquí o allá.

Una campaña a tiza y carbón. Por el Frente de Izquierda y por un gran partido socialista revolucionario en nuestro país

En este marco, las responsabilidades de la izquierda revolucionaria no son menores. El Frente de Izquierda y los Trabajadores, Anticapitalista y Socialista, que conformamos el Nuevo MAS, el PTS e IS, tiene la tarea de pelear la cabeza de cientos de miles de compañeros alrededor de una alternativa de independencia de clase, contra todas las opciones patronales. Esta tarea se manifiesta en el campo de las elecciones, así como en el incondicional apoyo a las luchas obreras que siguen surgiendo desde abajo y tienden a desbordar a los dirigentes siguiendo la estela dejada por Pilkintong y Massuh.

Pero todo esto se hará más candente aun después del 28 de junio. La necesidad de que los trabajadores se planten en la palestra nacional de una manera independiente, se pondrá al rojo vivo en el escenario económico y social que se viene.

Todas las fracciones de la clase capitalista están de acuerdo en que los trabajadores sean los que paguen la crisis. En ese sentido, las diferencias que hay entre el actual gobierno y la oposición de derecha sólo se manifiestan en la mayor o menor brutalidad con que piensan implementar el ajuste.

En ese sentido, el Frente cumple un importante rol a nivel de la amplia vanguardia obrera y estudiantil en estas elecciones al defender un programa de independencia de clase de todas las fracciones patronales, esto con la bandera principal de que la crisis la paguen los capitalistas y preparar a lo mejor de la nueva generación obrera que emerge para las durísimas luchas que se avecinan.

En lo inmediato, nuestros esfuerzos de campaña deben centrarse en extender la presencia y agitación del Frente en fábricas, barrios, colegios y universidades, difundiendo nuestro perfil de clase e independiente, y apuntando a hacer una fuerte acción de cierre de campaña.

¡Manos a la obra! ¡Que no haya un solo compañero de la nueva vanguardia obrera y estudiantil que no conozca las posiciones del Frente! ¡A ganar compañeros para el nuevo MAS en la perspectiva de luchar juntos por un gran partido socialista revolucionario en nuestro país!