Socialismo o Barbarie, periódico Nº 150, 30/04/09
 

 

 

 

 

 

Gripe porcina

“La culpa no es del chancho...”

Como si fuera poco la crisis y los centenares de millones de despidos que los capitalistas producen para “solucionarla”, tenemos ahora otra calamidad mundial: la gripe porcina.

A una variedad de virus de la gripe se le habría ocurrido mutar en los pulmones de un cerdo. De allí se habría transmitido a humanos y, toses mediante, comenzó la epidemia, que hoy ya es pandemia. Es decir, epidemia que se extiende a muchos países.

La nacionalidad del cerdo en cuestión es materia de debate internacional. EEUU dice que era mexicano. México dicen que era yanqui... y probablemente sea así. Laurie Garrett, especialista estadounidense en epidemias, informó que “no fue en México, sino en EEUU, donde se detectó, en septiembre del año pasado, el primer caso, en un niño de 10 años de edad en Texas”. (La Jornada, 28/04/09) Sin embargo, fue al otro lado de la frontera, en México, donde se trasformó en epidemia

¿Por qué?

Esto tiene que ver con algo común a todas las pandemias: qué grados de vulnerabilidad tienen la población y los sectores sociales a los que alcanza. Dicho de otro modo: la gripe, como otras enfermedades, pueden tener origen natural, pero su generalización y sus consecuencias son siempre sociales. En México, hay casi 30.000 escuelas sin agua potable. (La Jornada, 29/04/09) ¿Qué higiene  puede haber para los chicos que concurren? En las últimas décadas, a medida que el “Tratado de Libre Comercio” con EEUU arrasaba con los empleos y la producción nacional de alimentos, avanzaron la pobreza y la desnutrición. ¿Qué nivel de defensas naturales hay?

El origen, desarrollo y consecuencias de epidemias y pandemias siempre han estado relacionados con la situación social. Así se ha visto, de diferentes formas, en las principales pandemias del siglo pasado: como la de gripe del 1918-19, al finalizar la Primera Guerra Mundial, las de cólera que se han repetido regionalmente en América Latina y África, y, por último, la de HIV.

Los orígenes y alcances de la pandemia de gripe de 1918-19, no pueden desvincularse de las atroces condiciones de alimentación y sanidad en que quedó gran parte de la humanidad después de la carnicería imperialista de 1914-18. Las recurrentes epidemias de cólera (como la última de los 90), atacan regiones, países y sectores sociales empobrecidos y desnutridos, sin agua potable y cloacas. El HIV, aunque ha llegado a todas partes, ha arrasado ante todo a los países africanos más pobres.

La muerte es un buen negocio

Pero mientras millones están preocupados, otros descorchan champagne. Los mercaderes de la muerte –los laboratorios farmacéuticos– ya han anunciado que pronto van a tener los antivirales y vacunas para contener la nueva pandemia. Por eso, en los últimos días, cuando las bolsas siguen cayendo, las acciones de Glaxo Smith-Kline, Roche, Gilead y otras subieron notablemente. ¡Piensan repetir el negocio criminal de los retrovirales para el HIV!

Si la crisis de la gripe porcina se agravase, está planteada la lucha para desbaratar este negocio de la muerte, exigiendo la distribución absolutamente gratuita de los medicamentos, su producción por el estado y el desconocimiento de las patentes de los laboratorios criminales.