Socialismo o Barbarie, periódico Nº 149, 16/04/09
 

 

 

 

 

 

Cumbre del G-20: mucho ruido y una nuez

Poner al FMI a reventar los países “en desarrollo”

Por Claudio Testa

Al finalizar el G-20 sonaron atronadoras las trompetas, anunciando un gran éxito. Se habían logrado, a último momento, grandes acuerdos. Su aplicación marcará el comienzo de reversión de la crisis. ¡El mundo se ha salvado, gracias a Obama, Brown, Sarkozy & Cía!

Ahora, disipada la humareda trasmitida por los medios de (in)comunicación, los resultados reales aparecen mucho más modestos.

En verdad la única medida “en serio” fue tomada para encuadrar a los países “en desarrollo” en la jaula del FMI, obligándolos a aplicar políticas suicidas a cambio de los préstamos del Fondo. ¡O sea, lo mismo de siempre!

Los “acuerdos” de Londres

En los artículos que publicamos en vísperas de la Cumbre –“Una pelea en las alturas” y “¿Por qué se ladran?”, en SoB Nº 148– analizamos el “pandemonio de intereses y propuestas contradictorias” que dividían a las principales potencias según sus diversos (y opuestos) intereses.

Esta pelea se había tornado particularmente rabiosa en los últimos días. Pendía la amenaza de que la Cumbre del G-20 terminara en un fracaso total, con la retirada de alguno de sus principales participantes.

Esto no sucedió. Hubiese sido demasiado escandaloso. Se evitó a último momento firmando un texto de compromiso, cuya medida efectiva es la referida al FMI.

El procedimiento del acuerdo fue, en el fondo, bastante simple. En primer lugar, los puntos en disputa se diluyeron en un “término medio”. Por ejemplo, el bloque EEUU-Reino Unido-Japón proponía grandes “paquetes de estímulo” y “rescates” por dos o más billones de dólares. A esto se oponía el “bloque del euro”, encabezado por Alemania y Francia, que rechazaba esas medidas. En cambio, hacía el eje establecer regulaciones internacionales y terminar con los “paraísos fiscales”, temas abominados por el bloque anglosajón... que además maneja gran parte de esos “paraísos”.

El acuerdo consistió en votar todo simultáneamente... pero “diluido”. De los “paquetes de estímulo” por dos y hasta cinco billones de que hablaba, se votó sólo un billón. Ahora resulta que esa votación era casi simbólica... Nadie sabe cómo se va a juntar esa suma... [1]

Más escandaloso fue lo de lucha contra los paraísos fiscales, que también se votó. Cinco días después del G-20, la prensa europea informaba que “los anuncios del G–20 contra los paraísos fiscales quedaron en nada” (La Vanguardia, Barcelona, 08/04/09).

¿Cómo fue el truco? En la Cumbre no se votaron medidas en serio contra nadie, sino una “lista” de la OCDE. Los paraísos fiscales superan el medio centenar, pero apenas cuatro países integraban esa “lista negra”: Costa Rica, Filipinas, Malasia y Uruguay. Estos países prometieron “portarse” bien de aquí en más... y salieron de la lista negra...

No hay “keynesianismo” para los pobres

Pero lo que sí va en serio es lo del FMI. Se aumentó su capital de préstamo, para que asista a los países subdesarrollados en bancarrota, como los de Europa oriental, por ejemplo.

Pero estos préstamos están sujetos a las normas de “austeridad” y “ajuste” del gasto del estado, que impone el FMI.  Este es un “remedio” mortal para cualquier país en recesión. El estado norteamericano es el primero en gastar como loco como medida anticíclica, aun a costa de emitir y/o endeudarse, para evitar que la recesión se transforme en un colapso depresivo.

Pero el keynesianismo está prohibido para los pobres: ¡si hay recesión, hay que “ajustar” mucho más el gasto público!, ordena el FMI. Esta fue la política que se aplicó en Argentina, por ejemplo, y que llevó a la crisis del 2001.

Este disparate tiene sin embargo su lógica, que se ve en el caso de la bancarrota de Europa oriental. Los sistemas financieros de esos países están fundidos y endeudados hasta la coronilla con los bancos occidentales, principalmente europeos. Los préstamos del FMI son, ante todo, para salvar a esos acreedores. Luego, los rumanos, húngaros, lituanos, letones y otros pueblos “salvados del comunismo”, deberán morirse de hambre para pagarle al FMI.


Nota:

1.- Sanjay Suri, “El G–20 y sus millones invisibles”, IPS, 03/04/09, en www.socialismo- o-barbarie.org (edición del 05/04/09)