Socialismo o Barbarie, periódico Nº 148, 03/04/09
 

 

 

 

 

 

Las primeras respuestas obreras a la crisis

Los patronos franceses tienen miedo
de ser secuestrados

Por Ramate Keita desde Francia
Para Socialismo o Barbarie, 26/03/09

París.- En dos semanas, movilizaciones de trabajadores secuestraron a dos patronos, responsables de echarlos a la calle, el de Sony Francia y el de 3M, en una de sus fábricas afectada por un “plan social” (nombre endulzado que se da aquí a los despidos y suspensiones en masa). En ambos casos, esto evitó una derrota total de los trabajadores, que si bien no lograron conservar el empleo, consiguieron que se revisara el plan de despido para aumentar las indemnizaciones. Y ahora, al enviar este artículo, los trabajadores de una planta de Capertillar en Grenoble están reteniendo a cuatro gerentes para protestar por la supresión de 733 empleos en la fábrica y reclamar nuevas negociaciones.

Además, la movilización en las universidades continúa. Hace pocos días los investigadores tomaron la sede del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) y fueron sacados por la policía.

Asimismo, impactó al país la lucha de los obreros de Continental, fábrica de neumáticos de Clairoix, al norte de Francia, que quieren cerrar. En París, el 25 de marzo, hicieron una movilización donde quemaron una montaña de neumáticos y una foto del patrón. Hasta en la lejana Niza, una ciudad bastante “chic”, hubo una manifestación para apoyar a Continental, que fue censurada por la prensa.

Secuestros de patrones: algo que puede generalizarse

Hay periodistas que tratan de tranquilizar y consolar a los pobrecitos patrones explicando que no es la primera vez que se secuestra a un gerente o propietario. Así, Le Monde dice que no es un fenómeno nuevo y da la lista de los principales secuestros desde principios del siglo XXI:

2000: Los obreros de Cellatex, en las Ardenas, ocupan su empresa y amenazan con verter en la Meuse los productos químicos almacenados en la fábrica.

Marzo de 2003: Los obreros de Daewoo en Longwy (Meurthe–et–Moselle) secuestran sus jefes y gerentes, amenazando con verter productos químicos, y terminaron por quemar su fábrica.

Mayo de 2003: En“El Mossley” de Hellemmes (Norte) los obreros ocupan la fábrica y toman posesión de su “tesoro de guerra ": unas 700 toneladas de hilo de un valor de 3 millones de euros.

Febrero de 2008: Los obreros de PRS a Devecey (Doubs) secuestran a su dueño, que había intentado “deslocalizar” su fábrica, mudando todas sus máquinas a Eslovaquia sin avisar a los asalariados.

Marzo de 2008: Los obreros de la fábrica Kléber de Toul (Meurthe–et–Moselle) retienen dos cuadros de su empresa para obtener mejores condiciones de despido.

Marzo de 2009: Secuestro del presidente de Sony Francia en Pontonx–sur–l' Adour (Landas). Dos semanas después es el turno del director industrial de la fábrica 3M de Pithiviers (Loiret).

Si la prensa dice que no es nada nuevo, ¡entonces tranquilícense patrones! Sin embargo, como veremos, los señores gerentes y patrones tienen razón en atemorizarse.

Según una socióloga, las movilizaciones colectivas radicales, en forma de secuestros o destrucción de las herramientas de trabajo, comienzan en los años setenta, con el aumento del desempleo. Es decir, hay una relación estrecha entre la pérdida del trabajo y la radicalidad de los métodos. Ahora, la generalización de los licenciamientos, puede llevar también a una generalización de acciones, que no sean ya los casos aislados del pasado.

Así, con la multiplicación del número de los despidos estos últimos meses en Francia, Jean–Marie Pernot, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IRAS), no excluye ver nuevas acciones de este tipo. Por otra parte, destaca, los secuestros se hacen a menudo por contagio, siguiendo ejemplos del momento.

La agudización y radicalidad de los conflictos tiene, por supuesto, que ver con la crisis económica. Los trabajadores saben que les será muy difícil encontrar un nuevo trabajo. Entonces, no tienen nada que perder. Y lo que provoca aún más rabia es que los gerentes y patronos cobran millones de euros de primas o bonus, que aparecen en la prensa todos los días. Hoy es el caso de Natixis, un banco, que va a echar 1.250 empleados, mientras los traders –es decir, los delincuentes que manejaban las operaciones especulativas que han desembocado en este desastre global– van a recibir 90 millones de euros de “premio”. Por su parte el estado va a darle a Natixis una “ayuda” de 5.000 millones de euros!

Una “Carta abierta a mis amigos de la clase dirigente”

Frente a estos hechos que provocan la rabia generalizada –y no sólo de los trabajadores en trance de despido– un vocero lúcido de la derecha escribió una carta de alerta al diario Le Figaro. Este diario, uno de los más importantes de Francia, es el órgano tradicional de la derecha y la gran patronal. La carta dice así:

Carta abierta a mis amigos de la clase dirigente:

“¿No ven que el país tiene los nervios a flor de piel, que los ciudadanos tienen el sentimiento de sufrir una crisis, donde nosotros aparecemos como los responsables?

“¿No saben que este país es experto en la búsqueda de chivos expiatorios y que la Revolución de 1789 comenzó en 1788...?

“Alain Minc critica el comportamiento de los patronos franceses en este período de crisis, acusándoles de «autismo» y de «inconsciencia»...

“Los sindicatos intentan canalizar mal que bien el descontento y en consecuencia preservar el orden social. Las autoridades públicas se esfuerzan por costear los gastos necesarios para ayudar a los más infelices y de seguir las normas de buena gestión.

“¡Y ustedes siguen siendo protegidos por el escudo fiscal que les permite reducir el impuesto a la fortuna que antes pagaban!

“¡Y siguen cobrando millones por primas en empresas que echan trabajadores y además reciben miles de millones del Estado!

¿No sienten los ladridos populistas, el rencor de los afectados, el sentimiento de iniquidad que recorre, como una amenaza, todo el país?”

“Recuerden las palabras de la condesa de Boigne, acostumbrada a las revoluciones: «El pueblo tiene el instinto de su proximidad; hay un malestar general. Pero las personas que están arriba, sólo perciben el peligro cuando se vuelve irresistible».”

Sarkozy se ha dado cuenta de la cólera de los trabajadores y ha pedido a los patronos “no abusar” de tales primas. Anuncia un decreto para “regular” las primas. Todo esto no es más que un engaño, pero muestra que tiene miedo: el miedo de toda la clase burguesa frente al peligro de que la rabia en aumento se transforme en rebelión de los trabajadores y sectores populares.