Socialismo o Barbarie, periódico Nº 148, 03/04/09
 

 

 

 

 

 

Habla Martín Camacho (SoB Bolivia)

De la masacre de Pando al referéndum

Después del referéndum revocatorio el gobierno sale fortalecido y plantea ir a elecciones para votar la Constituyente. Había temas de fondo que no se habían discutido todavía: la cuestión de las autonomías, la reelección del gobierno y concretar seriamente la cuestión de la expropiación, de la confiscación de tierras, todo eso no había quedado totalmente claro en la Constituyente.

Allí empiezan los conflictos con la derecha, en la Medialuna toman las oficinas públicas, los peajes, los aeropuertos. Empiezan las agresiones, en Santa Cruz sobre todo, incendian varias oficinas, cortan el suministro de gas a Argentina y a Brasil por varios días. El gobierno no reprime, incluso cuando hacen volar un gasoducto, estaba confiscada la oficina de tierras, un lugar clave en Santa Cruz y en Beni. Eso cada día era mayor, hasta que en Pando, cerca de la frontera con Brasil, iba a haber un congreso campesino y lo frenan desde la prefectura de Pando con una masacre. Hubo alrededor de 15 muertos, pero el río se llevó a varios más. Eso fue el 11 de septiembre. El prefecto que organizó la masacre hoy está preso y algunos de la Juventud Cruceñista también, pero los movimientos sociales están siempre alertas por si los quieren liberar.

En ese momento comienzan a actuar los países de la región, Bachelet, Lula, el Unasur. En los diarios se hablaba de guerra civil. Los campesinos empiezan a cercar y avanzar hacia Santa Cruz, del otro lado también estaban armándose y llamaban a la población a hacer barricadas, y mientras tanto había una reunión con los prefectos en Cochabamba para controlar esa situación. Allí el gobierno retoma la dirección de los movimientos campesinos y van para atrás. Un grupo estaba disconforme, siguieron un día más en el corte. Hay acuerdo para que se discuta lo de la Constituyente en el Congreso. De ahí sale una marcha desde Oruro a La Paz, más de 200 kilómetros, con todos los movimientos campesinos. Tardaron una semana, llegan a la Paz 200.000 personas. La COB se mete de lleno y marchó todos los días junto con la Federación de Mineros. Van a la plaza principal, donde estaba sesionando el Congreso, era una fiesta, había oradores, cantantes, júbilo, y al otro día sale el pacto con la derecha.

Eso dejó mal a la derecha por no haber concretado su proyecto de dividir al país, creían que más gente se sumaría a su proyecto de avasallar. El 25 de enero se aprueba el referéndum. Había dos preguntas: una, si el latifundio era de 5.000 hectáreas o de 10.000, sin retroactividad, y la otra pregunta era si aceptaba la Constituyente o no. La primera pregunta, la de las hectáreas, ganó por un 80%, en Beni, que es ganadero, la abstención fue del 50%, en ningún lado ganó en este punto la derecha. En la otra, el gobierno saca el 62%, contra el 67% que había sacado antes. La clase media gira un poco a la derecha en las ciudades, pero no hay alternativa, los partidos de derecha son cualquier cosa. El gobierno habla de que se rompe el empate, lo de las dos Bolivias. Hay un ministerio más, el de las autonomías, hay toda una pelea durísima por los estatutos autonómicos para que la plata de las regalías del gas no vaya a la capital sino que se distribuya directo a los municipios sin pasar por el Estado central. Hoy la situación está menos tensa. Pero Bolivia es Bolivia.

En cuanto a la actividad nuestra, desde el año pasado estaba teniendo reuniones con jóvenes trabajadores de El Alto, de 16, 18 años. El dirigente de estos chicos me llamó para que los formara políticamente, plantean una cuestión de independencia del gobierno. Este año empezamos a hacer cosas que nunca antes habíamos hecho en Bolivia, que es pegar carteles, en El Alto y en La Paz. El año pasado tenía charlas más teóricas, ya ahora son organizativas, fuimos a pegar carteles en Huanuni, en la puerta de la mina, vendimos periódicos, en ese sentido es un avance. También fue un avance entrar a la universidad.