Socialismo o Barbarie, periódico Nº 147, 19/03/09
 

 

 

 

 

 

La polémica alrededor del 8 de marzo

Triunfó la unidad contra la autoproclamación y
el oportunismo

Para el acto del  8 de marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora, como todos los años, se sucedieron distintas reuniones entre corrientes de izquierda para intentar organizar un acto común. Por supuesto, las discusiones que allí se dan son discusiones políticas y de lo que se trata es que a pesar de las diferencias que podamos tener, logremos hacer unidad en algún punto convocante.

Este año tuvo dos particularidades. Por un lado, la discusión sobre la centralidad del problema de la crisis y las responsabilidades de los distintos sectores patronales que divide aguas en la izquierda.  Esas diferencias se reflejaron en los debates sobre el eje del acto. Las Rojas, junto con las compañeras del Plenario de Trabajadoras (PO) dimos una batalla por el eje político de que la crisis no la paguen las y los trabajadores sino los capitalistas.

Otras corrientes (que apoyan a la patronal del campo),  plantearon que para “no dividir” sólo es necesario levantar las consignas que “importan para las mujeres” e “insistieron con la consabida responsabilidad principal” del gobierno como pantalla para mencionar solamente el gobierno de Cristina K y no al otro sector patronal cuyas posiciones políticas polarizan el  escenario político nacional.

Por nuestra parte, nos oponemos a la machista clasificación según la cual hay temas que interesan a las mujeres y temas que no. ¡Cuando el “tema que no” es nada menos que una crisis mundial sin precedentes que está arrojando a millones de trabajadoras y trabajadores a la desocupación, la miseria salarial, y la pobreza y que como denunciamos en nuestras intervenciones, el conjunto de las patronales y sus representantes políticos coinciden en intentar que la paguemos las/los trabajadores.

Para ser más precisas: se combinaron las que no ven que la crisis sea el elemento ordenador (porque no sería “específicamente femenino”), con las que cualquier barco les viene bien para hablar solamente contra el gobierno y juntar aguas para el molino del otro sector patronal.

El ombligo como punto de referencia

Hasta aquí las diferencias políticas, que se han reflejado ya en el Movimiento de Mujeres, en el Encuentro de Neuquén, donde por ejemplo desde la organización del mismo, y con la colaboración activa de agrupaciones que fueron parte de este llamado, se regimentó el acto de apertura con las posiciones de defensa de uno de los bandos  patronales en pugna y como consecuencia se impidió levantar una posición clara por la independencia política de los patrones y en definitiva ¡por la independencia política de la clase trabajadora!

Lejos de colaborar en la clarificación de los debates, las compañeras de Pan y Rosas han jugado un rol netamente confusionista y divisionista en los mismos. Las compañeras no tomaron posición en la discusión política salvo para ocuparse de reservarse lugares en cualquier acto que sea y para propagandizar el suyo propio, un día antes de la fecha acordada para la convocatoria.

Pero al no tomar posición en el debate: ¿está bien ordenar el acto alrededor de la crisis capitalista y la lucha contra la misma?, ¿está bien o no señalar claramente que a la crisis la tienen que pagar los capitalistas?, ¿o deberíamos referirnos solamente a Cristina? Insistimos: el no tomar posición en el debate les permitió después unirse a los que por diversos motivos  ¡estaban en contra de un acto de lucha porque la crisis la paguen los capitalistas! ¿Cómo explican su “inexplicable” actitud? Diciendo que “¡no entienden las diferencias!”.

Es decir, el PTS diluía su programa en pos de la “unidad” con los sectores que apoyan a la Sociedad Rural y a las patronales campestres. Realiza un acto aislado y frío el día anterior (nada del otro mundo) que buscó debilitar el acto del lunes y pretendía ridículamente que todas las demás agrupaciones fuéramos a la rastra y bajemos nuestras posiciones políticas… para aparecer como las campeonas de la “unidad”…

La verdadera unidad consiste en presentar con honestidad las posiciones políticas, no disfrazarlas para utilizar a otras agrupaciones en pos de intereses de mini secta. Un verdadero gesto unitario hubiera sido  presentar sus verdaderas posiciones políticas de cara a las mujeres trabajadoras.

Sin embargo toda esta movida les fracasó: su acto fue débil y en la marcha del lunes 9 su representación fue pobre y no cumplieron ningún papel destacable: la autoproclamación basada en el oportunismo les jugó en contra.