Socialismo o Barbarie, periódico Nº 143, 22/01/09
 

 

 

 

 

 

Paraná Metal: que los trabajadores NO paguen el costo de la crisis

Por la estatización bajo control obrero

Al cierre de esta edición la UOM Villa Constitución estaba preparando un plebiscito para votar por SI o por NO a la propuesta del gobierno.

Esta consiste en una baja salarial que oscila entre el 20 y el 30%, el cambio de las condiciones de trabajo por otras más flexibilizadas y suspensiones masivas de aproximadamente 700 trabajadores sobre un total de 1200-1300 (entre efectivos y contratistas) pagando sólo el 70%. Los días caídos no se pagan, sí aguinaldos, vacaciones y los días efectivamente trabajados. Se volvería a hablar de salario en marzo del 2010… y habría una comisión de seguimiento del acuerdo.

Por su parte el gobierno se compromete a seguir subsidiando parte de los salarios ($ 600) y se haría cargo también de las cargas sociales. Se calcula un desembolso anual de más de 10 millones de dólares anuales.

La empresa, aparentemente, seguiría siendo de Cenoz, Leone y todos los vaciadores, pero se sumaría un nuevo “inversor” que tendría el control de la misma: un viejo conocido de todos los villenses, Arturo Acevedo, ex dueño de Acindar, actual directivo de la misma y con un largo prontuario explotador, flexibilizador y antiobrero.

El dulce del acuerdo es: “el gobierno nacional, mediante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social ha planteado y las partes aceptado, que la solución del diferendo y la salida de esta crítica situación deben lograrse en base al mantenimiento de todos los puestos de trabajo existentes cualquiera sea su modalidad contractual directa o indirecta y la preservación de las remuneraciones”.

Esta propuesta es avalada por la dirección de la UOM Villa Constitución. No compartimos la postura del sindicato porque es una propuesta donde todo el peso de la crisis recae sobre los trabajadores. La parte más dura sobre los hombros de los obreros de Paraná Metal. Otra sobre el conjunto de los trabajadores que con nuestros impuestos vamos a subsidiar a unos empresarios multimillonarios como los Acevedo. Pero lo peor de todo es que esta propuesta no va a solucionar ni garantizar el mantenimiento efectivo de los puestos de trabajo ni la continuidad de la empresa.

Para colmo, Piccinini está haciendo lo mismo que la UOM Nacional o el SMATA: divide entre los efectivos y los contratados por las empresas contratistas, cuando todos saben que esos compañeros son tan trabajadores como los demás. Pero a la hora de consultarlos y votar en el plebiscito se los margina y muy probablemente sean estos compañeros los primeros afectados por este acuerdo.

Crónica de un acuerdo anunciado

En medio de la desazón de no tener trabajo y de más de 50 días en la calle, muchos compañeros opinan que por lo menos de esta manera “se conserva la fuente de trabajo” y sostienen que una vez trabajando dentro de la planta las cosas pueden ser más favorable para ellos, lo cual esperemos que así sea y habla que todavía hay suficientes reservas para las próximas luchas que más temprano que tarde van a venir.

El camino a esta situación fue pavimentado por la directiva encabezada por Piccinini que apostó y permanentemente sembró expectativas en los acuerdos y negociaciones con el gobierno nacional quien “acercaría” un nuevo inversor. Este camino llevaba inexorablemente a un acuerdo de las características del que se propone. Porque objetivamente ningún empresario se va a hacer cargo de Paraná Metal si no le garantizan un ajuste brutal y jugosos subsidios. Todos los trabajadores saben y sufren el grado de desinversión que hay en la planta y por lo tanto la baja eficiencia de las máquinas; por lo tanto, la única manera desde el punto de vista patronal de hacer rentable la empresa es ajustar a los trabajadores.

¿Se salvan las fuentes de trabajo?

Los trabajadores sabemos que a “las palabras se las lleva el viento”, pero también a los papeles. El acuerdo dice “La empresa deberá efectuar los aporte pecuniarios para dar cumplimiento a las cláusulas que más adelante se indican [pagar lo que se acordó pagar] pero deberá aportar además, las inversiones materiales, técnicas y gerenciales necesarias para su recuperación productiva e institucional”. Prácticamente lo mismo decía el anterior acuerdo cuando hace ya casi dos años se les subsidió los salarios. Todos saben que la patronal se guardó la plata de los subsidios en sus bolsillos y sólo compró una lata de pintura y dos bombitas de luz como gran inversión. Nada garantiza inversiones reales y en grandes proporciones y sí el ajuste al cinturón obrero.

Pero ahora la situación y la continuidad de los puestos de trabajo penden de un hilo porque la feroz crisis económica mundial amenaza con partir al medio a la industria automotriz mundial, con lo cual hay que empezar a debatir una salida distinta.

Estatización bajo control obrero

No es cierto que el único camino posible sea buscar inversionistas privados. Esa propuesta, en todo caso, aparecía como la más “lógica” y la que dictaba el sentido común, pero casi siempre lo que aparece como lo más “lógico” y de sentido común no es la solución para defender los puestos de trabajo.

No solo porque de hecho, si gana el SI, va a haber una porción importante de trabajadores que van a estar suspendidos con todas las consecuencias negativas que tiene para los trabajadores estar fuera de la fábrica en guita, en organización y en capacidad de lucha.

Al mismo tiempo, si bien el sindicato plantea que las suspensiones sean rotativas, sería mejor plantear el reparto de las horas de trabajo necesario por el número total de trabajadores para que trabajen menos horas pero todos un poco con el mismo salario. Si finalmente las suspensiones no son rotativas, muy probablemente éstas terminen siendo despidos a plazo fijo.

La defensa de la fuente de trabajo que queremos los trabajadores es efectivamente trabajando y produciendo. Pero todos sabemos que en la condición de suspendidos muchos compañeros van a quedar a la merced de las presiones de la empresa para arreglar, para jubilarse o simplemente algunos se van a ir a changuear. Y puesto de trabajo que se pierde no se recupera más: se cubre con el esfuerzo humano extra del compañero que está adentro.

Además está demostrado que a los empresarios lo único que les interesa es la ganancia que puedan tener y que cuanto más ganancia mejor y este acuerdo le garantiza por ahora la ganancias. Pero si las condiciones internacionales empeoran (como van a empeorar) van hacer lo de siempre: dejar el tendal.

Son los trabajadores los únicos interesados realmente en conservar la fuente de trabajo y en garantizar la eficiencia de la empresa. Por eso se debe empezar a discutir la expropiación de la empresa sin ninguna indemnización para los dueños, que se estatice y se la ponga a funcionar bajo el atento control de los trabajadores.

Hay más de un ejemplo de que sólo los trabajadores son los que garantizan efectivamente la defensa de la fuente de trabajo. La experiencia de empresa recuperadas que se viene haciendo en nuestro país es un claro testimonio de esto. Más ejemplificador todavía es el caso del Hospital Francés, que luego de años de lucha se consiguió la estatización y la conservación de todos los puestos de trabajo.

El gobierno K viene de estatizar Aerolíneas Argentinas luego que la vaciaron y encima está dispuesto a pagar millones de dólares a los vaciadores, para tener una línea estatal. ¿Porqué no tener una fundición estatal que haga blocks y otras autopartes? El gobierno puso y pondrá decenas y decenas de millones de pesos en Paraná Metal para que las ganancias se las lleve un empresario amigo. El único camino realista para mantener las fuentes de trabajo y ampliarlas en el futuro es la estatización bajo control obrero. Seguramente no dentro de mucho tiempo los trabajadores de Paraná Metal estarán nuevamente ante esta disyuntiva.