Socialismo o Barbarie, periódico Nº 141, 04/12/08
 

 

 

 

 

 

La Plata:

Día internacional de lucha contra
la violencia hacia las mujeres

Por María y Laura
Agrupación Las Rojas

Cada 25 de noviembre, en conmemoración de las hermanas Mirabal, asesinadas por la dictadura de Trujillo en República Dominicana, miles de mujeres en toda Latinoamérica nos organizamos y salimos a las calles a luchar contra la violencia a la que nos somete este sistema.

La violencia familiar, los femicidios, los abusos y las violaciones, la prostitución, las redes de trata para el negocio de la esclavitud sexual, las muertas por abortos clandestinos mal realizados, la sexualidad enajenada, la heteronormatividad compulsiva, la misoginia del sistema legal, los salarios de miseria, la desocupación, la pobreza, son algunas de las formas que asume la violencia en esta sociedad capitalista patriarcal.

Éstas se agudizan aún más hoy, en el marco de la actual crisis financiera internacional, la que arrastra un cambio radical en el funcionamiento del sistema económico y en la cual recién comienzan a sentirse sus consecuencias con los despidos, suspensiones y vacaciones adelantadas.

Y sabemos que cuando hay crisis, cuando hay desocupación, cuando el Estado dispone todavía menos para gastos sociales, más miserables se hacen las condiciones de vida del pueblo trabajador, y es en las mujeres donde recae el mayor peso de esto, siendo las que tenemos que responder ante la vida de un hijo sin proyectos, de una pareja violenta o de una familia hambrienta dejada a la deriva por el Estado.

Somos las primeras que desecha el sistema cuando le sobra fuerza de trabajo, y a las primeras que acude cuando necesita superexplotar. Las cifras son bien elocuentes: las dos terceras partes de la jornada mundial del trabajo la realizamos mujeres recibiendo sólo el 10% de las remuneraciones mundiales, y componemos el 80% de la población más pobre.

En este escenario Las Rojas salimos a las calles este 25 de noviembre. En La Plata realizamos una actividad conjunta con casi todas las organizaciones de género, comenzando con una radio abierta frente al edificio público de Rentas, lugar donde llegó hace más de un año Sandra Ayala Gamboa buscando un trabajo y la asesinaron, y donde el gobierno y sus jueces continúan haciendo oídos sordos a las múltiples exigencias de justicia que le hemos hecho desde el movimiento de mujeres junto a sus familiares.

Intervenimos además con un fuerte cuestionamiento hacia los presidentes “progresistas” de la región, como nuestra actual presidenta Cristina Kirchner que, a pesar de ser mujer, desde un comienzo se posicionó en contra del aborto y no ha hecho nada por avanzar contra la opresión que pesa sobre las mujeres.

De igual forma, su par uruguayo, Tabaré Vázquez, vetó descaradamente la despenalización del aborto que ya había sido aprobada en el Parlamento, lo que hubiera significado una conquista enorme para el movimiento de mujeres y un importante precedente en la región.

Sí se ocupan de penalizar la prostitución, aunque no de combatir el proxenetismo ni desmantelar las redes de trata, no generan posibilidades de trabajo digno, y ahora en la Provincia preparan un brutal ataque a la juventud popular mediante la baja de la edad de imputabilidad que propone el gobernador Scioli.

Estuvo instalado también el proceso abierto en la Facultad de Bellas Artes a raíz de la denuncia pública realizada por una compañera ante las constantes agresiones ejercidas por un docente hacia las mujeres (ver nota aparte).

La actividad cerró con una movilización a Casa de Gobierno y escrache a la casa donde vivía Barreda, caso emblemático de femicidio, que después de asesinar a sus dos hijas, su esposa y su suegra tuvo un breve paso por la cárcel y ahora disfruta la prisión domiciliaria junto a su novia en barrio Norte.

Las Rojas creemos que por estos caminos tenemos que andar, luchando en las calles y generando lazos necesarios desde el movimiento de mujeres con las compañeras LGTTTBI en una lucha conjunta con la clase trabajadora, en el camino de ir construyendo una unión estratégica, no una subordinación a la espera de tiempos mejores (como plantean algunas) ni tampoco una lucha aislada que nos interpele a partir de lo biológico en tanto mujeres y no como sujetos políticos.

Desde esta alianza tenemos que asentarnos para luchar por la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, donde la abolición de las diferencias de clase y de las fronteras de género libere a la humanidad de todas sus cadenas, las de la propiedad, el Estado y la familia.


Denuncia pública al profesor Senderowitz,
docente de la carrera de Cine

Entrevistamos a Ileana, quien ha hecho una denuncia pública al profesor Senderowitz, docente de la carrera de Cine cuando en una clase se explayó sobre los métodos más efectivos para pegarles a las mujeres, después de haber maltratado sistemáticamente durante todo el año a todos los estudiantes, con especial saña en las mujeres.

Nosotras creemos que esto no es un hecho aislado, sino que se da continuamente en todos los ámbitos como parte de un sistema que se asienta en la explotación y la opresión. En este caso en una Facultad que es parte de una gestión que se tilda de progresista, de luchar por los derechos humanos, pero que no ha hecho nada contra este profesor que está hace más de una década en el cargo, pese a que tenía denuncias anteriores y eran conocidas por todos, sus formas violentas de dirigirse a las mujeres.

Fue un paso adelante que esta discusión haya entrado a las aulas no por medio de una discusión academicista sino a partir de un hecho concreto que permitió que muchas mujeres empezáramos a tomar conciencia  de nuestra situación y ver la denuncia pública, el escrache y la movilización en las calles como una de las principales maneras de enfrentarla.

Sob: Contános cómo fue que te decidiste a denunciar al profesor.

I.: Yo me acerqué a principio de año al Centro a decirle qué pasa con el profesor Senderowitz, porque todo el mundo sabe que es un violento. Desde que entré a cursar los compañeros te dicen que te dejés  boludear todo el año que igual al final te aprueba.

Sob: ¿En general o con las mujeres?

I.: En general, pero se agudiza con las mujeres, porque en parte considera que somos el sexo inferior, entonces por ejemplo nos utiliza como ejemplo en las cursadas y nos hace pasar al frente, genera todo un circo alrededor de eso y eso deriva en comentarios. Es como que se maneja de manera sutil, si hubiera sido más concreto yo hubiera reaccionado antes. Y después cuando una mujer hacía una pregunta responde: “bueno mamita te voy a explicar…” y a un chabón no. Es como que aparece sutil, no sé si es esa la palabra…no sé como explicarlo, lo que pasa es que es difícil presentar una denuncia diciendo que el profesor nos trata como boludas.

Sob: ¿Y cuál era la actitud de las mujeres frente a esa forma de violencia?

I.: Las mujeres no respondían en esas situaciones, entonces también era difícil para mí ponerme a defender a alguien que no estaba interesada en defenderse a sí misma. La situación es bastante ejemplificadora de cómo ejerce la violencia el patriarcado, porque una persona que sistemáticamente violenta a todo el alumnado pero a las mujeres en particular, y la ejerce de forma sutil y al interior de un aula y con actitudes que pasan por el lenguaje, a través de códigos que están naturalizados, como una mirada, una broma al pasar, todas estas formas que están instaladas socialmente como formas naturales que el hombre puede adoptar frente a la mujer y que son re difíciles de desnaturalizar sobre todo ante un persona como el docente. En este caso él se imponía como la autoridad máxima. Por ejemplo, si llegabas tarde, no te dejaba entrar o te ridiculizaba delante de todos. Por eso era difícil activar, además de estar naturalizadas estas formas, te encontrás sola. Generaba todo un clima de miedo.

Sob: ¿Cómo fue la reacción de las autoridades de la Facultad ante tu denuncia?

I.: Como yo denuncié un acto de violencia bien visible, evidente, nadie se atrevió a poner en duda esa situación, todo el mundo repudia el hecho, como que las autoridades reconocieron que hay que hacer algo al respecto. Parece como que se vienen manejando bien, igual yo no les creo hasta que no vea algo concreto. Porque la verdad que Senderowitz está hace 13 años y yo no creo que ésta sea la única manifestación de violencia. Según las autoridades hacía falta una denuncia concreta. Y yo problematizo eso porque no creo que haya hecho falta que yo tenga que ponerle el cuerpo, mi nombre, aparte había una denuncia previa y quedó en la nada, taparon todo. Entonces frente a eso lo que hay es como una situación de celebración de mi actitud. Y se amparan en no haber hecho nada antes porque no había una denuncia legal para tomar medidas al respecto.

Sob: ¿Y qué pensás de todo eso?

I.: A mí me parece que sería como interesante pensar si realmente hace falta que una mujer tenga que llegar a la instancia de exponerse y denunciarlo así, porque yo lo hago pero no es muy agradable que por ejemplo haya carteles del Centro con tu nombre y apellido, sobre todo frente a una persona que piensa que hay que pegarle a las mujeres. Yo no es que tenga miedo, pero no es fácil y a su vez porque no hay una contención real por parte de la gestión. Entonces es como que exigen una denuncia pero a la vez no generan condiciones reales para que una alumna se atreva a romper el silencio en una sociedad que sabemos que está atravesada por la dominación patriarcal donde la mujer tiene que jugar un rol de sumisa, pasiva, callada…terminan culpabilizando a la víctima.

Sob: ¿Y a vos qué te impulsó a hacerlo?

I.: Al ser feminista y tener gente alrededor que te contiene uno se anima más… pero es muy difícil.Al principio también culpé a las chicas del aula, pero después me di cuenta que hay que tener cuidado con eso. Sí condeno a los chicos que se rieron con lo que decía el profesor. Pero el silencio de las mujeres responde a un sistema. Y no sólo el poder del docente en el aula como docente sino que al decir que a las mujeres hay que pegarles, tranquilamente lo puede hacer.

Sob: Y a partir de esto que estás diciendo, ¿cómo pensás que puede caer en el aula el escrache que se organizó en la asamblea de Bellas Artes?

I.: Va a ser efectivo si nos concentramos en interpelar a los compañeros. Igual creo que ya toda lo que se armó hasta ahora hizo que la gente lo pensara dos veces, que se arme el debate. Pero hay que estar preparados para enfrentarse a un aula que está sometida y a la vez descreída por el alto grado de despolitización que hay. Igual creo que ya hay un clic en los compañeros a partir de lo que dije y como él me desmereció delante de todos (yo le dije que nos pida perdón, el dijo que no, le dije que iba a denunciar y me dijo que lo haga). Ya he despertado un debate respecto de estas situaciones. Creo que ya están interpelados, entonces como que ahora hay que ir a exigir un posicionamiento real, todos los denunciamos pero es necesario ponerle el cuerpo.

Sob: ¿Y como pensás que hay que continuar para enfrentar la opresión hacia las mujeres, ya sea hacia el interior de la Universidad y más a un nivel global?

I.: A mí me parece que la lucha en las calles es fundamental. Situaciones como éstas son buenos disparadores para que las mujeres empecemos a tomar conciencia. Al interior de la Facultad todos los métodos que sean necesarios, pero seguir desnaturalizando estas situaciones que están tan naturalizadas, mostrarlas no como hechos aislados, sino parte de este sistema patriarcal y capitalista en el que vivimos donde la violencia es sistemática, que impone roles a mujeres y hombres, incluso categorías que pueden ser cuestionadas, que invisibilizan otras identidades como trans, lesbianas. La lucha pasa un poco por empezar a visualizar todas estas cuestiones y empoderar a todas las mujeres. Y problematizarlo en general, en la sociedad y por eso yo digo que la luchas es en las calles, porque incluso ahora el tema de género está muy de moda pero hay que tener cuidado porque desde los medios de comunicación o desde el poder que está ahora gobernando, nos imponen ciertos debates que desvían el problema real, entonces es en las calles donde nos podemos juntar las mujeres, las que trabajan, las que no tienen trabajo, las estudiantes. Problematizar la cuestión de género no es sólo denunciar tal o cual hecho de violencia, sino es hablar de qué tipo de sociedad queremos, qué tipo de relaciones queremos y cuáles no. El patriarcado no es sólo que un hombre le pega a la mujer, se traduce en que estructura tu cuerpo, tus actitudes y el sistema capitalista estructura tu condición de vida, entonces hay que ir paliando las dos cosas y yo creo que esa lucha tiene que ser en las calles porque encerrarse no lleva a nada.