Socialismo o Barbarie, periódico Nº 141, 04/12/08
 

 

 

 

 

 

Intervención de Guillermo Gigliani

¿Un escenario a la japonesa?

Compañeros, agradezco la invitación del Gallo Rojo, y voy a distribuir mi tiempo en algunas ideas sobre la crisis internacional, y también sobre algunos aspectos de la situación argentina, de qué manera el actual cimbronazo de la economía mundial puede influir sobre la marcha de la economía.

Cuando llega el estallido

La crisis mundial que arranca en el 2007 en Estados Unidos a través de una crisis financiera, es una crisis que toma cuerpo en el 2008, a través de un ingreso de la economía norteamericana a la misma, y de su extensión por el resto del planeta.

La crisis explota en el sector financiero, y eso para mí es muy importante: en el capitalismo, el sector financiero, es un “reflejo” de las condiciones que ocupan el sector productivo. Pero ya en El Capital se hablaba que la esfera financiera puede tener cierta autonomía con respecto a la esfera productiva. Es más, las finanzas impulsan la producción, tienen esa función de facilitar la producción. Pero llega un momento en que las finanzas se desarrollan tanto por sí mismas, que la desproporción ante ambas llega a un límite del cual no se puede ir más allá.

Ese fenómeno, que advierte Marx, es, por supuesto, una causa de crisis, por ejemplo, de las crisis monetarias, de las cuales han ocurrido muchísimas en un siglo y medio. Esta es una cuestión que se desarrolla extraordinariamente en los años 80 al 90; y, según como uno mida la masa de dinero en relación a la producción real, se va a encontrar con números distintos de esa proporción.

Creo que Lucita recién habló de diez a uno. Bueno hay versiones que hablan de cincuenta a uno. Eso sucede en los años 80 y 90, que tienen un contexto de gran desregulación financiera y de gran apertura de localidades. Y esto, si bien permitió que a lo largo de muchos años, sobre todo en los 90, se expandiera el capital en Estados Unidos, ese fenómeno se sobredimensionó. En algún momento parecía que nunca iba a estallar: uno lo veía año tras año y nunca estallaba. Pero ahora estalló.

Estalló una crisis financiera que se expresa en la caída de todos los bancos –que fue impedida por salvatajes del gobierno de Estados Unidos y de los países adelantados de Europa – y una caída de las bolsas, de la riqueza, de los ahorros. Y esto finalmente se anuncia en una caída del consumo y la producción.

Desde luego que la crisis financiera expresa otros fenómenos. Está vinculada también a la expansión del capital tanto en EEUU como en China y la India, que determinaron que en muchos países existiera sobreproducción. Y que también, a nivel mundial, existiera sobreproducción por determinadas ramas. Indudablemente hay un exceso de inversión.

Pero quiero centrar la atención en ese aspecto: en el aspecto financiero,  que es el aspecto que el Estado Mayor capitalista –el gobierno de Bush– salió a frenar. Intentó frenarlo en octubre, con una acción mundial como nunca se había visto, concertando con Europa y colocando 700.000 millones de dólares como fondo anticrisis, que es una garantía variable.

Neoliberalismo o keynesianismo, y dos cursos posibles de la crisis

Hay que ver si Obama la ratifica o no. Pero el capital está decidido a tratar de impedir que la crisis se profundice cada vez más en el terreno productivo. Creo, entonces,  que es importante, frente a la crisis, ver dos cursos posibles. Es importante ver cómo sigue la crisis en Estados Unidos y a nivel mundial.

Pienso que hay dos cursos posibles: un curso que es presentado y debatido en los organismos internacionales, es que la crisis va a tener una repercusión muy fuerte en el 2009 y que puede resolverse en el 2010. Por otra parte, los datos que se manejan, los datos que yo conozco –en esto quiero ser muy claro porque puede ser que existan otros datos que no conozco–, los datos de proyecciones de caída del PBI a nivel global arrojan un 2% en el 2009. Ése es un escenario.

Se trata de un escenario donde habría una caída en el 2008, otra caída en el 2009 y la situación, a través de políticas keynesianas sin límites, podría recomponerse luego.

El otro, es un escenario a la japonesa. Es decir, un escenario en el cual, por más que haya un gran fondo de fondos fiscales crediticios, no posibilite que se retome el crecimiento; es decir, que vuelva a fluir el consumo, la inversión, que se paren las caídas de la bolsa y de la economía mundial. Que, por lo menos las economías de EEUU y Europa sigan un curso semejante al de Japón en la década del 90.

Si diera este último escenario, sería muy interesante, porque el imperialismo norteamericano se vería obligado a poner no 700.000 millones de dólares, sino a obrar en forma mucho más agresiva. Y lo mismo, los gobiernos europeos.

Si obrase en forma mucho más agresiva, la única manera que hay de frenar una recesión, una depresión tan prolongada, es aumentar el consumo a través de medidas estatales. Esto significaría entrar en un escenario de políticas capitalistas distintas.

De manera que una y otra crisis tienen soluciones diferentes. Si la crisis es corta, puede tener la solución de regular parcialmente el mercado de capitales y no tocar un elemento central:  la reconstitución capitalista de la relaciones capital-trabajo. Es decir, dejar los salarios como están y las ganancias como han estado en los 80-90, algo que ha sido la clave para el desenvolvimiento capitalista. Sobre todo en los 90, la reconstitución de la tasa de ganancia se logró sobre la base de esta tasa de explotación.

En cambio, si la crisis fuera más prolongada, la salida sería mucho más complicada, porque exigiría intervenir en el consumo, permitir el funcionamiento de sindicatos, medidas de tipo keynesiano mucho más extremas.

La situación en la Argentina

Segunda cuestión, la Argentina. A la Argentina yo la veo en una situación muy complicada, incluso previa a la crisis, porque el año 2007 es un año de comienzo de la crisis, es un año en el que el gobierno se tiene que meter con el INDEC, y eso revela que hay una crisis inflacionaria muy seria. Por otra parte, el 2007 es un año donde se frena el ciclo de recomposición parcial del salario sobre todo en el sector industrial. El salario real del 2007 es el mismo que del 2001. Es decir que está por debajo de los niveles de México.

El 2008 es un año de crisis con un factor endógeno y que se precipita con el conflicto político. Es que el dólar se atrasa, y el dólar fue el elemento que permitió la salida del sector industrial. Con la inflación, el dólar pasa a ser un problema, como todos sabemos.

Eso se complica con una crisis financiera que voy a sintetizar una sola cifra: en el año 2008, la fuga de capitales, de acuerdo al Banco Central, es de 24.000 millones de dólares. Es una fuga muy parecida a la del 2001.

Eso exige que el gobierno reaccione. Las políticas que plantea Kirchner son dos: una, es la que está llevando a cabo en este momento y que va a tratar de imponer: subir las tasas de interés y cambiar la situación financiera. No salió lo del Club de París, entonces abarquemos la situación de este modo.

La otra solución, es la solución de Página 12: es el Plan Fénix y del desarrollismo, detrás de la cual se cuelga la UIA, que es devaluación hoy. Pero una u otra opción hablan de un escenario de complicaciones y de soluciones a la defensiva.