Socialismo o Barbarie, periódico Nº 141, 04/12/08
 

 

 

 

 

 

La ola de despidos amenaza con levantar la temperatura política antes de
fin de año

¿Felices Fiestas?

“Claudio Guliani tiene 40 años y hace 15 que trabaja en el sector de tratamiento térmico de VW: ‘Estamos aquí dándoles el apoyo a estos chicos que están quedando afuera, venimos por ellos y por todos, porque tampoco sabemos qué nos va a pasar a nosotros el año que viene” (La Nación, 2-12-08).

En todo el país se vivió un noviembre abrumador, él más caluroso en 50 años. No se trata solo de la temperatura ambiente. También la coyuntura social podría amenazar con “calentarse” incluso antes que llegue formalmente el verano. Es que en el centro de la situación política se está colocando –cada vez más– la problemática de los despidos, herramienta privilegiada a la que están recurriendo las patronales como forma de descargar la crisis sobre los trabajadores manteniendo las prevalecientes condiciones de explotación. Mientras tanto, gobierno K, gobernadores y burocracia sindical tratan de seguir con su política de “administrar” la crisis para evitar situaciones de desborde social antes de las Fiestas.

Las automotrices en el centro de la escena

Es sabido que en los últimos años tres sectores han sido los dinamizadores de la economía nacional: la construcción, la producción agrícola y las automotrices. Los tres están siendo golpeados duramente por la crisis mundial. En la construcción, la situación es obvia a partir de que la crisis de las hipotecas basura de los EEUU se ha extendido mundialmente tendiendo a deprimir la edificación y a bajar los valores de las propiedades.

Respecto de la producción agro-ganadera, si la ganadería ya venía muy golpeada, a los “productores” acostumbrados a sus 4 por 4 y a vivir muy cómodamente, ahora se les ha esfumado parte –aunque sólo parte– de sus sueños de nuevos ricos con la caída del precio de la soja.

Pero es la crisis de la industria automotriz la que está pegando en el centro de la clase trabajadora. La caída del patentamiento de autos en noviembre ha sido del 15%, la más grave desde abril del 2003. Y está claro que cuando hablamos de las automotrices, hablamos de la concentración más importante del proletariado industrial del país.

Esta concentración obrera, en una de las ramas más dinámicas de la economía argentina, tiene básicamente tres lugares de radicación: el Gran Buenos Aires (con mayor peso en la zona Norte del mismo), Córdoba y, en menor medida, Santa Fe. De estos tres lugares, hay en estos momentos conflictos abiertos –que eventualmente podrían amenazar con desbordarse– en las dos provincias del interior.

El cuadro de situación a estas horas es así: en General Motors se había terminado la conciliación obligatoria el pasado lunes 1/12, el SMATA provincial se vio obligado a convocar a un paro por tiempo “indeterminado” sólo para que inmediatamente intervenga el Ministerio de Trabajo de la Nación decretando una nueva conciliación como manera de seguir desgastando a la base.

Sin embargo, la patronal yanqui sigue rechazando dejar sin efecto el despido de 150 compañeros efectivos (calificados, falsamente, como “suspendidos”), negándose a rotarlos porque, en realidad, lo que busca la empresa, es dejarlos en la calle a plazo fijo, de ahí que no quiera darles tareas ni que entren a la planta.

Todo lo anterior lo señalamos sin referirnos al hecho cierto que, en EEUU, cada día que pasa se comprueba más fehacientemente que la situación de la casa matriz está al borde del colapso: si no recibe un rescate por 4.000 millones de dólares de manera inmediata la empresa podría quebrar antes de Navidad: “La urgencia de la solicitud de GM despertó nuevas preocupaciones de que es posible de que a la automotriz no le quede otro remedio que acogerse a la protección por bancarrota. Representantes del sindicato UAW (United Auto Workers’) dijeron durante una reunión ayer que GM podría verse forzado a declararse en quiebra antes de Navidad si no logra los fondos gubernamentales en los próximos días” (WSJA, La Nación, 3-12-08).

De Santa Fe pasemos ahora a Córdoba. Se trata de una provincia importantísima en lo que hace a concentración obrera en general y automotriz en particular: varias de las terminales más significativas están radicadas en la provincia mediterránea así como grandes autopartistas.

El cuadro es el siguiente: en Iveco (fábrica de camiones de FIAT) se produjeron recientemente 42 despidos y la fábrica tiene suspendido al personal en su totalidad (a lo largo de la semana de la salida de esta edición). El pasado lunes 1/12, unos 500 trabajadores, más o menos desbordando a la burocracia, se concentraron en el portón de entrada. Interrumpieron el tránsito en el Camino Interfábricas y la ruta nacional 9 exigiendo la reincorporación de sus compañeros. A consecuencia del corte, el Ministerio de Trabajo provincial decreta una conciliación que la patronal se habría negado a acatar con el argumento de que “no habría producido ningún despido, sólo se terminaron los contratos”.

Por su parte, en Volkswaguen, la empresa ahora habría “retrocedido” con los 368 despidos transformándolos en “suspensiones” hasta el 31 de marzo próximo. Aunque al momento del cierre de esta edición no se sabe a ciencia cierta los detalles del posible “acuerdo”, la “solución” encontrada (que paradójicamente el SMATA Córdoba aceptaría a diferencia del SMATA de Santa Fe) seria similar a la que gobiernos y empresa están intentando ensayar en General Motors. Y no está clara a estas horas la situación de los 215 compañeros contratados despedidos en la autopartista Gestamp.

Si hay despidos, que no se noten

En medio de esta situación, a nivel del gobierno nacional, los provinciales y la burocracia sindical, lo que se debate, es cómo hacer para que la cosa se note lo menos posible. Pero vayamos por parte, arranquemos por la política de las patronales.

Ya habíamos señalado en nuestra edición anterior cómo las patronales rechazaron en masa la idea de la prohibición de los despidos bajo el argumento de que esto afectaría “sus derechos de contratación y propiedad privada”. Por su parte, hasta el momento, el gobierno K tampoco ha querido implementar esta medida, limitándose a anunciar una serie de medidas en beneficio de las patronales (ver nota aparte).

En este marco, la política de las empresas ya está clara: generar el hecho consumado de los despidos y, eventualmente, negociar algo después sobre la base de una relación de fuerzas ya creada de los cientos de compañeros en la calle. ¿Cuál es la lógica de la misma? Es muy simple: preservar el grado de explotación de los trabajadores que siguen trabajando. Es decir, de ninguna manera la patronal va a aceptar (salvo que se le imponga con durísimas luchas) el reducir, por ejemplo, la jornada laboral. Si esto ocurriera, si los trabajadores tomaran como “derecho adquirido” el trabajar menos horas por igual salario, ¿cómo luego, una vez pasada la crisis, aceptarían volver a jornadas de superexplotación de 12 ó 14 horas?. Está claro que difícilmente lo hicieran, razón por la cual se terminarían tirando por la borda conquistas inmensas de los capitalistas respecto de la clase obrera de la década de los ’90.

En estas condiciones, los gobernadores de dos de las más importantes provincias del país (sobre todo Schiaretti, porque poco se ha escuchado del “socialista” Binner a este respecto) están poniendo –a su manera– el grito en el cielo: temen por la estabilidad social de sus provincias: pretenden que los despidos se noten lo menos posible.

Y el SMATA comparte punto por punto los planteos de los gobernadores, temerosos de que una respuesta obrera ante la intransigencia patronal termine produciendo el desborde de sus cuerpos orgánicos.

Como venimos señalando, el que ha puesto más alto su voz es el cordobés Schiaretti: ha salido a señalar que con todos los beneficios que se les concedieron a las automotrices en los últimos años, ellas no le pueden retribuir así al gobierno provincial despidiendo sin más ni más trabajadores: “El mandatario les recordó los beneficios que recibieron del Estado cordobés en los últimos años para sus radicaciones, recuperación y/o ampliación de líneas de producción. Schiaretti recordó que a las terminales se les habían concedido desgravaciones impositivas a diez años, tarifas diferenciales de electricidad y subsidios por cada puesto laboral creado: ‘No puede ser que de la noche a la mañana echen a la gente” reclamó (La Nación, 2/12/08).

En el caso santafesino, la que se ha mostrado más “activa” ha sido la Ministra de Trabajo provincial, la que, en realidad, viene sosteniendo el plan empresarial vendiendo la idea que los 150 compañeros que quedarían en la calle lo harían en calidad de meros “suspendidos” y no lo que es verdad: ¡despidos encubiertos de decenas y decenas de trabajadores en blanco que nunca volverían a la planta!

En este contexto hay que ubicar la reciente votación de la Legislatura provincial de Santa Fe donde por ley se decretó la aparente prohibición de los despidos por 180 días. Se trata de una medida en la misma línea: administrar los despidos políticamente para que se noten lo menos posible. Porque en realidad, no hay una prohibición taxativa, sino la estipulación de una serie de pasos para llegar a los mismos diluyendo así sus potencialmente “desestabilizadores” efectos.

“Prohibición” limitada que, sin embargo, desde ser usada por los trabajadores –en todo lo posible– como herramienta legal al servicio de trabar lo más posible el accionar antiobrero de las patronales.

Todo lo que estamos señalando ocurre en el contexto de que la CGT de Moyano, luego de alardear con que presentaría un proyecto de ley contra los despidos en el Congreso Nacional, la doble o triple indemnización y un plus de $ 500 para fin de año, bajó una vez más los decibeles cajoneando el anunciado planteo.

Él “arrugue” de Moyano, sumado a la intrascendencia de la CTA, seguramente tienen mucho que ver con la política gubernamental. Es que los esposos K no quieren oír ni hablar de la prohibición de los despidos, de la doble o triple indemnización o de aumentar y hacer universal el seguro de desempleo. Y, menos que menos, del desencadenamiento de alguna medida de lucha real a tal efecto por parte de alguna de las dos centrales.

Las tareas de la próxima coyuntura

En las condiciones que venimos señalando, la izquierda revolucionaria tiene que prestar muchísima atención a la evolución de la experiencia obrera en automotrices, autopartistas, siderúrgicas y empresas del Neumático: se trata de una tarea estratégica que ahora adquiere una importancia urgente y central independientemente que sea difícil pronosticar cuándo se podrían desencadenar grandes luchas.

Porque estas ramas de la producción combinan, eventualmente, elementos de potencialidades explosivas: resumen la mayor y más calificada concentración obrera del país al tiempo que un escenario que dependiendo de la evolución de la crisis mundial, podría ser el de la eventualidad de que comience una experiencia de lucha y organización en el mismísimo corazón de la clase obrera argentina.

Dos son las tareas que básicamente están planteadas: desarrollar con la mayor escala y profundidad posible una amplia campaña alrededor de un programa obrero de salida a la crisis. En este sentido, hay que ir por la vía que el gobierno y las patronales no quieren: tender a horadar las condiciones de explotación heredadas de los ’90 afectando las ganancias y la propiedad de los capitalistas. Esto requeriría de medidas que van desde la prohibición de los despidos, la reducción de la jornada laboral sin reducción de salarios, la apertura de los libros contables, hasta incluso la exigencia de estatización bajo control de los trabajadores de las empresas que suspenden y despiden masivamente.

Pero al mismo tiempo hay otro andarivel: se trata de encarar las tareas que se desprenden de la necesidad perentoria de desbordar los cuerpos orgánicos de la burocracia. Hay que estudiar, por ejemplo, si hay condiciones para aprovechando las contradicciones que se desprenden del fallo de la CSJ acerca de la “libertad sindical”, pueda comenzar realmente un proceso de sindicalización y organización de los desorganizados. En todo caso, habrá que estar muy atentos a esta eventualidad y pensar alguna iniciativa a tal efecto.

Al mismo tiempo, de manera que no sea “aparatista” (es decir, sin pretender pasar por encima de la experiencia que vaya haciendo la vanguardia y la propia base obrera), hay que dar pasos concretos en poner en pie instancias de coordinación real entre lugares de trabajo, privilegiando las ramas productivas ya señaladas.

En este sentido, la seccional del SUTNA San Fernando puede cumplir un importantísimo papel en la zona Norte del Gran Buenos Aires, proyectándose incluso mas allá hacia la eventualidad de un Encuentro Nacional de sectores obreros en lucha para cuando comience realmente la resistencia. Esto a condición, repetimos, que exprese la maduración de un sector real de la vanguardia y la base obrera de la fábrica.

Con todo al acto del 20/12

Por último, volvamos a señalar que las burocracias de la CGT y la CTA que habían salido a exigir la “prohibición de los despidos” dejaron en claro que su planteo era –al menos por ahora– puramente testimonial. No sólo Moyano no volvió siquiera a hablar del tema, sino que incluso la CTA, que ha convocado a una marcha para el 12 de diciembre supuestamente a tal efecto, no está claro que se trate de una convocatoria realmente para movilizar masivamente algo que vaya más allá de su aparato.

Por esta misma razón, y porque es una acuciante necesidad, la izquierda independiente tiene la oportunidad entonces de organizar la próxima jornada del 20 de diciembre alrededor de levantar un programa obrero de salida a la crisis.

La importancia del acto es evidente. Se trata del hecho de que si aún no ha despuntado un proceso generalizado de resistencia, que sirva como punto de apoyo para lanzar una política más de conjunto de organización de las propias luchas, la tribuna del 20/12 podría ser un punto de apoyo a tal efecto.

En estas condiciones, una iniciativa de importancia podría ser que desde los distintos sectores de representación de la vanguardia independiente como es el caso del SUTNA San Fernando y otros en distintos puntos del país, se discuta la eventualidad de convocar a la formación de columnas de la vanguardia obrera para participar y encabezar el acto del 20/12. Desde el nuevo MAS, nos pondremos al servicio de esta iniciativa, al mismo tiempo que organizaremos nuestra propia columna partidaria para participar en este nuevo aniversario del Argentinazo.