El pase al Estado del sistema jubilatorio
Control en manos de los trabajadores
Por Ana Vázquez
Mientras el
nuevo frente patronal AFJPs-campo se prepara para su
convocatoria del miércoles frente al Congreso, muchos
trabajadores se preguntan cuál es el mejor sistema para
cuidar sus aportes y tener una jubilación digna en su
momento. Han llovido todo tipo de argumentos contra el
proyecto K con los que la prensa ha dedicado editoriales,
primeras planas, encuestas y cálculos matemáticos que han
confundido a más de uno.
¿Terminator se asusta de
Schwarzenegger?
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Ninguna
confianza en estos “defensores del sistema público”
Según información de la
publicación OPI de Santa Cruz del 28/10, Sergio Massa
escribió un libro sobre las bondades de la libre opción
jubilatoria:
“Lo escribió cuando era titular del ANSeS.
Hablaba de las virtudes de un sistema que permite que
‘cada uno elija hacia donde dirigir sus aportes’ y
afirmaba que el Estado ‘consiste fundamentalmente en el
reconocimiento de esa libertad’. (...) Se llamaba ‘De la
exclusión a la inclusión social’ y hablaba de las
bondades de un sistema provisional que permite que ‘cada
uno elija hacia donde dirigir sus aportes’.”
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Uno de los más agitados ha sido el del saqueo que
significa esta medida. Partamos de la base que la jubilación
es un salario diferido de todo trabajador en actividad, que
lo paga durante toda su vida laboral. Fue una conquista legítima
del movimiento obrero. Controlado por el estado patronal, éste
garantizó durante años una prestación mínima (y
miserable, en general). El control de la caja de millones de
trabajadores en manos de sucesivos gobiernos no significó
ni transparencia ni mucho menos una jubilación equitativa.
Pero la llegada de las AFJPs en 1994, de la mano de
la onda privatizadora neoliberal de los 90 (producto de la
derrota del movimiento obrero), introdujo
un verdadero saqueo y confiscación de los fondos de
millones de jubilados. Pasaron de ser controlados por el
Estado a manos de empresas privadas que garantizaban la
jubilación en base a su rentabilidad, y si les iba mal...
dejaban a los jubilados sin ninguna cobertura. Como ha
sucedido en países como Chile.
Y detrás de la libre opción jubilatoria estaba la
libertad de mercado de las empresas que, especulando con el
malestar hacia el sistema estatal, competían para atraer
ese jugoso mercado de capitales que son los aportes de los
trabajadores. Negocio redondo para patronales de bancos
nacionales y extranjeros, que durante estos 14 años
pusieron los fondos en la timba financiera, dejando para los
jubilados una miseria que, en el 77% de los ya jubilados por
ese sistema, requiere de un complemento estatal para llegar
a la jubilación mínima.
Además, aquellos trabajadores que no pudieron tomar
la decisión en la fecha establecida para la opción por
estar trabajando en negro o desocupados, y aun un sector de
aquéllos que se definieron en los papeles por la estatal,
fueron traspasados en masa, sin ningún tipo de consulta, al
sistema privado encontrándose con la sorpresa de que ¡sus
aportes ahora iban a alguna AFJP!
Este sí fue un verdadero saqueo que perjudicó a
millones de trabajadores. ¿Esta reestatización propuesta
por los K lo para? En parte: le arrebata a un sector de la
patronal este negocio a costa del esfuerzo del laburante
(por eso trinan desde Zapatero hasta Lilita Carrió). Lo que
no garantiza en absoluto es la utilización de esos fondos
para beneficio exclusivo de mejorar la vida de trabajadores
y jubilados.
Los defensores de las privatizadas no dicen nada que
no sepamos sobre las necesidades de los K de aumentar las
reservas y sobre las sucesivas malas administraciones de los
fondos de la Anses, sobre la plata que va a ir a la campaña
electoral, etc. Por eso esta reestatización, sin el control
de los trabajadores, jubilados y activos, es insuficiente.
Pero sí nos ubica mejor para la pelea contra el patrón-Estado
para reclamar una jubilación acorde a la canasta familiar y
exigir el control de las cuentas para que no se evaporen
como por arte de magia y nos tiren migajas como las
jubilaciones mínimas que no alcanzan ni el salario mínimo
establecido.
¿La democracia en manos de quién?
Otro de los argumentos de los defensores AFJPs es que
el gobierno utiliza los superpoderes para imponer esta
medida. ¿Esto es un ataque de democracia o de amnesia? ¿Dónde
estaban los que votaron la reforma constitucional del ’94?
¿Defendiendo a los obreros que estaban recibiendo palo y
palo y quedándose sin laburo?
Nosotros peleamos por la democracia obrera y
defendemos las libertades democráticas conquistadas porque
significan una posibilidad mayor de poder debatir,
organizarnos y pelear. Pero estos “opositores” ¿en
nombre de qué sistema más democrático denuncian a los
superpoderes K? Lo denuncian en defensa del mercado de
capitales que generaron los buitres que defienden.
Se preparan con bombos y platillos para enfrentar el
proyecto acompañados por sus amigos los ruralistas, en un
frente patronal que tiene el principio de la defensa de los
intereses del bolsillo de capitalistas que se oponen a los
K, pero no por eso tienen una pizca de interés en defender
a los trabajadores activos o pasivos.
Fondos bajo control de los
trabajadores
Para poder defender el interés de los presentes y
futuros jubilados debemos luchar para poner el control de
los fondos, próximamente lo más probable en manos del
Estado, en manos de los trabajadores. Son los que han
demostrado, además, que son los únicos que pueden
movilizarse por sus beneficios a futuro, como lo demostraron
los trabajadores del Banco Provincia y los estatales
cordobeses que salieron a pelear cuando metieron mano en sus
beneficios previsionales.
Con esta perspectiva, depositando sólo confianza en
los “superpoderes” de los trabajadores y el pueblo,
apuntamos a doblegar a los empresarios de las AFJPs y su
coro de “angelitos”.
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