Contra las
bandas fascistas, las masas deben organizar su autodefensa
“Nunca más nos debe ocurrir
como en Pando”
Por Martín Camacho y
José Luis Rojo
“De rodillas indios
de mierda’, ‘griten viva la capitalidad’, ‘Sucre se
respeta carajo’,
‘Llamas, pidan disculpas’, ‘Fuera
de aquí, collas de mierda”.
Un elemento que merece ser destacado en todo análisis
acerca de Bolivia, es cómo
ha avanzado el proceso de partición de hecho del país.
La verdad es que él mismo parece haber recorrido ya un largísimo
trecho. Esto más allá de nuevos llamados a “diálogos”,
“treguas” y “compromisos”.
Porque una vez que se pone en marcha un proceso así,
exacerbándose todos los ánimos de diversos sectores de
clases medias y altas y masas desclasadas (las filas
sociales de los cívicos), no parece haber, realistamente, retorno.
Con la enésima negociación, los cívicos
sólo
buscan ganar tiempo y salirse de una situación en la que no
parecían bien parados.
Es que en algún momento se terminó cruzando el “rubicón”:
quizás la “ficha” les cayó a los Prefectos el propio
10 de agosto pasado ante la magnitud del apoyo a Evo
Morales. Aunque la verdad es que este camino se viene
abonando desde mucho
antes.
La Media Luna como
enclave racista
Para medir lo que venimos diciendo, hay un proceso en curso
gravísimo, de dimensión mas bien “social” que
puramente “política”, que nos parece expresa de manera
mucho más cruda y profunda que cualquier “estatuto autonómico”,
la real dinámica del proceso secesionista que venimos señalando.
Se trata de la política de cuasi limpieza
étnica que han puesto en marcha (más abierta o
enmascaradamente en cada departamento). Limpieza étnica que
está generalizado situaciones como las ocurridas meses atrás
en Sucre, capital del departamento de Chuquisaca.
Es decir, la masacre vivida en Pando sobre base raciales (y
de clase; los compañeros eran campesinos) no pudo haber
“caído del cielo”; ésta fue allanada por los
crecientes hechos donde se ha hecho costumbre apalear,
escupir y vilipendiar a originarios y campesinos.
Aquí hay un típico problema de enclave racista: el hecho que la población “blanca” de Santa
Cruz tienda a quedar –a mediano plazo– en minoría
respecto del “aluvión” poblacional que viene del
Occidente del país en búsqueda de oportunidades laborales
en una región cuya dinámica económica es mayor.
“Santa Cruz creció desde los años ´50 con las
inversiones del Estado, préstamos extranjeros (USA), regalías
del petróleo, booms agrarios y dinero del narcotráfico.
Este crecimiento, así como los planes de colonización
alentados desde el Estado, estimularon
durante las última cuatro décadas, la inmigración
de quechuas y aymarás, quienes llegan desde las más
pobres regiones de los Andes. Actualmente, la población del
departamento (2 millones) está constituida por más
de un 25% de personas de origen andino. Las reacciones
hacia este flujo de kollas (bolivianos provenientes de los
Andes) se reflejan en la intensificación del sentimiento regionalista, en defensa de los cruceños como
‘cambas’ (término usado anteriormente para ‘peones
indígenas’ como despectivo) y usado ahora como apelativo
positivo de identidad regional”.
Esto es lo que está ocurriendo en todos los departamentos de la Media Luna. Una especie de reducto
donde se ha agudizado
al extremo el carácter no sólo capitalista sino de opresión
racial que tiene el Estado boliviano en su conjunto; carácter
simbólicamente atenuado hoy a nivel del Estado nacional por
razones obvias pero que, como en un espejo, se ha exacerbado
hasta el infinito en el Oriente del país.
“Aun cuando [para las festividades, J,L.R. y M.C.] visten
como indígenas [de los llanos, ídem], las elites cruceñas
tienden a enfatizar su blancura
cosmopolita urbana como expresión de su aspiración de
participar de una idealizada sociedad ‘global’ de consumismo de clase media alta”.
Por último, esta realidad tiene un “contrapeso”
creciente: no sólo está el hecho de que la región del
Norte Integrado del departamento cruceño es de radicación
mayoritariamente originaria-campesina proveniente del
Altiplano. Está la inmensa concentración urbana que
representa el barrio Plan 3000, una enorme
ciudadela obrera y popular de inmigrantes “collas” en el
corazón mismo de Santa Cruz. Y atención: estas
inmensas reservas del movimiento de masas del país muestran
cada vez mayores
signos de organización.
Los grupos de choque
fascistas
“En El Porvenir, los sicarios se jactaban de haber
liquidado a más de 100 indios y comenzaron a perseguir a
los alcaldes de los municipios donde ganó el sí en el
referéndum revocatorio del 10 de agosto”.
Junto con el anterior, un elemento novedoso en el ciclo político regional y que hay que tomar en toda
su magnitud es la emergencia de importantes
formaciones de choque fascistas en el Oriente del país.
Porque no todos los días emergen formaciones irregulares contrarrevolucionarias, reclutadas entre
sectores del estudiantado de las clases altas del Oriente
combinados con una base de masas desclasada y que tienen por
método de “acción política” la
lisa y llana vías de hecho contra los explotados y
oprimidos.
La circunstancia es gravísima y el consejo clásico del
marxismo revolucionario (y del propio León Trotsky en sus
brillantes textos sobre el fascismo) es que no
hay que dejar que levanten cabeza.
Es decir, a las vías de hecho hay que enfrentarlas en su
propio terreno: con
el fascismo no se discute, se lo combate. Es la enseñanza
más clásica y verificada por la historia de la lucha de
clases en este terreno.
La propia existencia de estos grupos derechistas
irregulares que se dedican habitualmente a apalear a
hombres, mujeres y niños por sus rasgos originarios, es
otra expresión de lo lejos que ha llegado la situación guerra
civil larvada que se vive en el país.
También es un claro indicador del creciente curso cada vez
más abiertamente contrarrevolucionario de la oligarquía cívica del Oriente. Porque
está claro que si estas formaciones irregulares existen y
se sostienen en el tiempo es porque ¡alguien
les da de comer! Y la que les da de comer no es otra que
la burguesía de la Media Luna.
Pero incluso más: a decir verdad, formaciones como la Unión
Juvenil Cruceñista tienen años de existencia; son una
verdadera “institución” dependiente del Comité Cívico
regional; incluso muchos de sus actuales dirigentes, cuando
jóvenes, pasaron por la “unión”. Un claro indicador de
esta “institucionalidad” es que la Unión Juvenil tiene
su propia comparsa llamada “Kerembas” (“guerreros”
en guaraní) y cuyo lema es “nuestra identidad perdurará
si la juventud lucha por su pueblo”…
Organizar la autodefensa armada
Frente a la emergencia de estas formaciones, un hecho de
enorme valor son las expresiones de sectores campesinos de
la propia región en general, y de Santa Cruz en particular,
que parecen comenzar a organizarse para su autodefensa.
Incluso, en fotos de distintos medios se ha visto a varios
campesinos armados de fusiles. Esto está muy bien: ya
mismo hay que formar a nivel de todos los sindicatos obreros
y campesinos comités de autodefensa armados.
Este paso se debe dar por dos razones: a las clases
explotadas y oprimidas no hay quién las pase por arriba si
están organizadas; y, además, la mejor “receta” frente
a las formaciones irregulares fascistas siempre ha sido escarmentarlas
antes que crezcan. Es decir, el movimiento de masas
tiene que ver que ellos también la “ligan”;
caso contrario, lo que se puede comenzar a imponer es una
grave desmoralización.
Lo que venimos señalando se agrava cuando estas
circunstancias quedan impunes;
ésta viene siendo la tónica hasta la última masacre en
Pando, donde el clamor popular ha sido tan fuerte, que al
gobierno no le quedó más remedio que encarcelar al
Prefecto de dicho departamento, lo que no ha dejado de ser
una conquista popular
(siempre y cuando no se les ocurra dejarlo en libertad
en dos o tres días…).
Incluso la detención de Fernández muestra los
procedimientos gubernamentales: de ninguna manera llamar a
las masas para aplastar a los sediciosos; por el contrario,
una sistemática política de decirles que se queden
en sus casas dejando que “las instituciones hagan su
trabajo”.
Una última razón de la existencia de formaciones del
estilo de UJC y otras, tiene que ver con la situación donde
todavía las diversas fracciones burguesas no pueden (o no
logran) apelar abiertamente a las Fuerzas Armadas contra la
población civil. En estas circunstancias, se apela entonces
a estos grupos fascistas para que vayan
haciendo el trabajo sucio.
En todo caso, ésta es también una enseñanza y
experiencia que se debe tener en cuenta en otros países de
Latinoamérica donde si bien la situación no es tan
polarizada, están en desarrollo rasgos reaccionarios.
Estas fueron las consignas impuestas por un grupo de jóvenes
chuquisaqueños que mediante patadas y puñetes
obligaron a cerca de 50 campesinos quechuas a quitarse las camisas, ponerse de rodillas y quemar la bandera del MAS y
la wiphala (símbolo de las naciones originarias) en
pleno frente de la Casa de la Libertad ubicada en la
plaza principal de Sucre. Informe de Alex Contreras
Baspineiro, ALAI, 26-05-08.
Bret Gustafson, Willka nª2, La Paz, 2008.
Se acaba de informar que Edson Ruiz Aguayo, miembro de
la UJC, murió ayer (17/09) como consecuencia de las
heridas recibidas en los enfrentamientos con campesinos
en El Torno. Así debe ser la ley implacable de la lucha
de clases: ojo por ojo diente por diente, por cada caído explotado u oprimido debe
caer un fascista!
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