Socialismo o Barbarie, periódico Nº 134, 28/08/08
 

 

 

 

 

 

Afganistán y Pakistán

Crisis gemelas de pronóstico reservado

Por Claudio Testa

Posiblemente, en un mismo noticiero de TV, después de anunciar algún record en Pekín, escuchaste que 10 soldados franceses pasaron a mejor vida en Afganistán. Luego, separada por alguna publicidad de pañales o celulares, te enteraste que en otro país llamado Pakistán, renunció el presidente.

Ambas noticias, como siempre fragmentadas para que no entiendas nada, aluden en verdad a una misma situación. Se trata de una crisis descomunal, política, económico-social y militar que puede hacer estallar a toda una región, y poner al mismo tiempo en graves apuros a la coalición imperialista yanqui-europea que en Afganistán, con la bendición de la ONU, están llevando adelante una guerra colonial.

Afganistán y Pakistán no sólo riman, sino que pueden ser el escenario de la próxima gran guerra imperialista, sobre todo si el bueno de Obama gana las elecciones. Es que tiene razón en que las cosas se les van de la mano en ambos países.

Otra guerra que va mal

El 11 de septiembre del 2001, se produjeron los famosos atentados a las Torres Gemelas en Nueva York y al Pentágono en Washington... nunca bien aclarados y sobre los cuales se extienden hoy muchas dudas. EEUU culpa a Osama Bin Landen, antiguo hombre de la CIA, residente en Afganistán.

Días después, el 7 de octubre, Estados Unidos comienza a preparar la invasión a Afganistán con criminales bombardeos a la población indefensa y los falsimedios de todo el mundo anuncian que el pueblo afgano ha comenzado a ser liberado... Así, el operativo de guerra yanqui se llamará “Libertad Duradera”.

Para la invasión imperialista a Afganistán, Bush pudo aprovechar la confusión creada por los atentados terroristas del 11 de septiembre. Por eso, a los ojos de gran parte de la opinión pública mundial, sobre todo en los países imperialistas, esta guerra era “diferente” y estaba justificada. Había, además, que “liberar” al pueblo afgano de los feroces talibán.

Este es el argumento al que apela aún el gobierno francés, para justificarse ante las protestas por la muerte de los diez soldados y la presencia de tropas allí: "Evocar Vietnam no sirve de nada. No podemos irnos de Afganistán. Es una operación horriblemente difícil, pero no es una guerra contra el pueblo afgano sino con el pueblo afgano. Nuestra acción es legítima, legal y necesaria... No representamos ningún imperialismo, tenemos un mandato de la OTAN y las tropas europeas representan la mitad de los efectivos desplazados a la zona." (Kouchner, ministro francés de Relaciones Exteriores, “El Periódico”, 27/08/08)

Pero sucede que “el pueblo afgano” está harto de sus “libertadores” yanquis y europeos. La invasión imperialista de fines del 2001 fue un paseo militar, porque a fines del 2001 los talibán habían perdido casi todo el apoyo popular que los acompañó inicialmente, cuando en septiembre de 1996 tomaron la capital, Kabul.

En 1996, los talibanes aparecían como la esperanza de paz y orden frente al caos sangriento instaurado por los “señores de la guerra”, que se habían repartido el país después de la retirada de la URSS en 1989. Pero la brutalidad del régimen talibán provocó al fin un rechazo masivo.

Que hoy las simpatías populares se hayan volcado otra vez a su favor, nos permite medir el grado de barbarie de la ocupación yanqui-europea, que según el citado ministro francés “no representa ningún imperialismo”. Si ésta “no es una guerra contra el pueblo afgano sino con el pueblo afgano”, ¿de dónde han salido entonces los nuevos talibán y otras guerrillas que operan con tanto éxito contra los ocupantes?

Un intelectual afgano explica las cosas mejor que el ministro de Sarko: “Según Habibullah Rafi, historiador y analista político, «cuando los norteamericanos tumbaron su régimen, los talibán se desvanecieron. Pero a causa de lo bombardeos y matanzas de la población civil han logrado volver a estar en estado de gracia con la gente, que si no los ayuda, por lo menos cierra los ojos. Poco a poco han progresado hasta Kabul».” (El Watan, 21/08/08)

Pero la cosa no sólo se ha puesto fea en Afganistán. Simultáneamente, el talibán domina también una amplia franja en territorio del vecino Pakistán. Eso nos remite a la otra gran crisis que aludimos, la de Pakistán.