Primer
cumpleaños de la crisis mundial
Las cosas no mejoran
Por
Jorge Sandoval
Fue
en los días 9, 10 y 13 de agosto del año pasado que los bancos centrales de EEUU,
Europa, Japón y otros países volcaron unos 300.000
millones de dólares a los mercados financieros para frenar
el derrumbe de las bolsas, e impedir la quiebra en cadena de
bancos y otras entidades financieras.
Aunque
en ese momento la intervención de los bancos centrales evitó
un colapso mundial como el de octubre de 1929, eso no
implicó una remisión de la crisis. Simplemente,
gracias a las intervenciones del estado –tan criticadas
cuando no se trata del bolsillo de los grandes
capitalistas– la crisis se ha venido desarrollando en “cámara
lenta”... pero nadie sabe cuándo y cómo será el final
de esta película.
La
crisis: de financiera a económica, y de EEUU al resto del
mundo
Lo
que empezó como una crisis financiera en el sector
hipotecario estadounidense, hoy es una crisis económica
y de dimensiones mundiales. Aunque esto se presente,
como es habitual, teñido de grandes desigualdades, este
crecimiento de las dimensiones y la geografía de la crisis
es uno de los datos fundamentales de este primer cumpleaños.
En
la esfera de las finanzas, poco antes de esa fecha,
regresaron las turbulencias con la falencia de los dos
gigantes hipotecarios estadounidenses Fannie Mae y Freedie
Mac, que igual que los bancos en agosto de 2007, se hubiesen
desplomado sin el auxilio del estado yanqui.
A
su vez, la situación de la economía ya es recesiva, tanto
en EEUU como en Europa. El término “recesión” es desde
hace mucho una palabra prohibida no sólo en los gobiernos
de EEUU y Europa sino también hasta en la prensa. Sin
embargo, la realidad se ha ido imponiendo contra las
oficinas de estadísticas, que no son tan desvergonzadas
como nuestro INDEK pero también hacen lo suyo.
Así,
un diario optimista profesional, como el Wall Street
Journal (15/08/08), ha debido reconocer que “la
economía global, que hasta hace poco seguía creciendo pese
al debilitamiento de EEUU, acaba de exhibir los más
recientes signos de enfriamiento. El jueves, la Unión
Europea informó que el Producto Interno Bruto de la zona
euro en el segundo trimestre se contrajo 0,2% respecto al
primero. Se trata de la primera caída en los 15 países que
usan el euro desde inicios de los años ‘90. Ahora, cuatro
de las cinco mayores economías del mundo, incluyendo
Estados Unidos, la zona euro, el Reino Unido y Japón, están
entrando en recesión. En EE.UU., asimismo, el Departamento
del Trabajo anunció que la inflación alcanzó su nivel más
alto en 17 años”.
Dentro
de la zona del euro, quien está descendiendo más rápidamente
es la economía española, que hasta hace poco tenía un
crecimiento por encima de la media europea. Allí la crisis
hipotecaria tomó dimensiones comparables a las de EEUU y
acaba de ir a la bancarrota una de las principales empresas
de la vivienda.
Según
el Wall Street Journal (13/08/08), “los
bancos españoles podrían ser los próximos en sufrir los
efectos de la contracción financiera global... Ahora que el
colapso inmobiliario está golpeando a las constructoras,
los deudores hipotecarios y la economía española en
general, el panorama se está nublando, en particular para
el sistema de cajas de ahorro, que genera cerca de la mitad
de los depósitos y préstamos del país”.
"La
economía global muestra signos de agotamiento en medio de
una creciente desaceleración que va de EEUU a Europa
Occidental y Japón", resume un economista de J.P.
Morgan David Hensley en una nota a sus clientes. El
enfriamiento, añadió también, "está trasladándose
a las economías emergentes". Entre los
“emergentes” hay varios países de América Latina que
ya están sufriendo las consecuencias. Esto los está
afectando, en relación directa a sus vinculaciones con
EEUU. Es por eso que México y los países centroamericanos
reciben los peores golpes.
Deshojando
la margarita... ¿Qué hay que combatir en primer lugar, la
recesión o la inflación?
La
situación se complica porque no hay unidad de criterio
entre los dos principales bancos centrales, la Federal
Reserve de EEUU y el Banco Central Europeo de la zona del
euro.
El
Banco Central Europeo está más preocupado por la inflación
que la Reserva Federal en EEUU y elevó en julio su tasa de
referencia en un cuarto de punto porcentual para dejarla en
un 4,25%. Durante la crisis crediticia, el BCE no alteró
las tasas mientras la Fed las rebajó agresivamente. Esas
tasas más altas están también pesando sobre la economía
europea.
Esto,
por supuesto, refleja situaciones e intereses distintos y
contradictorios del capitalismo estadounidense y europeo.
Dada las dimensiones de la crisis financiera, si la Reserva
Federal hubiese actuado distinto, la recesión podría haber
sido una caída en picada.
Pero
de todos modos, es un hecho que las dos principales
concentraciones del capital imperialista no terminan de
ponerse de acuerdo sobre qué hacer.
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