Socialismo o Barbarie, periódico Nº 134, 28/08/08
 

 

 

 

 

 

El PO y el conflicto del neumático

De sabihondos, suicidas y... enterradores

En la última edición de Prensa Obrera (n° 1051), los compañeros de PO se largan a una serie de definiciones y polémicas con nuestro partido alrededor del conflicto del Neumático. Hacen esto en un artículo titulado “De sabihondos y suicidas”. A pesar de la evidente discrepancia en muchas de las apreciaciones que deslizan en esta nota, nos parece un método saludable el poner las opiniones sobre un papel en vez de decir de todo bajo cuerda como hacen otras corrientes.

A la vez, hay un aspecto en el que podemos coincidir. Y es en el hecho que la responsabilidad por la entregada y derrota de luchas como las del Casino, Mafissa y otras de importancia en este último año, está claro que hay que atribuírselas en primerísimo lugar a las traiciones de las burocracias respectivas y no a una u otra corriente de la izquierda. Este es un marco elemental para cualquier discusión más o menos sana en las filas de la izquierda revolucionaria.

Jamás se debe enterrar una lucha en vida

Lo anterior no quiere decir que la política de las corrientes no tenga un peso de enorme importancia a la hora de balancear si se hizo frente a las maniobras y entregadas burocráticas de una manera correcta o no.

Y es por esto que en nuestra edición anterior, criticábamos con “virulencia” a aquellos que, como el PO, salieron a pontificar alrededor de determinadas orientaciones y “errores” de los compañeros de la Marrón y/o del nuevo MAS sin tener la humildad de mirar primero su propio ombligo.

Lamentablemente, en sus nuevos artículos, los compañeros del PO confirman su mirada completamente distorsionada de conflicto de carne y hueso que se está desarrollando bajo sus propios ojos y que, por su propia ceguera, no atinan a ver. Porque, increíblemente, cometen el gravísimo error de dar por muerta y enterrada la lucha del neumático. En un craso error de análisis, la definen, textualmente, como “reventada”

Claro que si lo que se quiere decir es que el gobierno, las patronales y Wasiejko están intentando reventarla a costa de traiciones y más traiciones, no tendríamos ninguna objeción que hacer. Eso es lo que está tratando de hacer la dirección del SUTNA desde el primer instante que comenzó esta ya heroica pelea. Pero lamentablemente el problema es otro: el PO intenta hacer pasar la idea de que el conflicto ya estaría liquidado. Es decir, lo que hacen es dar por liquidada una heroica y abnegada pelea que está abierta. Heroica y abnegada lucha que acaba de hacer una demostración de vitalidad alrededor de un paro de todo el gremio donde durante 8 horas no “voló una mosca” y que si fue casi inmediatamente levantado, esto ocurrió porque el Ministerio de Trabajo y Wasiejko volvieron a maniobrar para levantarlo.

¿Rendición incondicional?

Pero el PO tiene un segundo problema a la hora de la evaluación de la marcha del conflicto, llegando incluso a deslizar gruesas inexactitudes no sólo de apreciaciones políticas sino alrededor de los hechos. Ya en un artículo anterior dábamos cuenta de que el PO hablaba de la primera conciliación como un “triunfo” sólo para cambiar su opinión días después. Al respecto, nuestra posición siempre ha sido clara en el sentido de que la apelación a la primera conciliación como forma de parar los despidos en masa e intentar hacer entrar a los despedidos fue una apuesta correcta, que logró ser llevada adelante en FATE y no así en Pirelli y Firestone por el boicot de la burocracia.

Sin embargo, el PO tiende a escamotear parte de la historia posterior. Porque si correctamente denuncia el acta siniestra firmada por Wasiejko en oportunidad de la segunda conciliación, parece olvidarse que en la mañana del viernes 15 la Marrón (y también el nuevo MAS) impulsamos el desconocimiento de la misma como gesto político hacia los compañeros despedidos de todo el gremio aún a riesgo de ser sometidos a lo que ocurrió horas después, un provocador lock out patronal.

Claro que posteriormente, una vez levantada la medida ante la imposibilidad de parar Pirelli y bajo el riesgo cierto de que llegara la intimación de “ilegalidad” y una ristra de nuevos despidos, se comenzó a gestionar el reingreso en la planta. Es a esta gestión a la que el PO llama “rendición incondicional”… ¿Pero qué es lo que hubiera propuesto este partido? ¿Qué todos los compañeros se quedaran alegremente fuera de la planta? La verdad es que es una suerte que el PO no tenga ninguna responsabilidad al frente de esta pelea. Porque además, lo de la “rendición incondicional” sólo existe en la cabeza del autor de la nota. Porque el único compromiso que se asumió fue respetar esa segunda conciliación dictada por el Ministerio, de ninguna manera renunciar a la pelea por la reincorporación de todos los despedidos y el 35% de aumento.

Cuando se pierden los reflejos

La tercera crítica sustancial del PO, es su acusación al nuevo MAS de “conservador” porque en su orientación siempre ha contemplado el intentar evitar (en la medida de lo posible) que en el transcurso de esta durísima lucha el cuerpo de delegados y la seccional San Fernando sean barridos del mapa. “¿Puede un cuerpo de delegados aceptar, como hizo el del nuevo MAS, ‘todo’ con tal de quedarse y sobrevivir en las plantas con el fuero gremial?” se preguntan los compañeros.

Nos preguntamos: ¿Esto es en chiste o en serio? ¿Es que el PO ha medido sus palabras de la debida manera? Porque si a nadie se le puede escapar que si la base del gremio sale brutalmente derrotada de todos modos la empresa intentará avanzar sobre la seccional recuperada, esto no quiere decir que tener en cuenta el estado de ánimo y conciencia de la base obrera y el evitar perder la dirección de la fabrica en manos de la Violeta sea una acto de “conservadurismo”!

Por el contrario, a nuestro modo de ver, en los conflictos de la clase obrera industrial, históricamente este tipo de cuestiones, siempre ha sido obligatorio tenerlas en cuenta. Sólo un grupo de irresponsables podría dejar de tener en cuenta este factor a la hora de su orientación y política ante enemigos tan poderosos, cuestiones que plantean saber medir muy bien qué medidas de lucha se pueden llevar a cabo en determinado momento y cuales no, lo mismo que si no queda otra que jugarse el todo por el todo, hacerlo con la convicción de que es la lucha la que en definitiva define las cosas.

Pero el PO parece haber perdido todo el oficio y la sensibilidad en mor de una manera de actuar que podríamos llamar (injustamente) “piqueterista”. Es decir, en el sentido de un cierto acostumbramiento a condiciones de la lucha que son distintas cuando se trata de movimientos sociales de compañeros que están en la calle (lo que no quita que también haya que medir las relaciones de fuerza) que cuando se trata de sectores de la flor y nata del proletariado industrial.

Hay que dar pelea

En síntesis: estos elementos de polémica y análisis los estamos haciendo cuando es un hecho que el conflicto está abierto. Quizás el error más grave del PO haya sido ese que criticábamos al comienzo de esta nota: nunca jamás se puede dar por muerta o enterrada una lucha que está viva aún a pesar de todas las dificultades que enfrenta. Porque sino, entonces ahí, sí, ¡uno se queda a miles de kilómetros de los acontecimientos por más que agite contra el supuesto “conservadurismo” de los demás!