La
huelga de los peones rurales de la Patagonia de 1920-1921
Una
histórica lucha
Por Oscar Alba
En
el último trimestre de 1920 estalló una de las luchas más
importantes dada por los trabajadores en nuestro país. La
misma se sitúa en la Patagonia durante el gobierno del
presidente Hipólito Irigoyen y va a estar motivada en las
condiciones de explotación que sufrían los trabajadores
rurales a expensas de los grandes estancieros.
El escenario de la pelea va a ser las grandes
extensiones sureñas que estaban en manos de poderosos
ganaderos y latifundistas. Estos se encontraban organizados
en la Sociedad Rural y la patronal del comercio
en la Liga de Comercio. Los estancieros eran un puñado
de propietarios, por lo general ingleses. Así encontramos a
The Monte Dinero Shep Farming Company y los Braun Menéndez,
entre otros, dueños de 1.250.000 cabezas de ganado lanar.
Esto les reportaba unos cinco millones de kilos de lana.
Pero además manejaban minas, bancos, frigoríficos y hasta
una flota de barcos y puertos, lo que configuraba, sin duda,
un verdadero monopolio internacional que no conocía de
fronteras geográficas ya que sus propiedades tenían un pie
en Chile y el otro en nuestro país. La patronal, por
entonces, se agrupaba en la Liga Patriótica que había
actuado junto a la policía en la represión de los
trabajadores en la Semana Trágica que sacudió a Buenos
Aires en 1919. También estaba la Asociación Pro Patria. Y
a mediados de mayo de 1919 el gobernador interino de la
provincia de Santa Cruz, Correa Falcón, era a su vez
gerente de la Sociedad Rural.
Crisis y rebelión
El auge de la comercialización de la lana en el
mercado mundial va a comenzar a retroceder con el estallido
de la Primera Guerra Mundial del 1914 a 1918. Esta crisis va
a afectar al conjunto de la ganadería aunque no a todos por
igual. (1) Y esto significará, como siempre, que la pérdida
de las ganancias de los capitalistas ganaderos recaiga sobre
el hombro de los trabajadores azotándolos con la desocupación
y los bajos salarios. Esto va a ir creando las condiciones
para que el descontento, la bronca y la disposición a la
lucha se vayan haciendo carne rápidamente entre la peonada
y los trabajadores del campo.
En ese entonces el movimiento obrero se había
organizado en la FORA (Federación Obrera Regional
Argentina) que se encontraba dividida en la FORA del Quinto
Congreso dirigido por los anarquistas y en la FORA del
Noveno Congreso que se estaba conducida por sindicalistas más
cercanos al gobierno radical. En la Patagonia los obreros
habían organizado la Sociedad Obrera con el anarquista español
Antonio Soto a la cabeza.
En octubre del ‘19, ante el aumento de la bronca y
la conflictividad en distintos lugares de la provincia,
comienza la represión a los trabajadores. La policía
detiene a los dirigentes de origen extranjeros –que eran
mayoría debido a la inmigración– y trata de aplicar la
Ley de Residencia que establecía la posibilidad de expulsar
a los trabajadores considerados indeseables. Frente a esto
la Sociedad Obrera declara la huelga general provincial.
Poco después de una semana los sindicalistas son dejados en
libertad. No obstante, la huelga continúa tanto en los
puertos como en las estancias a partir de los reclamos
laborales ya existentes.
Los hacendados van a hacer una propuesta en los
primeros días de noviembre. La misma consiste en “un
sueldo mínimo de 100 pesos mensuales en moneda nacional
incluyendo a la comida; comprometiéndose a mejorar
paulatinamente la higiene, lo cual implica un primer
reconocimiento por parte de los ganaderos de las paupérrimas
condiciones de trabajo de los peones”. (2) Como
contrapartida de esta oferta, la patronal desconocía a la
Sociedad Obrera la representación de los trabajadores. Pero
el 17 de ese mes la patronal va a acceder al reconocimiento
de la organización de los trabajadores. Esta propuesta va a
incluir mejorar las condiciones de vivienda del personal en
las estancias, colocar puesteros, privilegiando a los que
tienen familias y federar a los obreros.
Los obreros reunidos en asamblea rechazan esta
propuesta y elevan una contrapropuesta donde especifican las
condiciones de comodidad que necesitan:
“a- En cada pieza de cuatro por cuatro no dormirán
más de tres hombres, en camas o catres, con colchón,
aboliendo los camarotes. Las piezas serán bien ventiladas y
desinfectadas cada ocho días. En cada pieza habrá un
lavatorio y agua abundante donde se puedan higienizar los
trabajadores después de la tarea.
b- La luz será por cuenta del patrón debiéndose
entregar a cada trabajador un paquete de velas por mes. En
cada sala de reunión debe haber una estufa, una lámpara y
bancos por cuenta del patrón.
c- El sábado a la tarde será única y
exclusivamente para lavarse la ropa los peones, y en caso de
excepción será en otro día de la semana.
d- La comida se compondrá de tres platos cada una,
contando la sopa; postre y café, té o mate.
e- El colchón y cama será por cuenta del patrón;
la ropa por cuenta del obrero.
f- En caso de fuerte ventarrón o lluvia no se
trabajará a la intemperie exceptuando casos de urgencia
reconocida por ambas partes.
g- Cada puesto estancia deberá tener un botiquín de
auxilio con instrucciones en castellano.
h- El patrón queda obligado a devolver al punto de
donde lo trajo al trabajador que despida o no necesita”.
(3)
Esta propuesta de los obreros será rechazada por los
patrones y la huelga estalla y se generaliza en toda Santa
Cruz.
La
patronal vuelve a presentar una propuesta pero lo hace en
las estancias o sea “puenteando” a la Sociedad Obrera y
ante la continuidad de la huelga trae carneros desde Chile y
Buenos Aires.
En
algunos lugares la lucha se va endureciendo con
movilizaciones y toma de rehenes en varias estancias. Por
ejemplo en Puerto Deseado también estaban en huelga los
ferroviarios y los empleados de comercio. Allí se realizan
movilizaciones de la población en apoyo de los huelguistas
y es muerto un obrero.
Al
finalizar el año la convulsión social había puesto en
alerta rojo al gobierno de Irigoyen que decide enviar tropas
en los primeros días de enero de 1920. Llega entonces a
Puerto Santa Cruz el
10º Regimiento de Caballería “Húsares de Pueyrredón”
con el teniente coronel H. Benigno Varela. Unos días después
llegarán fuerzas de la Marina y otra compañía de caballería.
Con el arribo de los efectivos militares la huelga cerrará
una etapa. El gobernador Yza va a actuar de mediador y el 29
de enero una asamblea de 627 delegados obreros aceptarán
las condiciones de la mediación. El convenio acordado será
favorable a los reclamos obreros lo cual no satisface a los
patrones ni a los comerciantes.
La reacción patronal y la lucha obrera
El
25 de marzo los trabajadores del Frigorífico Swift de Río
Gallegos paran la faena de animales en demanda de mejoras
salariales. Los ganaderos urgidos por la necesidad de la
faena y ante la firmeza de la huelga resuelven, en una reunión
de la Sociedad Rural otorgar un aumento salarial para que
los obreros vuelvan a sus tareas. De todas maneras el
ambiente general, a pesar de lo acordado a fines de enero
provoca enfrentamientos entre la Liga Patriótica y sectores
obreros. En el mes de julio se produce un choque en Puerto
Santa Cruz entre manifestantes y fuerzas de la liga
patronal.
Los
patrones finalmente van a ir desconociendo el convenio que
se había firmado por la mediación del gobernador. Los
capitalistas del campo van a argumentar que la caída en el
precio de la lana les impone bajar los costos.
La
Sociedad Obrera comenzará una campaña de sindicalización
y a tal fin, Antonio Soto, principal dirigente de los
trabajadores, emprenderá una recorrida por la provincia.
En
setiembre de ese año los estibadores de Río Gallegos
inician un boicot contra la patronal de los Braun y chocan
violentamente con los carneros que había traído la
empresa. Como respuesta la Liga Patriótica ataca el local
de la Sociedad Obrera y lo destruye.
El
enfrentamiento va en aumento y el 20 de octubre la Sociedad
Obrera de Puerto Santa Cruz dirigida por Ramón Outerelo
plantea un nuevo pliego de condiciones. La patronal
contraataca. Y se produce el “allanamiento y clausura de
los locales de la Federación Obrera de Río Gallegos,
Puerto Deseado, San Julián, Puerto Santa Cruz y apresa a
los dirigentes de los trabajadores” (4). Nuevamente
estalla la huelga en toda la provincia.
Antonio
Soto lanza un manifiesto a los trabajadores de todo el país
que expresa: “Cuando creíamos más segura la paz y el
trabajo, después de los luctuosos sucesos del movimiento
pasado, se alza la reacción bárbara, característica de
esta cueva de Arrivistas Degenerados,
de ese Club de Proxenetas, llamada Liga Patriótica,
con su estandarte Trabajo Libre(...) patriotas de bolsillos
cuyo lema es Patria y Carlés, tratan de frenar nuestras
justas aspiraciones a un poco más de pan, con deportaciones
a mansalva, haciendo caso omiso de las leyes que ellos
mismos pregonan y de la Constitución que al parecer pasó a
la historia (...) ¡Trabajadores del campo!...neguémonos a
producir para estos zánganos de la bandera” (5).
El
gobierno antiobrero envía desde Buenos Aires nuevamente al
coronel Varela, que gozaba de cierta confianza en sectores
de los obreros patagónicos. Rápidamente esa confianza se
va a demostrar equivocada y fatal. Cuando Varela llega a Río
gallegos impone la pena de fusilamiento para peones y
obreros en huelga.
El
14 de noviembre fuerzas militares fusilan a un grupo de
activistas en Punta Alta cerca de Río
Turbio y Fuentes del Coyle. En Cerro Baguales es
fusilado Félix Pinto, secretario general de la Federación
Obrera de Río Gallegos, quien había sustituido a Soto que
se encontraba en el interior de la provincia. En Paso Ibañez
y en Río Chico alrededor de 500 huelguistas fueron hechos
prisioneros. Mientras el crucero “Almirante Brown”
llegaba a Puerto Santa Cruz para custodiar los intereses del
frigorífico Armour. El 24 de noviembre el coronel Varela se
reúne con los dirigentes huelguistas Outerelo, Avendaño y
García y les exige la “rendición incondicional”. Poco
después en distintos lugares los tres serán fusilados
junto a otros trabajadores. En Estancia Bella Vista, zona de
Paso Ibáñez, se producirán 55 fusilamientos; En Cañadón
León –hoy Gobernador Gregores– serán 15 los muertos,
totalizando 70 huelguistas ejecutados sin juicio previo,
entre ellos el secretario de la Federación de Puerto Santa
Cruz, Ramón Outerelo” (6). Siguiendo su escalada de
fusilamientos Varela se va al norte de la provincia, a la
localidad de Las Heras en busca de unos 400 huelguistas
dirigidos por el entrerriano José Font a quien
apresará y fusilará junto a cuarenta compañeros.
A
mediados de diciembre la represión feroz va a quebrar la
huelga y el movimiento va a ir disminuyendo. Los estancieros
chupasangre desconocerán definitivamente el convenio e
imponen una nueva escala salarial que disminuye los salarios
a una tercera
parte y hasta la mitad según las categorías así como el
retroceso en las condiciones de trabajo que se habían
logrado.
El
frente de los estancieros, el gobierno y el estado
capitalistas a través de una sangrienta masacre de
trabajadores va a imponer nuevas condiciones de explotación
en toda la Patagonia. No obstante el heroísmo de
dirigentes, activistas y trabajadores en general debe ser
asimilado en el presente para redoblar los esfuerzos en pos
de terminar definitivamente con la explotación y el hambre
capitalistas construyendo una alternativa obrera
independiente y clasista.
Notas:
(1)
“Aquellos que participaban en el engorde fueron los
primeros en sufrir pérdidas. Pero como el ciclo de engorde
era más corto que el de cría para 1922 muchos de ellos ya
se habían ajustado, y estaban en mejores condiciones para
comprar y vender a precios más bajos. (...) El ganado
producido con costos muy elevados en los dos o tres años
anteriores estaba llegando a la madurez precisamente cuando
el mercado colapsó, por lo que muchos ganaderos no tuvieron
otra opción que desprenderse de sus animales con grandes pérdidas”
(Roy Hora. Los terratenientes de la pampa Argentina. Una
historia social y política, 1860- 1945)
(2)Vencedores
y vencidos. Cronología del movimiento huelguístico en
Santa Cruz de 1920- 1921. Ángel Uranga
(3) Op. cit.
(4) Op cit.
(5) Citado en Los vengadores de la Patagonia Trágica
de Osvaldo Bayer
(6) A.
Uranga.
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