Socialismo o Barbarie, periódico Nº 122, 20/03/08
 

 

 

 

 

 

El INADI y su “Parlamento de mujeres”

Martirologio de la diversidad al servicio de esta
democracia de ricos

Por Manuel
Agrupación Carne Clasista

El jueves 6 de marzo, el Instituto Nacional contra la Discriminación y Xenofobia (INADI), dirigido por María José Lubertino, organizó un “Parlamento de mujeres por la diversidad y contra todo tipo de discriminación” de cara el Día Internacional de la Mujer en el Congreso Nacional. Según el relato publicado en Página 12 el viernes 7, bajo la consigna “No hay igualdad sin diversidad”, hablaron mujeres con VIH, afrodescendientes, deportistas, discapacitadas, adultas mayores, en estado de prostitución, con sobrepeso, activistas de movimientos sociales, lesbianas, judías, travestis, musulmanas, indígenas, mujeres por la diversidad ideológica y mujeres niñas. Cada oradora planteó su problemática particular, importante y justa. Pero lo que llama la atención es que en las crónicas consultadas sobre el evento (la propia del INADI y la  nota en Página 12) no haya mención sobre la lucha por el derecho al aborto legal, o la necesidad de conquistar la igualdad de remuneración por la misma tarea. Son importantes y merecen nuestro apoyo y compromiso cada una de las cuestiones planteadas por las oradoras. Ahora, en el Día Internacional de la Mujer trabajadora ¿Lubertino no dio lugar a la necesidad de legalizar el derecho al aborto, cuya ilegalidad mata a más de 800 mujeres por año en el país? ¿O esta funcionaria considera que un problema que afecta a millones de mujeres en el país es un problema menor? Lo mismo cabe decir de las mujeres trabajadoras: millones de trabajadoras sufren los problemas específicos como tales. Tampoco fueron contemplados por ninguna oradora.

Una anécdota podría ayudar a entender la situación. Según el diario Crítica del 9 de marzo, la Presidenta habría “recomendado” la titular del INADI “vestirse como funcionaria”, en alusión a los modelitos y peinados a los que la Majo nos tenía acostumbrados. Podemos conjeturar que Cristina también le dio otras instrucciones: “Nada de reclamos salariales. Si alguna se queja, le mandamos la patota”. Y quizás en la misma comunicación le pudo haber comunicado que “nada de aborto legal; soy peronista, no progre”. Igualmente, lo más probable es que entre el olfato de arribista profesional de Lubertino y su acuerdo con la política de anuncios grandilocuentes y cambios cosméticos, la línea política del gobierno para solucionar los grandes problemas que tienen las mujeres (o sea, ninguna) haya sido aceptada naturalmente por Lubertino.

Queda en las manos de las agrupaciones feministas independientes del gobierno de Kirchner y de sus títeres, más o menos bien vestidos, la lucha por el derecho al aborto y los derechos de la mujer trabajadora. Así como también por que la diversidad deje de ser un martirologio al servicio de esta democracia de ricos y pase a ser una lucha en alianza estratégica con el movimiento de mujeres y de la clase trabajadora para desterrar todo rastro de opresión de la vida humana.