Socialismo o Barbarie, periódico Nº 122, 20/03/08
 

 

 

 

 

 

Taller de Las Rojas

“La feminista que no es socialista, carece de estrategia, el socialista que no es feminista,
carece de profundidad”

Por Laura y Verónica
Agrupación Las Rojas

A cien años de haberse proclamado el Día Internacional de la Mujer, los debates acerca de los avances en materia de derechos de las mujeres no han cesado. El movimiento de mujeres ha venido llevando a cabo una lucha incansable que le permitió garantizarse una serie de derechos mínimos. Sin embargo, la existencia hoy día de muertes por abortos clandestinos, los circuitos de explotación sexual de mujeres y niñas, los feminicidios, la falta de guarderías en los lugares de trabajo y los bajos salarios pagados a las mujeres trabajadoras siguen siendo una muestra clara de que el problema de la opresión de la mujer no está resuelto.

Y todo esto mientras una mujer presidenta, Cristina Kirchner, anuncia con bombos y platillos que ha comenzado el “siglo de las mujeres”, a pesar de haberse declarado varias veces contraria a la legalización del aborto y de haberle prometido al Papa no avanzar en nada con este derecho.

Los debates que se abren en relación con este problema fundamental, las diferentes posiciones adoptadas por las corrientes políticas que intervienen en el movimiento, no hacen más que reflejar profundas diferencias políticas, teóricas y estratégicas acerca de la liberación de la mujer en particular y de la transformación de la sociedad en general. Ante esta realidad, Las Rojas creemos que para abordar en mejores condiciones esta dura pelea y los debates que ella suscita, tenemos la obligación de profundizar en la discusión y elaboración teórico-política.

A partir de esto Las Rojas llevamos a cabo nuestro taller La liberación de la mujer. Una cuestión ¿doméstica, sexual, ideológica, económica, cultural, social? Una critica marxista a los supuestos posmodernos”, que nos permitió comenzar una seria discusión sobre la problemática de la liberación de la mujer con las diferentes corrientes posmarxistas y posfeministas, que tienen una fuerte influencia en el movimiento de mujeres actual.

En el primer encuentro del taller estudiamos la relación existente entre la explotación capitalista y la opresión de la mujer, donde concluimos que el sistema capitalista necesita para su reproducción que el conjunto de tareas domésticas (la limpieza de la casa, el cuidado de niños y ancianos, la posibilidad de que el trabajador después de ser explotado 12 horas al día llegue a su casa, tenga la comida hecha y la ropa limpia para el otro día volver a trabajar durante 12 horas más) sean realizadas de manera gratuita y privada. Es así como la clase capitalista se ahorra todo el gasto de reproducción social que se realiza en la casa al no tener que gastarlo en comedores, guarderías públicas, lavaderos públicos, etc. Este es el rol que se le asigna a la mujer.

Para poder llevar todo esto adelante el capitalismo se apropia de una vieja institución, la familla monogámica, que refuerza los roles de las mujeres como buenas madres, amante fiel, ama de casa, construida sobre la base de la opresión de la mujer en la familia. Es así como la familia y el trabajo doméstico privado son uno de los pilares fundamentales para la reproducción del sistema social en su conjunto. Por esta razón, la lucha por la liberación de la mujer es contra el sistema patriarcal capitalista. Y por ello mismo, la posibilidad de la liberación definitiva de las mujeres vendrá de la mano de la revolución socialista. Pero es una lucha que comienza hoy, y es parte de la lucha del conjunto de los explotados y oprimidos contra el sistema capitalista. Por lo cual las mujeres debemos organizarnos para pelear por nuestras reivindicaciones y junto con los trabajadores y demás oprimidos contra el sistema de conjunto.

Sobre la base de estos conceptos de la tradición del materialismo histórico es que iniciamos la discusión del segundo encuentro del taller con las corrientes posmarxistas y posfeministas, representadas por la obra de Judith Butler. Estas corrientes surgieron en el contexto de la caída de la URSS y el llamado “fin de la historia”, el posmodernismo. Son las corrientes que suscriben la idea de que las peleas de las mujeres, los homosexuales, los trabajadores, las minorías étnicas son peleas fragmentarias que no tienen puntos de unidad más que coyunturales. Es decir, parte de la idea de que no hay un sistema mundial llamado capitalismo al que hay que enfrentar para terminar con todas las opresiones y con la explotación.

El posfeminismo de Judith Butler plantea que el concepto de “mujer” es una creación lingüística al servicio de la heterosexualidad obligatoria. Es un producto de una economía de sentido por la que la mujer se siente oprimida. Butler critica al feminismo por haber creado la idea de una única mujer, cuando en realidad es una categoría que oculta que hay muchas mujeres que son muy distintas. Y por sobre todas las cosas, el feminismo quedó atrapado en la dominación, al no ver que lo realmente subversivo es romper con la norma heterosexual. Judith Butler se considera posfeminista precisamente porque reniega de la organización del movimiento de mujeres como conjunto que pueda ofrecer junto con los trabajadores una salida a los problemas de la mitad de la humanidad que sigue siendo doblemente oprimida y explotada. Estas teorías consideran fundamentalista todo intento de ofrecer una salida al conjunto de los problemas que enfrentan los explotados y oprimidos.

El taller resultó muy útil para debatir con las concepciones teóricas que sustentan posiciones políticas dentro del movimiento de mujeres, como las de aquellas que consideran que no es necesario organizar un gran movimiento de mujeres alrededor de una pelea que nos unifique.

Como dijera Rosa Luxemburgo: “La feminista que no es socialista, carece de estrategia. El socialista que no es feminista, carece de profundidad".