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Las paritarias que se vienen
¿Show burocrático o desborde?
En el contexto económico
deteriorado que venimos analizando desde estas páginas y en
relación a las paritarias que se vienen es cómo con
respecto a las brujas: no existen pero que las hay las hay.
Decimos esto porque en el momento que estamos cerrando esta
editorial, el gobierno acaba de anunciar cual es su techo
para las negociaciones: el
19.5%. Es decir, supuestamente las negociaciones serían
“libres”, “sin pisos ni techos”, pero el techo ya
está. Que la inflación del año 2007 haya rondado entre el
23 y el 26% es lo de menos: en el 2008 todas las previsiones
serias dicen que
será
mayor aún!
La danza de los porcentajes
Por supuesto, con la apertura del
período de paritarias, arrancó
la danza de porcentajes con los que cada cacique gremial
busca reubicarse frente a su base y en la interna de la
burocracia sindical (CGT y CTA). Sabemos por experiencia lo
que valen esos cacareos y esas pinturas de guerra que se
borran con la primera lluvia.
En vez de marearse con todas las
variantes, conviene retener algunas líneas estratégicas a
más del ya anunciado número testigo
por parte del gobierno. La patronal,
por boca de la UIA, ya dio su cifra: 12%, con la idea de
estirarse, en promedio, hasta algo menos del 20%. Para la burocracia,
todo lo que quede por encima del 20% es de regalo. Todo
esto, en un año en el que las presiones inflacionarias van
a ser –como está dicho– más
fuertes, no menos, que en 2007. ¿Queda claro quién
pierde? Si esto se cierra en estos números, más allá de
casos particulares, la paritaria va a ser un gran teatro: patronal y burocracia fingen pelear a muerte y el
gobierno finge mediar, pero los
números
“gruesos” ya estarían arreglados.
Para muestra de lo tramposa
que puede ser la danza de las cifras, veamos un caso. La
burocracia del SMATA
deslizó que buscaría un aumento del 50%
para 2008 y 2009, a tono con la idea original del Pacto
Social, por ahora en el freezer. El número parece
impactante. Pero se trata del reclamo de
máxima, que siempre implica arreglar por menos. Si el
acuerdo final llega a un 40%,
por ejemplo, no es más que un 20% por año, menos
que la inflación real de 2007, menos
que la prevista en 2008 y quién sabe cuánto será en 2009.
¡Y este “ventajoso” acuerdo se propone para las automotrices,
que es por lejos la
rama productiva que más plata ha ganado en estos años!
Así que el resto, agarrate Catalina…
Oigamos si no a Antonio Caló,
secretario general de otro gremio importante, la UOM: “Hay
que estar agradecidos” a los Kirchner porque la plantilla
de afiliados se triplicó desde 2003. ¡Claro, si los burócratas
viven de eso, no de los salarios de sus “representados”!
¡Caló y compañía sí que pueden estar “agradecidos”!
Muchos trabajadores con bronca
por el deterioro salarial intuyen cómo viene la mano, y por
eso no quieren saber
nada con dejar la negociación paritaria íntegramente en
manos de la burocracia. Un buen ejemplo fue el reciente conflicto
de la línea 60. Los compañeros ven que los
trabajadores del subte ganan mucho mejor y que sus salarios
no los negocia la burocracia sino una interna
independiente. Cuando se lanzó el paro sorpresivo, allá
fueron los matones de
la UTA, con la total complicidad policial, a tratar de
“poner orden”. El caso muestra dos cosas: primero, que
pelear por salarios en serio implica, de una manera u otra,
un desborde a la
burocracia; segundo, que por esto hay que prepararse para conflictos muy duros.
Porque burocracia, patronal y gobierno se juegan, juntos y cada uno por sus
razones, una parada importantísima.
¿Qué pelear en las paritarias?
Una experiencia muy importante
del año pasado respecto de las paritarias fue la de FATE,
que ahora tiene una nueva dirección independiente y
antiburocrática. Se trata de los delegados
o veedores electos por la base, que allí donde se pueda
hay que tratar de imponerle a la burocracia como una cuña
para que le resulte más
difícil negociar salarios y condiciones de trabajo que
correrán para los trabajadores, no para los burócratas que
ponen la firma.
Pelear representantes directos de la base en las reuniones paritarias es la
primera condición para ir por más. Desde ya que, además
de un aumento
salarial de un porcentaje que refleje la inflación real,
es decisivo luchar por cláusulas de indexación
automática si la inflación se desboca, aunque esto se
hace más difícil porque en Argentina, gracias a los K, no
existe índice oficial de inflación. Pero se puede y se
debe buscar un indicador para la escala móvil de salarios.
Pero la negociación no se agota
en el salario, aunque eso sea lo más urgente en la cabeza
de los compañeros. Porque en muchos gremios las paritarias
incluyen, o pueden incluir, condiciones
de trabajo. Y puede ser la oportunidad para denunciar
los convenios flexibles hijos de la ley Banelco
menemista refrendada por Kirchner. Desde las modalidades de
contrato hasta los horarios, turnos y tareas, todas
las medidas de esclavización laboral de los 90 son el peor
enemigo de los trabajadores y deben ser puestas en cuestión!
Justamente como producto de las
bestiales condiciones de trabajo es que los índices de accidentes laborales son en Argentina de los más altos del mundo.
El sistema de ART es una burla al servicio de la patronal y
en perjuicio de los trabajadores accidentados y sus
familias. Proponemos que, como se hizo en otras
oportunidades en casos de accidentes graves o gravísimos
(en la mina de Río Turbio, por ejemplo), se pongan en
marcha Comités
Obreros de auditoria y/o control de las condiciones de
trabajo, no meramente “informativas” sino con
derecho a veto.
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