Socialismo o Barbarie, periódico Nº 120, 21/02/08
 

 

 

 

 

 

Las paritarias que se vienen

¿Show burocrático o desborde?

En el contexto económico deteriorado que venimos analizando desde estas páginas y en relación a las paritarias que se vienen es cómo con respecto a las brujas: no existen pero que las hay las hay. Decimos esto porque en el momento que estamos cerrando esta editorial, el gobierno acaba de anunciar cual es su techo para las negociaciones: el 19.5%. Es decir, supuestamente las negociaciones serían “libres”, “sin pisos ni techos”, pero el techo ya está. Que la inflación del año 2007 haya rondado entre el 23 y el 26% es lo de menos: en el 2008 todas las previsiones serias dicen que será mayor aún!

La danza de los porcentajes

Por supuesto, con la apertura del período de paritarias, arrancó la danza de porcentajes con los que cada cacique gremial busca reubicarse frente a su base y en la interna de la burocracia sindical (CGT y CTA). Sabemos por experiencia lo que valen esos cacareos y esas pinturas de guerra que se borran con la primera lluvia.

En vez de marearse con todas las variantes, conviene retener algunas líneas estratégicas a más del ya anunciado número testigo por parte del gobierno. La patronal, por boca de la UIA, ya dio su cifra: 12%, con la idea de estirarse, en promedio, hasta algo menos del 20%. Para la burocracia, todo lo que quede por encima del 20% es de regalo. Todo esto, en un año en el que las presiones inflacionarias van a ser –como está dicho– más fuertes, no menos, que en 2007. ¿Queda claro quién pierde? Si esto se cierra en estos números, más allá de casos particulares, la paritaria va a ser un gran teatro: patronal y burocracia fingen pelear a muerte y el gobierno finge mediar, pero los números “gruesos” ya estarían arreglados.

Para muestra de lo tramposa que puede ser la danza de las cifras, veamos un caso. La burocracia del SMATA deslizó que buscaría un aumento del 50% para 2008 y 2009, a tono con la idea original del Pacto Social, por ahora en el freezer. El número parece impactante. Pero se trata del reclamo de máxima, que siempre implica arreglar por menos. Si el acuerdo final llega a un 40%, por ejemplo, no es más que un 20% por año, menos que la inflación real de 2007, menos que la prevista en 2008 y quién sabe cuánto será en 2009. ¡Y este “ventajoso” acuerdo se propone para las automotrices, que es por lejos la rama productiva que más plata ha ganado en estos años! Así que el resto, agarrate Catalina…

Oigamos si no a Antonio Caló, secretario general de otro gremio importante, la UOM: “Hay que estar agradecidos” a los Kirchner porque la plantilla de afiliados se triplicó desde 2003. ¡Claro, si los burócratas viven de eso, no de los salarios de sus “representados”! ¡Caló y compañía sí que pueden estar “agradecidos”!

Muchos trabajadores con bronca por el deterioro salarial intuyen cómo viene la mano, y por eso no quieren saber nada con dejar la negociación paritaria íntegramente en manos de la burocracia. Un buen ejemplo fue el reciente conflicto de la línea 60. Los compañeros ven que los trabajadores del subte ganan mucho mejor y que sus salarios no los negocia la burocracia sino una interna independiente. Cuando se lanzó el paro sorpresivo, allá fueron los matones de la UTA, con la total complicidad policial, a tratar de “poner orden”. El caso muestra dos cosas: primero, que pelear por salarios en serio implica, de una manera u otra, un desborde a la burocracia; segundo, que por esto hay que prepararse para conflictos muy duros. Porque burocracia, patronal y gobierno se juegan, juntos y cada uno por sus razones, una parada importantísima.

¿Qué pelear en las paritarias?

Una experiencia muy importante del año pasado respecto de las paritarias fue la de FATE, que ahora tiene una nueva dirección independiente y antiburocrática. Se trata de los delegados o veedores electos por la base, que allí donde se pueda hay que tratar de imponerle a la burocracia como una cuña para que le resulte más difícil negociar salarios y condiciones de trabajo que correrán para los trabajadores, no para los burócratas que ponen la firma.

Pelear representantes directos de la base en las reuniones paritarias es la primera condición para ir por más. Desde ya que, además de un aumento salarial de un porcentaje que refleje la inflación real, es decisivo luchar por cláusulas de indexación automática si la inflación se desboca, aunque esto se hace más difícil porque en Argentina, gracias a los K, no existe índice oficial de inflación. Pero se puede y se debe buscar un indicador para la escala móvil de salarios.

Pero la negociación no se agota en el salario, aunque eso sea lo más urgente en la cabeza de los compañeros. Porque en muchos gremios las paritarias incluyen, o pueden incluir, condiciones de trabajo. Y puede ser la oportunidad para denunciar los convenios flexibles hijos de la ley Banelco menemista refrendada por Kirchner. Desde las modalidades de contrato hasta los horarios, turnos y tareas, todas las medidas de esclavización laboral de los 90 son el peor enemigo de los trabajadores y deben ser puestas en cuestión!

Justamente como producto de las bestiales condiciones de trabajo es que los índices de accidentes laborales son en Argentina de los más altos del mundo. El sistema de ART es una burla al servicio de la patronal y en perjuicio de los trabajadores accidentados y sus familias. Proponemos que, como se hizo en otras oportunidades en casos de accidentes graves o gravísimos (en la mina de Río Turbio, por ejemplo), se pongan en marcha Comités Obreros de auditoria y/o control de las condiciones de trabajo, no meramente “informativas” sino con derecho a veto.