Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 110, 13/09/07
 

 

 

 

 

 

Campaña sucia

Manotazo de ahogado de la burocracia

Por Rodolfo Torres

En los días previos a la elección, la burocracia y la patronal desataron una campaña sucia contra los compañeros independientes para asustar y amedrentar a los trabajadores. El eje de la campaña era asociar a los candidatos de la Lista 8 de Mayo  con nuestro partido, tildarlos de “zurdos tirabombas”, etc.

Esta campaña muestra la desesperación que tenían los burócratas. Desesperación confirmada por el aplastante triunfo de la Lista independiente. La campaña incluyó volantes donde se pretendió desprestigiar al nuevo MAS en particular y la izquierda en general, y llegaron a hacer volantes y carteles apócrifos, es decir, iguales a los nuestros, firmados por nosotros pero totalmente falsos. Donde el objetivo, además de desprestigiar al MAS, era un poco más sutil: intentaba instalar la idea de que los compañeros no iban a ser representantes de los trabajadores sino de nuestro partido. Nada más alejado de la realidad.

 

Es sabido por la empresa, por la burocracia y por todos los trabajadores de la fábrica que el nuevo MAS tiene un lugar ganado en el respeto y la consideración de los compañeros de FATE. Respeto y consideración ganados a lo largo de años de lucha, de apoyo y de defender los principios de la clase obrera. Respeto y consideración que se muestra en infinidad de gestos, por ejemplo en los 100 periódicos que se venden en la puerta, en los más de 140 aportes que recibimos en las alcancías como contribución a nuestro partido en la campaña financiera, en los saludos, etc. Las posiciones de nuestro partido son públicas, todos los compañeros las conocen y nuestro partido respeta tanto a los compañeros que las comparten como a los que no, porque para nosotros la democracia obrera es un principio, uno de esos que defendemos hace años en FATE.

En definitiva, se trató de una provocación de dirigentes acorralados y repudiados ampliamente por los trabajadores. La burocracia tendrá que aprender a respetar –de una buena vez– la democracia de los trabajadores.