Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 108, 17/08/07
 

 

 

 

 

 

¿Qué pasa con el frente de la izquierda clasista?

El PO y la “lógica” del frente consigo mismo

Por José Luis Rojo

En las últimas semanas se han venido realizado reuniones entre el PO, el PTS, IS y el nuevo MAS para explorar la posibilidad de dar una respuesta unificada en las próximas elecciones del 28 de octubre. Pero la política miope y autoproclamatoria del PO viene siendo un obstáculo para lograr ese objetivo.

Desde estas páginas ya hemos dejado sentado que es una necesidad que la vanguardia no aparezca tan dividida en el terreno político-electoral, sobre todo ante el hecho cierto de que se vienen renovados ataques a los trabajadores y los sectores populares a partir del casi seguro próximo gobierno de Cristina K.

Sin embargo, si bien hasta el 28 de agosto, fecha límite para la inscripción de alianzas electorales, hay formalmente “tiempo” para poder concretar alguna coalición de la izquierda socialista revolucionaria, la realidad es que hasta ahora estas conversaciones no han sido alentadoras.

¿El responsable principal de esto? El Partido Obrero, que con una lógica política que se asemeja más a la de un autista que a la del “gran partido” que pretende ser ha presentado en ambas reuniones “propuestas” cuyo objetivo es cualquier cosa menos poder avanzar hacia la conformación de un frente electoral de la izquierda consecuente. No es casual que en las últimas ediciones de su periódico no haya aparecido una sola línea del tema. Pero identificando los problemas que están sobre la mesa.

Miopía política

El principal problema político en este caso es la completa falta de amplitud de miras a la hora de la discusión acerca de la posibilidad de conformar un frente electoral. Esto atañe a dos órdenes de problemas.

En primer lugar, a la falta de comprensión de que con el conjunto de la superestructura política girando a la derecha, y con la izquierda y los movimientos de lucha fuera de la agenda del debate político general (hasta ahora monopolizado por las representaciones del sistema), es una necesidad intentar dar en estas elecciones una respuesta unificada de los sectores de la izquierda más consecuentes. Que esto no necesariamente sume “muchos votos” no es el problema fundamental. Lo central es que entre amplios sectores de la vanguardia una respuesta electoral unificada tonificaría su estado de ánimo y ayudaría a estar mejor preparados para las batallas que inevitablemente se vienen. Sin duda, un frente unificado tendría como una de sus grandes banderas la denuncia del “pacto social” antiobrero que va a intentar de poner en pie Cristina K, así como otro conjunto de reivindicaciones de lucha y democráticas.

Miopía organizativa

Pero el autismo político de no ver esta realidad es acompañado por la pretensión de medir todo con masas de votos que... no se tienen (el PO suele empezar anunciando la posibilidad de “grandiosos” resultados electorales, sólo para después terminar barriendo los datos bajo la alfombra). Esto da lugar a una “lógica” también autista a la hora de presentar una propuesta acerca de cómo conformar un eventual frente electoral.

Veamos sino la “propuesta” del PO. Llegan a las reuniones reivindicando su rol supuestamente “claramente hegemónico” dentro de la izquierda. Pero si esto no está del todo demostrado en el terreno real, en todo caso se podría pensar que una corriente que aspira a la “hegemonía” podría tener cierta amplitud de miras como para concebir más ampliamente el interés general de la vanguardia obrera, y no simplemente sus propias necesidades.

¿Cuáles fueron, en suma, las pretensiones del PO? Han planteado –lástima que no por escrito ni en su prensa– que les “correspondería la presidencia y la vice presidencia, el gobernador y el primer diputado por la provincia de Buenos Aires, el primer diputado y primer senador por la Capital Federal…” Si bien, en una segunda reunión, se quisieron mostrar algo más “flexibles” respecto de ese ridículo planteo, no se puede dejar de señalar el evidente despropósito de pretender “negociar” sobre semejantes bases.

Es hasta de sentido común que un frente electoral entre distintas fuerzas nunca podría ser tal si todos los lugares más representativos del mismo son ocupados por una sola fuerza! Esto ya no sería un frente único de tendencias (que se debería expresar en sus principales candidaturas), sino algo muy distinto, un desatinado y grotesco “frente”... con uno mismo! En todo caso, una real vocación “hegemónica” que se logre ejercer sobre otros debería partir de reconocer que esos otros existen y deben tener algún lugar; en su defecto, no haría falta hegemonía, sino sólo ejercer un puro monólogo copiando la concepción estalinista del partido único.

Esto esconde un problema más de fondo: es falso que entre la izquierda clasista de nuestro país se hayan establecido relaciones de clara supremacía de alguna corriente sobre las demás, como fue el indiscutible caso del viejo MAS en los ’80. Sin duda, hay corrientes más grandes –como el mismo PO, no hay por qué no reconocerlo– y de mayor influencia política, y otras más pequeñas. Sin embargo, con cualquier parámetro que se quiera tomar, en todos los terrenos de la actividad, si se quiere llevar adelante realmente alguna iniciativa real, el frente único es una herramienta inevitable (de paso, el PTS se caracteriza por no comprender esto, con sus planteos de frente único para... no hacerlos). Por ejemplo, en la vanguardia obrera que emerge, somos varias las corrientes que estamos haciendo esforzados progresos y otras que casi ni figuran a nivel del trabajo sobre el proletariado industrial (el propio PO corre muy atrás en este terreno). Y si uno se dirige hacia el movimiento estudiantil, el movimiento piquetero, el gremio docente, el movimiento de la mujer, etc., ocurre exactamente lo mismo.

Incluso en el estricto terreno electoral, ocurre lo propio, con el agravante que la corriente más “fuerte” es la que sufre la mas grave degradación oportunista “nacional y popular” y un casi total vaciamiento orgánico de militancia genuina: el MST.[1]

En este contexto, las propuestas risibles de “frente consigo mismo” no sólo son –lógicamente– inaceptables para las demás fuerzas, sino que tampoco tienen el menor asidero en el terreno real.

La propuesta del nuevo MAS

En estas condiciones, nos interesa sobremanera que nuestros lectores sepan cuál ha sido la propuesta de nuestro partido en estas negociaciones, que todas las organizaciones en cuestión conocen bien. Junto con las consideraciones políticas señaladas acerca de la importancia de dar una respuesta frentista en estas elecciones, hemos hecho el esfuerzo de hacer una propuesta que incluso afectando en parte nuestros propios intereses partidarios –porque quedaríamos fuera de la formula presidencial en una elección, precisamente, presidencial–, sea coherente con nuestro planteo político.

Insistimos, siendo una elección presidencial, pero asumiéndonos –en este momento– como la tercera fuerza detrás del PO y el PTS, nuestra propuesta ha sido y sigue siendo que el PO tenga la candidatura presidencial, el PTS la vice presidencial, el nuevo MAS la gobernación de Provincia de Buenos Aires y la IS la diputación por Córdoba (que es la provincia donde tiene más peso en la actividad cotidiana). A partir de ahí, todo lo demás estaría por discutirse, pero quedarían cubiertas casi todas las principales representaciones de alcance nacional en el acuerdo y expresarían un verdadero carácter de frente único electoral del mismo.

Hasta el 28 hay tiempo

A pesar de lo que estamos señalando y de que sería un grave error crearse falsas expectativas acerca de la posibilidad de un frente que luce, hoy por hoy, muy “verde”, desde el nuevo MAS vamos a seguir insistiendo en la necesidad política de un acuerdo y en nuestra propuesta organizativa. Este planteo se lo hacemos al PO, al tiempo que también reiteramos nuestro llamado al PTS –y, en otro plano, a Izquierda Socialista, organización que, dado que no tiene legalidad como partido nacional, no podría inscribirse legalmente como integrando un frente de carácter nacional–, a dar una respuesta en común. Estamos saliendo ya con fuerza a recolectar las candidaturas para las futuras listas, sean o no de una alianza electoral.


[1] En el último acto en el Hospital Francés, en oportunidad del repudio al ingreso de la Gendarmería, daba realmente vergüenza ajena ver el núcleo de compañeros del Teresa Vive claramente arrastrados (por obligación) al acto como toda representación del MST. Partido que sostiene un supuesto “proyecto” para obtener influencia política entre sectores de “masas”, pero que sólo avanza hacia su “socialdemocratización”, es decir, poner todo al servicio de los (no muchos) votos.