Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 104, 14/06/07
 

 

 

 

 

 

Reunión del G-8: desavenencias en la cumbre y protestas por abajo

100.000 en las calles contra los amos del mundo

Por Claudio Testa

En un rincón remoto y aislado de Alemania durante la primera semana de junio, se reunieron los gobiernos de ese país, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia. La reunión del grupo de ocho países (G-8) es un evento anual que la prensa –macaneando como de costumbre– ha bautizado como “la reunión de los países más poderosos de la tierra”. Dos rasgos interesantes caracterizaron el encuentro del 2007. El primero fue la gigantesca movilización de repudio que la rodeó. El segundo rasgo no es menos importante: los 8 no pudieron ponerse de acuerdo en casi nada. Fue una reunión de crisis.

Cien mil manifestantes venidos de toda Europa chocaron durante varios días con la policía que les impedía acercarse al recóndito balneario de Heiligendamm –uno de los preferidos de Adolf Hitler–, donde los 8 habían decidido esconderse para deliberar.

Desde las movilizaciones en Génova en 2001, donde la policía mató al activista Carlo Giuliani, ésta ha sido la más grande demostración de repudio a una cumbre del G-8. Las manifestaciones en Escocia contra el G-8 del 2005 se vieron frustradas por la provocación de los atentados en el metro de Londres. Y ningún otro evento internacional en los últimos años había presenciado un despliegue como el de Génova.

La movilización en Alemania indica que los llamados “movimientos anticapitalistas” están muy lejos de desaparecer en Europa. Otra cuestión es cómo ese amplio activismo se puede organizar políticamente para que su presencia en las luchas sociales sea más sostenida.

Otro elemento importante de este “retorno” de los movimientos “antiglobalización” o “anticapitalistas” es que parecieran tener un componente significativo de sectores de la clase obrera organizada.

Posiblemente el hecho de que la cumbre del G-8 se hiciera en Alemania ha facilitado esto. Es que se ha dado en momentos en que sectores importantes de la clase trabajadora alemana están luchando contra la imposición de planes de ajuste. En Alemania, como en Francia y otros países de Europa continental, el gran capital, en nombre de la “competitividad internacional”, está empeñado en avanzar hacia la imposición de contrarreformas neoliberales salvajes, que liquiden definitivamente las concesiones de posguerra. Esto impulsó a franjas del activismo sindical a dirigir también sus cañones contra el G-8, que aparece como el símbolo mundial del neoliberalismo salvaje.

Así, trabajadores de la Deutsche Telekom en conflicto contra reestructuraciones y despidos, los portuarios de Hamburgo, sindicatos de empleados públicos y otros sectores gremiales participaron en las movilizaciones.

Fue también otra gran movilización internacionalista. Después de las represiones a los manifestantes, los tribunales alemanes, con una rapidez insólita comenzaron a dictar sentencias de prisión a los detenidos por la policía. En la lista de condenados, junto a la mayoría de alemanes, hay jóvenes de todos los países de Europa, desde España hasta Ucrania.

La semana de lucha se inició el sábado 2. A esa fecha unos 80.000 manifestantes ya estaban concentrados en la ciudad de Rostock, cercana a Heiligendamm, y seguían llegando desde toda Alemania. Mientras tanto, decenas de miles de policías cercaron Heiligendamm para impedir que llegaran.

Se sucedieron así varios días de manifestaciones, contestadas por una dura represión. Una de esas movilizaciones, la del lunes 4, tuvo como tema la defensa de los inmigrantes contra el racismo cada vez más brutal de la Unión Europea.

El cerco establecido por decenas de miles de policías, con kilómetros de vallas, tanques y helicópteros, impidió a los manifestantes entrar a Heiligendamm. Pero el triunfo político estuvo de su lado. Los gobernantes de “los países más poderosos de la tierra” deben esconderse como ratas en una cueva lejana y rodearse de un ejército para que a sus deliberaciones no llegue el repudio de los trabajadores y los pueblos del mundo.