Venezuela:
coletazos de RCTV
La señal debe quedar bajo el control de la UNT y las
organizaciones populares
Los
últimos hechos demuestran que sólo el paso de RCTV a manos
de los trabajadores hubiera impedido que el imperialismo y
la derecha capitalizaran políticamente la situación.
El
traspaso de la señal de RCTV a una emisora del gobierno
parece haber tenido un precio político cuyo monto aún no
está claro. Posiblemente pasará un tiempo hasta que eso
pueda determinarse.
Un
acontecimiento importante al respecto fueron las grandes
movilizaciones estudiantiles del miércoles 6 de junio que
partieron en Caracas desde la Universidad Central de
Venezuela y la Universidad Católica “Andrés Bello”.
Según
observadores que no son generalmente hostiles al chavismo,
la gran mayoría de estos estudiantes nunca habían sido
enganchados antes en las marchas de la vieja derecha
opositora. Pero, agitando la bandera de la “defensa de la
libertad de prensa”, ahora lograron sacarlos a la calle.
El
gobierno de Chávez acusó el golpe. Y respondió con una
medida insólita: invitó a los representantes de estos
estudiantes a un diálogo público en el parlamento. Atendiendo
una exigencia de los estudiantes que se manifestaban en las
calles, se programó una sesión especial en la Asamblea
Nacional el 7 de junio, para que expusiesen sus quejas y
entrasen en un debate con otros estudiantes chavistas, ante
las cámaras de todas las cadenas de televisión y la
asistencia de periodistas y reporteros de la prensa y radio.
Aunque
finalmente no hubo un debate real –los dirigentes
estudiantiles opositores se limitaron a leer una declaración
e inmediatamente se fueron sin querer discutir–, el hecho
refleja que, posiblemente, como señala un comentarista, a
Chávez “se le abrió una grieta política”.
Todo
esto nos remite al problema más general de una auténtica
libertad de prensa, que comenzamos a tocar en Socialismo
o Barbarie 103, del 31 de mayo. En este caso, se expresa
en la posición de que la
señal de RCTV pase manos de los trabajadores; en
concreto, a manos de
la UNT (Unión Nacional de Trabajadores), los sindicatos y
las organizaciones populares y sociales, para que democráticamente
las administren.
Como
decíamos allí, es una farsa hablar de “libertad de
prensa” con los medios en manos de un puñado de
corporaciones internacionales y sus socios y sucursales de
los distintos países. Pero la solución no
viene por el lado de que esto sea reemplazado por el
monopolio y el monólogo del gobierno de turno (de Chávez
o de cualquier otro, aun cuando se reclame antiimperialista
y hasta “socialista”). Sobre esto ha habido ya una larga
(y trágica) experiencia a lo largo del siglo pasado.
Por
el contrario, los medios en
manos de las organizaciones de los trabajadores y sectores
populares, y su administración
democrática y pluralista, son la única base sobre la
cual se podría desarrollar una auténtica libertad de
prensa y también de expresión cultural.
Un
pequeño ejemplo que atañe a Venezuela: casi al mismo
tiempo del lío de RCTV, la policía reprimió duramente
varios conflictos obreros, entre ellos el de Sanitarios
Maracay. En este último, dejó como saldo 20 obreros presos
y 10 en el hospital. ¿La TV en manos del gobierno chavista
va a informar sobre hechos por el estilo?
El
capitalismo de estado tercermundista (falsamente presentado
por Chávez como “socialismo”) no va a garantizar ni la
libertad de expresión ni la de prensa en los medios que
posea. Ésa es la actual experiencia en Venezuela y ha sido
también la práctica universal de este de tipo de regímenes
en el pasado. Cualquier medio que controlen es utilizado
para establecer el monólogo gubernamental. Aquí vimos eso
con el gobierno de Perón entre 1946 y 1955.
Y
uno de las más graves “daños colaterales” del monólogo
mediático de estos gobiernos es que hacen aparecer como
“libertad de prensa” el monólogo de los corporaciones
privadas que hoy dominan a escala mundial la TV, las radios
y los diarios. Crean el escenario para que estos monopolios
puedan presentarse como campeones de la “libertad de
prensa”.
Lo
de los estudiantes ha sido, en gran medida, un subproducto
de esta intolerable confusión.
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