Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 104, 14/06/07
 

 

 

 

 

 

Venezuela: coletazos de RCTV

La señal debe quedar bajo el control de la UNT y las organizaciones populares

Los últimos hechos demuestran que sólo el paso de RCTV a manos de los trabajadores hubiera impedido que el imperialismo y la derecha capitalizaran políticamente la situación.

El traspaso de la señal de RCTV a una emisora del gobierno parece haber tenido un precio político cuyo monto aún no está claro. Posiblemente pasará un tiempo hasta que eso pueda determinarse.

Un acontecimiento importante al respecto fueron las grandes movilizaciones estudiantiles del miércoles 6 de junio que partieron en Caracas desde la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Católica “Andrés Bello”.

Según observadores que no son generalmente hostiles al chavismo, la gran mayoría de estos estudiantes nunca habían sido enganchados antes en las marchas de la vieja derecha opositora. Pero, agitando la bandera de la “defensa de la libertad de prensa”, ahora lograron sacarlos a la calle.

El gobierno de Chávez acusó el golpe. Y respondió con una medida insólita: invitó a los representantes de estos estudiantes a un diálogo público en el parlamento. Atendiendo una exigencia de los estudiantes que se manifestaban en las calles, se programó una sesión especial en la Asamblea Nacional el 7 de junio, para que expusiesen sus quejas y entrasen en un debate con otros estudiantes chavistas, ante las cámaras de todas las cadenas de televisión y la asistencia de periodistas y reporteros de la prensa y radio.

Aunque finalmente no hubo un debate real –los dirigentes estudiantiles opositores se limitaron a leer una declaración e inmediatamente se fueron sin querer discutir–, el hecho refleja que, posiblemente, como señala un comentarista, a Chávez “se le abrió una grieta política”.

Todo esto nos remite al problema más general de una auténtica libertad de prensa, que comenzamos a tocar en Socialismo o Barbarie 103, del 31 de mayo. En este caso, se expresa en la posición de que la señal de RCTV pase manos de los trabajadores; en concreto, a manos de la UNT (Unión Nacional de Trabajadores), los sindicatos y las organizaciones populares y sociales, para que democráticamente las administren.

Como decíamos allí, es una farsa hablar de “libertad de prensa” con los medios en manos de un puñado de corporaciones internacionales y sus socios y sucursales de los distintos países. Pero la solución no viene por el lado de que esto sea reemplazado por el monopolio y el monólogo del gobierno de turno (de Chávez o de cualquier otro, aun cuando se reclame antiimperialista y hasta “socialista”). Sobre esto ha habido ya una larga (y trágica) experiencia a lo largo del siglo pasado.

Por el contrario, los medios en manos de las organizaciones de los trabajadores y sectores populares, y su administración democrática y pluralista, son la única base sobre la cual se podría desarrollar una auténtica libertad de prensa y también de expresión cultural.

Un pequeño ejemplo que atañe a Venezuela: casi al mismo tiempo del lío de RCTV, la policía reprimió duramente varios conflictos obreros, entre ellos el de Sanitarios Maracay. En este último, dejó como saldo 20 obreros presos y 10 en el hospital. ¿La TV en manos del gobierno chavista va a informar sobre hechos por el estilo?

El capitalismo de estado tercermundista (falsamente presentado por Chávez como “socialismo”) no va a garantizar ni la libertad de expresión ni la de prensa en los medios que posea. Ésa es la actual experiencia en Venezuela y ha sido también la práctica universal de este de tipo de regímenes en el pasado. Cualquier medio que controlen es utilizado para establecer el monólogo gubernamental. Aquí vimos eso con el gobierno de Perón entre 1946 y 1955.

Y uno de las más graves “daños colaterales” del monólogo mediático de estos gobiernos es que hacen aparecer como “libertad de prensa” el monólogo de los corporaciones privadas que hoy dominan a escala mundial la TV, las radios y los diarios. Crean el escenario para que estos monopolios puedan presentarse como campeones de la “libertad de prensa”.

Lo de los estudiantes ha sido, en gran medida, un subproducto de esta intolerable confusión.