Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 104, 14/06/07
 

 

 

 

 

 

La justa ira de los trabajadores

¿Quiénes son los violentos?

Los golpes que recibió la burocracia abrió un debate real entre los trabajadores, más allá de la sucia campaña que hace la patronal y los dirigentes del SUTNA contra nuestro partido y contra los trabajadores tratándonos de “violentos”. Pedro exige un desagravio cosa que consiguió de un sector de honestos compañeros. Desde el nuevo MAS queremos ser clarísimos al respecto de este hecho: lo que pasó fue por exclusiva responsabilidad de Pedro y el Pollo que hicieron en la asamblea una maniobra escandalosa: pretendieron desconocer la votación y romper la asamblea. Ante este hecho irresponsable y provocador de la “dirigencia”, un grupo de compañeros se lanzaron -justamente- sobre estos señores propinándoles unos golpes.

Pero la justa ira de los compañeros no se limitó sólo al hecho puntual del desconocimiento de la asamblea por parte de Pedro y de las reglas elementales de la democracia de las bases, sino que se acumula desde hace 15 años. Desde hace más de una década que estos señores ejercen presiones, cedieron una a una las conquistas de los trabajadores, hicieron despedir y perseguir a los activistas, entregaron y firmaron en forma contraria a la voluntad de los obreros de FATE la antigua modalidad de trabajo (con los fines de semana libres) por el llamado “cuarto turno” que los esclaviza sábados y domingos por chirolas, etc. Es ese accionar violento y traidor de la Bordó (con complicidad de la Violeta) es lo que estalló en la justa ira de los trabajadores de FATE.

Plebiscito o asamblea

Con el argumento que no tiene garantías democráticas mínimas, la burocracia en todos sus colores ha impuesto un plebiscito para aceptar o no la propuesta salarial de la empresa y prepara otro para consultar si se le revoca o no el mandato a la directiva seccional.

En honor a la verdad lo primero que hay que decir es que hubo más de seis asambleas en donde no hubo ningún problema serio y se garantizaron las “medidas democráticas mínimas”. Que lo que se intenta imponer es un método reaccionario y ajeno a la tradición de la clase obrera y de la misma base de FATE.

El plebiscito es un mecanismo muy engañoso, se presenta como lo más democrático, pero en realidad, encierra una sutil trampa antidemocrática. En primer lugar, evita el debate democrático y la confrontación democrática de ideas y posiciones, limitando el derecho al  debate y la reflexión se limita el derecho democrático.

Pero además, el plebiscito encierra otra trampa antidemocrática deja al compañero individual, presa de presiones y manejos de la patronal y la burocracia. Por último hace valer al compañero más retrasado y conservador y que quizás, jamás va a una asamblea al mismo nivel del compañero más activo y luchador, más conciente y responsable. Esto lo sabe la patronal y la “dirigencia”, por eso lo hace porque es, en ese terreno donde tiene mas posibilidades de ganar.

Por todas estas razones al activismo se le agrega una nueva y difícil tarea: exigir y autoconvocar cuando lo crea conveniente a una asamblea general de la fábrica.