La justa ira de los trabajadores
¿Quiénes son los violentos?
Los golpes que recibió la burocracia abrió un debate
real entre los trabajadores, más allá de la sucia campaña
que hace la patronal y los dirigentes del SUTNA contra
nuestro partido y contra los trabajadores tratándonos de
“violentos”. Pedro exige un desagravio cosa que consiguió
de un sector de honestos compañeros. Desde el nuevo MAS
queremos ser clarísimos al respecto de este hecho: lo que
pasó fue por exclusiva responsabilidad de Pedro y el Pollo que hicieron en la
asamblea una maniobra
escandalosa: pretendieron desconocer la votación y
romper la asamblea. Ante este hecho irresponsable
y provocador de la “dirigencia”, un grupo de compañeros
se lanzaron -justamente- sobre estos señores propinándoles
unos golpes.
Pero la justa ira de
los compañeros no se limitó sólo al hecho puntual del
desconocimiento de la asamblea por parte de Pedro y de las
reglas elementales de la democracia de las bases, sino que
se acumula desde hace 15 años. Desde hace más de una década
que estos señores ejercen presiones, cedieron una a una las
conquistas de los trabajadores, hicieron despedir y
perseguir a los activistas, entregaron y firmaron en forma
contraria a la voluntad de los obreros de FATE la antigua
modalidad de trabajo (con los fines de semana libres) por el
llamado “cuarto turno” que los esclaviza sábados y
domingos por chirolas, etc. Es
ese accionar violento y traidor de la Bordó (con
complicidad de la Violeta) es lo que estalló en la justa
ira de los trabajadores de FATE.
Plebiscito o
asamblea
Con el argumento que no tiene garantías democráticas mínimas,
la burocracia en todos sus colores ha impuesto un plebiscito
para aceptar o no la propuesta salarial de la empresa y
prepara otro para consultar si se le revoca o no el mandato
a la directiva seccional.
En honor a la verdad lo primero que hay que decir es que
hubo más de seis asambleas en donde no hubo ningún
problema serio y se garantizaron las “medidas democráticas
mínimas”. Que lo que se intenta imponer es un método
reaccionario y ajeno a la tradición de la clase obrera
y de la misma base de FATE.
El plebiscito es un mecanismo muy engañoso, se presenta
como lo más democrático, pero en realidad, encierra una sutil trampa antidemocrática. En primer lugar, evita el debate
democrático y la confrontación democrática de ideas y
posiciones, limitando el derecho al
debate y la reflexión se limita el derecho democrático.
Pero además, el plebiscito encierra otra trampa
antidemocrática deja al compañero individual, presa de
presiones y manejos de la patronal y la burocracia. Por último
hace valer al compañero más retrasado y conservador y que
quizás, jamás va a una asamblea al mismo nivel del
compañero
más activo y luchador, más conciente y responsable. Esto
lo sabe la patronal y la “dirigencia”, por eso lo hace
porque es, en ese terreno donde tiene mas posibilidades de
ganar.
Por todas estas razones al activismo se le agrega una
nueva y difícil tarea: exigir y autoconvocar cuando lo crea
conveniente a una asamblea general de la fábrica.
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