FATE:
Los últimos hechos
De la rebelión antipatronal a
la rebelión antiburocrática
En nuestra última
edición informamos sobre la realización del festival
solidario que fue el punto culminante de todas las
actividades que venía realizando el comité de huelga. El sábado
26 y el viernes 1° hubo dos asambleas muy importantes que
marcaron un punto de inflexión en el conflicto. La última
abrió otro momento en la lucha de los trabajadores de FATE:
el de la pelea por consolidar el activismo, eligiendo a los
mejores compañeros como delegados
y pelear la dirección de la planta.
El atraso salarial y las condiciones de esclavitud laboral
fueron los principales motores de la rebelión antipatronal,
pero siempre latente y subterránea estuvo la bronca contra
los distintos sectores burocráticos. Contenida durante años,
hartos de traiciones y agachadas, que significaron pérdidas
de conquistas, la bronca estalló durante el conflicto poniendo
entre las cuerdas a la dirigencia burocrática, en todas
sus variantes, que no se dará por vencida hasta que los
trabajadores y los activistas la
derroten completamente y logren convertirse en la nueva
dirección de todos los trabajadores. Este
camino estará llenó de obstáculos, maniobras,
persecuciones y probables despidos por parte de la patronal.
Extremar el cuidado en la fábrica y no caer en
provocaciones ni en desmoralizaciones que lleven a bajar los
brazos, y poner en pie de manera inmediata la agrupación de
las bases, son los desafíos inmediatos de los activistas.
26/05: Un empate
digno
En la asamblea del sábado 26, la directiva del sindicato
con Pedro Wasiejko a la cabeza (y su lista Violeta y todos
sus delegados de fábrica) en acuerdo con los restos de la
ejecutiva seccional (Antico y Báez de la lista Bordó, que
vienen actuando con Pedro) y la empresa, a través de su hombre de confianza, el “Pollo”
Piexzara y toda “su” gente (también Bordó) montó una provocación para polarizar la asamblea con el objetivo de
desmoralizar y desorientar al activismo e intentar quebrar
la lucha, cosa que no
logró.
Hay que recordar que la “dirigencia” dejó pasar 10 días sin hacer asamblea cuando la patronal había
hecho un lock-out parcial de 5 horas. Encima, el gremio no realizó acciones contundentes para denunciar la acción
intimidatoria, ilegal y antisindical de la empresa. Sólo
hizo una presentación en el ministerio. Ni una conferencia
de prensa para denunciar semejante atropello, que queda como
un antecedente gravísimo.
En segundo lugar, la “dirigencia” hizo coincidir la
asamblea con el turno donde tiene más influencia. Asimismo,
volcó todo el aparato –hasta poniendo ómnibus– para
garantizar la presencia de los trabajadores más atrasados y
de retaguardia.
Pedro se encargó en
polarizar rápidamente entre la "levantar o
continuar con alguna medida" planteando que "se
pasara inmediatamente a votar" sin facilitar que se
abriera una ronda de intervenciones entre compañeros:
"dos de cada posición" dijo. Es decir, desde el
vamos buscó dividir
y polarizar falsamente alrededor de que una mayoría se
ubicara por levantar el paro a secas, sin más precisiones.
Esto hizo calentar –con toda justicia– a un sector del
activismo que
hizo lo que pudo para enfrentar esta maniobra.
Pese al despliegue de todas las facciones burocráticas y
patronales que buscaron apoyarse en el sector más de
retaguardia de la fábrica, el
activismo no se dejó atropellar, sino que contestó con
una dura discusión que polarizó la asamblea y la volvió
extremadamente tensa. Finalmente, en una votación
registrada voto por voto, se impuso la moción de suspender
las medidas de fuerza por 460 a 340.
Pero una segunda votación mostró una oscilación para el lado del activismo. El sector más
descaradamente entregador de la burocracia propuso levantar
las medidas de fuerza de inmediato. Pero la mayoría de la
asamblea rechazó esto y votó la moción del activismo: suspensión
desde el lunes 28 al viernes 1° para realizar ese mismo
día una asamblea que decida sobre las negociaciones y el
curso del conflicto. El balance general del activismo fue de
un empate digno
que no causó demasiada desmoralización.
La asamblea del
viernes 1º
La asamblea transcurrió normal. El informe de Pedro fue
largo e intentó que le den “un aval” para ir a buscar
un 25% y de
hecho seguir con las medidas suspendidas. El imaginaba que
el activismo iba a estar en contra y que iba proponer parar.
Pero el tiro le salió por la culata. El activismo, atento a
las maniobras y a las falsas polarizaciones, propuso seguir
negociando sin medida, hacer una movilización y nueva
asamblea para el miércoles 6 a las 14.30. A la vez que ratificó
que no daba ningún aval, que exigían que vaya la
comisión negociadora y que todo se resolviera en asamblea.
Este era el consenso
mayoritario. Pedro, al ver que no conseguía el aval
para ir a buscar el 25% y cerrar el conflicto, empezó a
hacer maniobras y maniobras, hasta que propuso votar el
criterio: aval para negociar el 25%. En una votación
confusa, pierde su propuesta y
le da la espalda a la asamblea y se baja rompiendo
en los hechos la misma. Ante esta burda maniobra, el
activismo se le tiró en cima propinándole
una paliza a él y a toda la burocracia que como pudo se
escondió en el sindicato. Hay que aclarar que en la sede
sindical funcionan varios consultorios médicos, que en ese
momento estaban llenos de las esposas y los hijos de los
compañeros; esto es lo que los salvó de la
justa ira de la base.
Más de 500 obreros, literalmente, sitiaron el sindicato
por horas al grito de “que
se vayan todos” y pedían la renuncia por escrito.
Finalmente, los “dirigentes” sindicales, firmaron en dos
actas distintas la renuncia. La segunda más formal y ante
un abogado que llevaron los compañeros (G. Perez Crespo).
Ese misma tarde, en una asamblea que se realizó en las
puertas del sindicato, se quedó en impulsar un petitorio
pidiendo la elección inmediata de delegados y la
normalización de la seccional, cosa que se llevó a cabo
juntando mas de 560 firmas (ver aparte).
Cabe consignar que mientras estaban encerrados en el
primer piso del sindicato, la “dirigencia” llamó a la
policía para que los “proteja” cosa que no pudo
realizar porque los obreros le impedían el acceso a la
cuadra donde está el sindicato. A los pedidos de auxilio de
Wasiejko, se arrimó gente de la CTA, entre ellos y
escandalosamente, el dirigente de Foetra Capital e
integrante del MIC (Movimiento Intersindical Clasista)
Claudio Marín, mostrando de que lado del mostrador está
este agrupamiento autoproclamado “clasista”.
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