Terrabusi-Kraft: continúa la rebelión obrera
“No dejar pasar más despidos”
MAS
- Pacheco
Después del corte de Panamericana y Henry Ford llevado
adelante por cientos de jóvenes compañeros trabajadores
del turno noche de Kraft, acompañados por compañeros del
turno tarde, representantes de otras fábricas y coordinado
con los compañeros de Fate, también en lucha por un
aumento de salarios que eleve el básico al valor de la
canasta familiar, la comisión interna de Kraft convocó a
un quite de colaboración para reclamar un aumento de
salario superior al maldito
16 % en cuotas acordado entre el sindicato y el
gobierno.
Esta medida afecta de manera decisiva la producción de la
empresa, basada en la superexplotación y en las jornadas
interminables, donde la vida del trabajador está a
disposición de las necesidades de ganancia de la patronal.
Otras demandas muy sentidas por los compañeros son las de
efectivización de todos los trabajadores de Kraft, tanto
por agencia como contratados y tercerizados, ya que la
empresa utiliza diversos métodos para dividir y mantener el
miedo al despido. Este "trabajo temporario" no se
justifica por ninguna variante temporaria de la producción.
También en el turno noche hay un fuerte reclamo para no
trabajar los domingos, ya que los compañeros tienen un solo
franco semanal, lo que sumado al cansancio producido por el
trabajo nocturno resulta en una situación de verdadero
agotamiento, a la que se suma la constante presión
empresaria para que hagan horas extras, reforzada por el
temor a los despidos en los trabajadores
"temporarios" y porque el sueldo no alcanza para
vivir trabajando sólo el horario estipulado.
La patronal no tardó en responder al quite de colaboración,
que tuvo un acatamiento total, despidiendo
a más de cien compañeros en los tres turnos,
trabajadores por agencia, con la excusa ridícula de que había
poca presión de gas.
Mientras tanto, las agencias ya tenían seleccionados
otros cien trabajadores para reemplazar a los despedidos.
Intentaban así reimplantar el régimen de terror con que
manejaban la fábrica todos los años pasados, que había
provocado la resistencia de los compañeros hartos de ser
descartables para la empresa luego de proporcionarle grandes
ganancias con su trabajo. Producto de esta resistencia, de
este “no dejar
pasar los despidos” que se hizo carne entre los compañeros,
en el último año lo empresa no había podido aplicar este
sistema de permanente recambio y se habían logrado
bastantes efectivizaciones y hasta el pase a planta de un
sector tercerizado, si bien continúan otros compañeros en
esa situación, algunos sometidos a métodos de trabajo y
explotación absolutamente inhumanos, a los que ni siquiera
se les da un plato de comida mientras trabajan.
Al ver que los reclamos de los trabajadores avanzaban
hacia la conquista de mejores remuneraciones, y condiciones
de trabajo más dignas, y que se fortalecía la unidad y la
organización entre los compañeros, la patronal quiso
“volver a la normalidad” despidiendo a estos
“trabajadores temporarios”.
Pero cuando tenía que entrar el turno noche, se
presentaron como acostumbraban los compañeros despedidos y,
saltando las vallas y enfrentando a la seguridad de la
empresa, con la ayuda de los compañeros que estaban adentro
junto a los delegados del turno noche, ingresaron al
establecimiento.
Pronto se realizó una asamblea en el sector de amasado,
donde se inicia el proceso productivo, y se
decidió parar hasta obtener la reincorporación de los
compañeros. El paro se fue extendiendo a los demás
sectores de la planta, a medida que más trabajadores se
iban sumando, recorriendo la fábrica para explicar lo que
pasaba. Poco después van a buscar a los representantes del
sindicato, que estaban encerrados en su local, y tras una
fuerte presión consiguen que el sindicato avale el paro.
Por la mañana llegaron los despedidos de este turno, a
quienes los trabajadores del turno noche ayudaron a entrar
abriendo los portones, y una masiva asamblea del turno mañana
decide continuar el
paro.
Ante la fuerza con que se realizan las medidas, el
Ministerio de Trabajo convoca a una reunión urgente entre
las partes y aplica la conciliación
obligatoria, que significa volver a la situación
anterior al conflicto por diez días hábiles, es decir,
volver a trabajar con los despedidos adentro.
El turno tarde que había resuelto continuar con la medida
realiza una inmensa asamblea, con todo el personal de la
planta, donde a pesar de que la conciliación con los
despedidos adentro significaba un triunfo, el ánimo era tan
fuerte que a los dirigentes de la interna les cuesta
explicar a los compañeros que convenía acatar la
conciliación, ya que querían continuar con el paro.
El viernes se realizó una reunión en el Ministerio de
Trabajo con la interna, la patronal y el sindicato; acompañó
a los delegados un grupo entusiasta de alrededor de 80 compañeros,
en su mayoría del turno noche, que a pesar de haber
trabajado la noche anterior y tener que volver esa noche a
la fábrica deciden ser parte del resultado de las
negociaciones.
En el Ministerio la patronal se compromete de palabra a no
despedir a nadie, y se conviene en realizar una reunión en
la fábrica la semana siguiente para discutir el resto de
los reclamos.
Creemos que esta lucha que vienen dando los compañeros
está dando resultados muy positivos, ya que está
transformando el miedo y la indiferencia ante los despidos
en un sólido sentimiento de unidad entre los trabajadores,
dentro y fuera de la fábrica, como fue en el corte de
Panamericana con los compañeros de Fate. Unidad que es la
principal garantía de que puedan mejorar las condiciones de
trabajo y sus salarios, al mismo tiempo que una amplia
vanguardia de luchadores va haciendo su experiencia con la
patronal, el gobierno y en especial con la burocracia del
sindicato.
Un paso adelante producto de esta lucha es que la empresa
haya abierto canales de negociación y se haya comprometido
a realizar una oferta salarial.
Hoy nuestra tarea es profundizar la unidad lograda, y
organizarnos para garantizar no aflojar con el quite de
colaboración, frente a las presiones de la empresa y la
campaña de miedo del sindicato.
Sabemos que aunque tenemos que enfrentar la dureza de la
empresa a la hora de repartir algo de sus inmensas ganancias
y la política del gobierno –con el apoyo de los burócratas
sindicales– de establecer una pauta salarial del 16%,
unidos podemos lograr un aumento mejor –como lo han
logrado por ejemplo los compañeros de Fate, que con su
lucha lograron un 25%–, así como avanzar en todos
nuestros reclamos y en nuestra organización.
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