|
Primeros
pasos de Sarkozy en la presidencia
El
lobo se disfraza de oveja
Las manifestaciones de descontento de los jóvenes y
los llamados a “la resistencia” que hacen los partidos
políticos de izquierda, las asociaciones militantes de
trabajadores y estudiantes, los grupos de inmigrantes,
homosexuales, mujeres, etc., han obligado a Sarkozy a una
falsa “apertura”, nombrando algunos ministros
socialistas. También convocó a los burócratas sindicales
traidores para negociar. Esta es una “apertura” para
engañar y poder aplicar tranquilamente las recetas duras
del neoliberalismo. El gobierno anterior también lo intentó
con el contrato precario para los jóvenes pero salió
derrotado.
En
esta situación lo decisivo es que nadie se confunda. Sólo
podemos esperar ataques de este gobierno. Un ejemplo: a
diferencia del gobierno de Chirac, que se había negado a
apoyar la invasión a Irak, contentándose con alimentar el
racismo antiárabe y la islamofobia en Francia, Sarkozy fue
a Estados Unidos a brindar su apoyo a Bush.
Sarkozy
piensa aprovechar las vacaciones de verano para hacer
aprobar un paquete de leyes antiobreras y ultrareaccionarias
en el Parlamento. Entre ellas, una sobre las horas extras
que liquida de hecho la semana de 35 horas de trabajo; otra,
sobre la enseñanza superior; una tercera, sobre el
tratamiento de los jóvenes delincuentes y el descenso a 16
años para ser condenado penalmente, etc.
Un
catálogo completo de medidas antiobreras
La
reforma de las horas extraordinarias implica que no se pagarán
impuestos sobre lo ganado en ellas y no habrá cargas
sociales para los patronos. Las negociaciones deberán
hacerse en los próximos días sobre la remuneración de las
horas extraordinarias de los asalariados a tiempo parcial y
de los cuadros.
|
Preparando
la resistencia
Las
noticias del paquete de leyes que prepara Sarkozy, están
promoviendo las primeras respuestas. Por ejemplo, el anuncio
del miércoles por el primer ministro Fillon de una ley
sobre autonomía de las universidades, motivó una enérgica
oposición entre los sindicatos de la enseñanza superior y
las principales organizaciones estudiantiles. La UNAS
(sindicato de educadores) recuerda que varios ministros de
Educación tuvieron que renunciar por las movilizaciones
contra intentos semejantes. Por su parte, el sindicato de
estudiantes UNEF exigió el aplazamiento del voto de la ley.
Pero,
mientras esto sucede, gran parte de las burocracias
sindicales han iniciado una traidora apertura de
negociaciones, contribuyendo a la maniobra de Sarkozy de
calmar los ánimos y presentarse como “abierto al diálogo”.
Pero no hay nada que negociar en el programa de Sarkozy, sólo
las luchas podrán detener sus planes.
Para
el próximo 2 de junio diversas organizaciones sindicales y
estudiantiles, y grupos políticos, llaman a una manifestación:
-
Contra la destrucción de las conquistas sociales;
-
Contra el cuestionamiento del derecho de huelga;
-
Contra el contrato único de trabajo que generalizaría la
precariedad;
-
Contra la privatización de la educación y los “polos de
excelencia”;
-
Contra el aumento de la productividad, por los 300 euros
para todos;
-
Contra las expulsiones de personas sin papeles, por la
regularización de todos;
-
Contra la represión de los jóvenes, militantes,
manifestantes que se movilizan, por la amnistía de todos.
Pero, como hay
elecciones legislativas el 10 de junio, los partidos que
dicen oponerse a los planes de Sarko, prefieren ocuparse más
de la propaganda electoral que de llamar a la movilización.
Esto no es sorprendente de parte de los socialistas, el PC y
los “altermondialistas”. Pero la Liga Comunista
Revolucionaria, que participaba de las reuniones
preparatorias de esta movilización, finalmente también se
opone a convocarla con el argumento de que teme poca
asistencia. El hecho es que todo se está enfocando
alrededor de las legislativas, mientras Sarkozy y Fillón
avanzan rápidamente en el plan de descargar un mazazo
aprovechando el receso político y laboral del verano. (F.B.)
|
En
relación a esta ley, el Gobierno tiene varios problemas.
Uno, es el presupuestario, por el costo global de la medida
para el Estado. Pero, sobre todo, quiere aparentar que esta
medida no modifica el Código de Trabajo. Es que legalmente
todo cambio de esta reglamentación obliga a la apertura de
un proceso de negociación entre la patronal, los sindicatos
y el Estado... lo que podría abrir las puertas a las
protestas y movilizaciones desde abajo. Sarkozy, mediante
estas medidas fiscales, termina de hecho con las 35 horas y
abre las puertas a una extensión substancial de la semana
de trabajo.
Otras
medidas antiobreras en la agenda son el endurecimiento de la
legislación contra las huelgas, que puede afectar
radicalmente ese derecho de los trabajadores.
Privatización
de las universidades
La
ley por la que se otorga autonomía a las universidades se
votará “en el mes de julio ", declaró el miércoles
el primer ministro François Fillon juzgando que esta
reforma era “quizá la más importante” del gobierno. El
gobierno retrocedió en los puntos más polémicos, la
selección a la entrada de la Universidad y el aumento en el
pago de la matrícula.
La
autonomía de los establecimientos, según el primer
ministro Fillon, debe permitirles a las universidades
“organizarse como quieren, reclutar a sus profesores como
quieren, crear las materias que quieren, establecer los
acuerdos con los organismos de investigación, con las
grandes escuelas, con las empresas sin tener que pedir la
autorización al Estado".
El
objetivo, prosiguió, es que las universidades francesas
encuentren “la excelencia, ya que antes eran las mejores
del mundo”. El problema es que la “excelencia” de la
hablan Fillon y Sarkozy es la puerta abierta a la
privatización de las universidades.
Represión
para solucionar los problemas sociales
“Continuaré
con la política de seguridad con la que llevo comprometido
desde 2002”. Esta declaración de Sarkozy se incluye en el
programa que ha llevado a la presidencia. No habrá cambio
de rumbo, pero sí una aceleración con medidas nuevas como
la instauración de la mayoría de edad penal a los 16 años
y las penas extraordinarias para los “reincidentes”.
Este último es un principio importado de los Estados
Unidos, que implica sanciones independientes de las
circunstancias y magnitud del delito. Esto permite en EEUU
condenar a 25 años de prisión a los jóvenes negros o
latinos en el desempleo y la miseria, que hayan cometido
tres o más infracciones menores.
Ahora
Sarko quiere aplicar las mismas medidas contra los jóvenes
de origen inmigrante de las cités
[barrios pobres de la periferia de París y otros ciudades].
Hay que recordar que quien ahora es presidente, envió en
mayo de 2005 –cuando era ministro del Interior– a las
tropas del Grupo de Intervención de la Policía Nacional a
apalear a los sindicalistas en huelga de Correos en Burdeos.
Luego, seis meses después, prendió fuego a las cités
al tratar de racaille
[canalla] a los jóvenes pobres de origen inmigrante. Ahora,
la tensión entre los jóvenes de las
cités y las “fuerzas del orden” seguramente va a
aumentar.
El
“Ministerio de la Identidad Nacional”, un engendro facha
y racista
Sarkozy
ya creó el famoso “Ministerio de la Identidad
Nacional”, algo que suena como la “Policía del
Pensamiento” de Orwell. Esta había sido una vieja consiga
de Le Pen, el dirigente del partido de extrema derecha
Frente Nacional.
Parece
curioso que un hijo de húngaros esté tan pegado a la
“identidad nacional francesa”, pero Sarko es un
oportunista experimentado que utiliza cualquier argumento
que le conviene. Sin embargo, lo más importante, es que
este “Ministerio de la Identidad Nacional” no apunta
contra blanquitos descendientes de aristócratas nazis que
llegaron a Francia huyendo del “comunismo” (como los
padres de Sarko). Va dirigido contra los desagradables
africanos y magrebíes [pueblos de Túnez, Argelia y
Marruecos], traídos a Francia para ser explotados y cuyos
descendientes ahora hacen problemas porque sólo hay
desempleo, miseria y racismo.
Sarkozy,
ya cuando era ministro del Interior, prometió que en caso
de ganar la presidencia crearía este nuevo Ministerio. De
inmediato, las asociaciones de apoyo a los inmigrantes y de
lucha contra el racismo, sostuvieron que Sarkozy contribuía
a consolidar prejuicios contra los extranjeros, al sugerir
que la “identidad nacional francesa” estaría amenazada
por la llegada de inmigrantes. Sólo el candidato de extrema
derecha Jean Marie Le Pen y el conservador soberanista,
Philippe de Villiers, aprobaron la iniciativa. Hasta el ex
primer ministro socialdemócrata Lionel Jospin salió a
advertir que “acaparar la identidad nacional y hacerla
objeto de una administración es una aspiración
totalitaria”.
Pero,
apoyado en los sondeos que le indicaban el respaldo de los
electores de Le Pen, Sarkozy reivindicó “el derecho a
velar por la preservación del legado de la historia”. Según
Sarkozy, el “amor a la Nación, la exaltación de los
valores transmitidos por los ancestros, incluyendo la
lengua, son tareas que corresponden a la responsabilidad del
Estado”. Sin embargo, Sarkozy no ha contestado por qué la
presunta “identidad nacional” debe ser competencia de un
ministerio, y no, por ejemplo, la globalización.
Cuando
se trata de un país imperialista, la “identidad
nacional” no es progresiva, como puede ser relativamente
el nacionalismo antiimperialista en los países del Tercer
Mundo o la identidad de los miembros de las comunidades indígenas,
de las mujeres, de los negros y homosexuales.
En
los países imperialistas, la “identidad nacional”
significa justificar la explotación y opresión de los
pueblos dominados, idealizar su sanguinaria historia de
colonialismo, y disculpar el maltrato racista a los
inmigrantes de las colonias o sus descendientes.
Lo
más grave, es que también es un arma de la burguesía para
borrar las diferencias de clase entre los mismos
“franceses descendientes de Asterix”, y simultáneamente
hacer enfrentar entre sí a los trabajadores y los pobres
según su origen y color.
Dicen
que “todos somos ciudadanos franceses y por lo tanto somos
iguales”, cuando sólo unos pocos viven en el lujo más
inimaginable mientras la gran mayoría debe trabajar a
ritmos cada vez más intensos, temiendo el desempleo y caer
en una precariedad creciente. Los médicos del trabajo han
denunciado últimamente la multiplicación de los casos de
suicidios de trabajadores por la presión que sufren, por
ejemplo, en la Renault. Por un lado, sobreexplotación; por
el otro, desempleo. Esto lanza a cientos de miles al
alcoholismo y el suicidio.
Los
planes del nuevo gobierno vienen a agravar cualitativamente
todo esto. Es vital organizar la lucha para derrotarlo.
|
|