Fate:
primeras enseñanzas de una gran lucha en curso
El despertar de un
gigante
“Basta
observar las crecientes dificultades de los dirigentes
gremiales para mediar entre las empresas y sus compromisos
políticos por un lado y las angustiosas reivindicaciones de
sus bases por otro, para comprender hasta qué punto la correa de transmisión populista
gobierno–partidos–sindicatos está mellada en numerosos
sitios”.
Aunque el SUTNA (sindicato del neumático) acaba de firmar la paritaria
de Pirelli y Firestone (con números que quedaron muy lejos
del 38% declamado por Pedro Wasiejko...), en Fate la base
obrera ha impuesto –con enormes sacrificios– la
continuidad de la lucha. Sin embargo, en este artículo no
nos vamos a detener en los pormenores de esta importantísima
huelga. Nos referiremos a las enseñanzas y lecciones que más
de conjunto ha venido dejando.
Una nueva vanguardia en escena
Lo primero que hay que señalar es que la experiencia de Fate es
parte de un proceso más general. Desde ya hace un par
de años largos –y al compás de la recuperación de la
economía– que los trabajadores ocupados
han pasado al centro de la “lucha social”. Pero no
se trata sólo de esto: la mayoría de los procesos de lucha
más importantes no se han dado encuadrados en los
“cuerpos orgánicos” sindicales, sino que han dado lugar
al surgimiento de una
nueva vanguardia, que se desarrolla y afirma de manera independiente
de los aparatos de la burocracia y muy
vinculada a la izquierda revolucionaria (los tan
denostados –por el gobierno K y dirigentes de la CGT y el
CTA– “grupúsculos trotskistas”).
Este ha sido el caso de las experiencias del cuerpo de delegados del
Subterráneo de Buenos Aires, de la junta interna del
Hospital Garrahan, de los trabajadores del Hospital Francés,
de los petroleros de Las Heras, de las directivas
consecuentemente opositoras y/o “centristas” del CTERA y
SUTEBA (como ha sido el caso, estos últimos meses, de las
heroicas huelgas de Salta, Neuquén y Santa Cruz), de
algunos ramales ferroviarios, etc.
En estas experiencias, varios elementos han expresando una regularidad:
la imposición de métodos
de democracia obrera vía la realización sistemática
de asambleas; la irrupción de nuevas direcciones independientes y contrapuestas a la burocracia sindical a nivel de los lugares de
trabajo y/o directivas seccionales de gremios; y la lucha consecuente que llega en muchos casos a tener que apelar a métodos
duros (cortes de ruta, paralización de servicios que
conmocionan toda una cuidad, ocupaciones de los lugares de
trabajo, enfrentamiento con las fuerzas represivas, etc.).
Sin embargo, en este conjunto, lo que estaba faltando es el comienzo de
la experiencia más propiamente dicha de los trabajadores vinculados a la producción material, al trabajo
productivo: es decir, del llamado
proletariado industrial. Y precisamente es en este punto
que los compañeros de Fate aportan un elemento de calidad:
marca el ingreso a la lucha –aun este sea todavía embrionario y no de
conjunto– de la
clase obrera industrial con todas las potenciales
connotaciones que tiene esto. Es que se trata del sector
de los trabajadores que tiene un sus manos el aparato
productivo del país .
Rebelión obrera en Fate
Los compañeros de Fate llevan ya prácticamente tres meses de lucha.
Con menos “estridencia” e impacto mediático que otras
peleas, vienen llevando a cabo una verdadera
rebelión obrera en una
de las fábricas más grandes de la zona norte del gran
Buenos Aires y del país.[4]
No se trata de cualquier cosa: para que se ponga en marcha esta rebelión,
pasaron 15 años para llegar a “metabolizar” la tremenda
derrota de 1991, con su secuela de masivos despidos y
liquidación de prácticamente todas sus conquistas.
Al calor de este proceso y con el ingreso
a trabajar de una nueva generación,
se fueron gestando las condiciones para esta explosión
de las bases contra las inhumanas condiciones de trabajo
y salario. Y también, contra la complicidad de que esta
empresa goza por parte de los dirigentes del SUTNA y el
gobierno K. Es que se trata de uno de los sectores más
importantes de la “burguesía nacional”: el grupo
Madanes,
dueño a la vez de Aluar.
En esta rebelión se están recuperando y resignificando elementos de
la mejor tradición de lucha de la clase obrera, los que
–de hecho– enlazan
con otras experiencias históricas de los trabajadores, particularmente
las de los años 70.
La pelea se viene pautando alrededor de asambleas públicas (la izquierda está participando de
“oyente”) y
masivas de la base obrera de la fábrica. Si bien
Wasiejko mantiene a duras penas la dirección de las
asambleas, la vanguardia y la base lograron
una y otra vez imponer sus demandas, aun en medio de
sistemáticas maniobras e intentos de dividir
a los compañeros por parte del sindicato. Tanto es así
que los compañeros lograron imponer la votación de veedores
electos por la base para
vigilar las negociaciones paritarias e informar directamente
a los trabajadores. Hay poquísimos ejemplos de algo así
en la clase obrera industrial en muchos años.
Pero esto no ha sido todo: a medida que la pelea se fue endureciendo,
se creó en los hechos un comité
de lucha. Éste –sin haber llegado hasta ahora a
conformarse del todo como una dirección de alternativa de
los trabajadores–, ha venido cumpliendo un creciente
papel con elementos de un “poder dual o paralelo” ante la empresa y los
delegados del sindicato.[6]
Esto ha sido así sobre todo en la organización
del fondo de huelga, que lleva recaudado más de 10.000
pesos y miles de kilos de comida. Ha implicado, además, que
una amplia vanguardia de varias decenas de compañeros haya
venido haciendo la
experiencia de
recorrer otras fábricas para pedir el apoyo a su lucha.
Esto significó la visita a puerta de fábrica de la Ford,
Volkswagen, Terrabusi/Kraft, Ecocarnes, Stani, Pepsico, la
ex Atlántida, Mafisa en La Plata, los hospitales Francés y
Garrahan, varias líneas del subte, Siderar en Campana, así
como también varias de las universidades y facultades más
importantes de la Capital, Gran Buenos Aires y La Plata. No
es poca cosa: posiblemente desde las últimas luchas de la
metalúrgica Corni a fines de los 90 en la zona norte del
gran Buenos Aires una importante
fracción de obreros no salía a confraternizar con sus
compañeros de otras plantas.
Y hay algo más importante aun: no sólo 1.000 obreros de Fate cortaron
semanas atrás Panamericana y Márquez por varias horas,
sino que el pasado miércoles 23 de mayo (se pudo ver por la
TV en todo el país)
dieron un ejemplo de coordinación obrera concreta al acompañar
el corte de Panamericana y Henry Ford que llevaba adelante
el turno noche de Terrabusi/Kraft. Esto puede marcar una pauta de cómo llevar adelante la lucha entre
distintas fábricas de
manera conjunta y pasando por encima de las fronteras
corporativas de los sindicatos que los burócratas
siempre quieren imponerle a los trabajadores.
Por último pero no menos importante, los compañeros más activos
–con la colaboración fundamentalmente de nuestro partido,
el nuevo MAS –,
organizaron un
exitoso festival el pasado viernes 25 (ver paginas
centrales). Este evento, si bien fue de vanguardia (no podía
ser de otra manera, dado que el sindicato aún no perdió la
dirección de conjunto de la fábrica), nucleó
a representantes de muchísimos lugares de trabajo y sirvió
claramente a la difusión del conflicto, comentándose
en medios radiales y escritos.
En síntesis: es verdad que toda esta experiencia aún no ha pasado de
ser más que un “destello”
de lo que puede la lucha y experiencia obrera cuando se
mueve de manera independiente. Pero eso ya
está significando un precedente
de incalculable valor en la pelea por la recomposición
clasista del movimiento obrero.
La irrupción de una generación
“cyber”
Hay que dar cuenta también del componente
obrero generacional que está al frente de esta lucha.
Se trata de una nueva camada de compañeros, lo que no
quiere decir que recién hayan entrado a trabajar. Más bien
se trata de compañeros con una década promedio de antigüedad; los que entraron luego de la
derrota del 91 siendo muy jóvenes. Han ido adquiriendo experiencia de trabajo a lo largo de estos años y ahora hacen
sus primeras armas en la lucha. Rondan los 30 años de
edad y expresan –de conjunto– una cierta
calificación laboral y nivel
cultural característico de las
empresas industriales más concentradas.
Muchos son “cibernéticos” (hablamos siempre de los compañeros jóvenes,
claro está): es decir, la inmensa mayoría están
enganchados a Internet, manejan los correos de e–mail,
tienen teléfonos móviles con cámaras de fotos y
filmadoras. Es decir, claramente son una generación
“moderna”. Junto con esto, traen otros rasgos de la
juventud: algunos de
ellos pasaron alguna cursada por la universidad y muchos
tienen bandas de rock íntegramente conformadas por
trabajadores de Fate u otras fábricas.
Es esa leva de compañeros a los que –si se gana la lucha y previa
defensa con todo contra posibles despidos– la mayoría de
la base ve como los futuros
delegados de la fábrica. También, son los que hay que
hacer todos los esfuerzos para formar en un sentido independiente, clasista y también socialista.
Porque junto con los rasgos generacionales arriba marcados,
y partiendo de una enorme combatividad, no se puede perder
de vista que no tienen mayor experiencia sindical y mucho menos política. La
vanguardia tiene muchos rasgos “rabiosos”, pero en
general con muy poco criterio clasista y menos que menos con una visión política
de conjunto.
Esto hace que muchas veces no se delimite bien entre la solidaridad que
se debe tener entre compañeros (es decir, solidaridad de
clase) y la sana desconfianza con los burócratas y la
patronal. Y a la vez, contradictoriamente, esto viene
marcado por mucha
“ingenuidad” y
un gran legalismo
(confianza en las leyes, en que la patronal “no puede
legalmente” hacer tal cosa, etc.). Y, claro está, el
punto más débil es la
falta casi total de
politización y de comprensión de la
necesidad de organizarse en un partido socialista
revolucionario.[9]
Ganar la lucha y defender con uñas
y dientes la nueva vanguardia
Desde el nuevo MAS consideramos que la experiencia de los compañeros
de Fate es estratégica.
Al mismo tiempo que es parte de la emergencia de un nuevo
movimiento obrero que se hace ver en las luchas más
importantes del último periodo, aporta la
calidad de la clase obrera industrial más concentrada.
Hacer la experiencia con esta vanguardia, llevar a ellas las peleas que
obligatoriamente hay que llevar como partido y ser parte de
la fragua de esta nueva generación es una de las
claves estratégicas más importantes para toda
corriente que se considere socialista revolucionaria.
Esto plantea dos terrenos de actividad:
a) En lo inmediato, redoblar la apuesta por el triunfo de esta gran lucha al tiempo que se pone en alerta a todos
los compañeros ante la eventualidad de despidos –más
tarde o más temprano– en los que la empresa y el propio
SUTNA se jueguen a
deshacerse de estos compañeros que han encabezado la
lucha y que pueden ser la alternativa
de dirección para la fábrica y para el gremio todo.
b) En el sentido más estratégico, está planteada la relación de Fate con el resto de la vanguardia antiburocrática y
clasista que emerge, en la perspectiva de una nueva
dirección para el movimiento obrero argentino que se
coloque en la vía del desborde por la izquierda de estos
gobiernos falsamente “progresistas” como el de Kirchner,
por el gobierno obrero y popular y el socialismo.
Carlos Gabetta, Le Monde Diplomatique 95.
Wasiejko es secretario general del SUTNA y adjunto de
Yasky en la CTA. En Pirelli y Firestone hubo aumentos
escalonados al básico que rondan el 22% en 16 meses y
el otorgamiento de sumas por única vez. Aunque estos
acuerdos son limitados, los compañeros de Firestone y
Pirelli se los deben NO al SUTNA sino a la base obrera de Fate. Si ésta no
hubiera luchado, hubieran recibido menos aún.
Desde estas páginas ya hemos señalado como estas
experiencias dieron
al traste con la fábula de la “muerte del
proletariado”.
Fate ocupa unos 1.500 obreros organizados en cuatro
turnos; es la fábrica más grande de la rama del neumático
y debe ser la cuarta en cantidad de trabajadores (detrás
de Volkwagen, Ford y Terrabusi/Kraft) en la zona norte
del gran Buenos Aires.
Este grupo es una de las pocas “multilatinas” de
origen argentino. Es sabido que Aluar es uno de los
principales productores mundiales de aluminio y Fate es
la primer productora de neumáticos del país, con
importantes exportaciones a Alemania para la firma
Continental, una de las grandes empresas de cubiertas de
ese país.
Dentro de la fábrica, el comité de lucha ha
desbordado claramente a los delegados del sindicato,
que aunque siguen tratando de cumplir su siniestro papel
han sido prácticamente “borrados” por los
referentes de las bases de cada uno de los turnos. Sin
embargo, como ya señalamos, las asambleas siguen siendo
dirigidas por el SUTNA.
El FTC (organización de
desocupados combativos vinculada a nuestro partido) donó
8.000 kg de alimentos para el fondo de huelga.
Una de las notas que ha marcado el PTS en este conflicto
ha sido el sistemático aliento a la organización de
los obreros “sin los partidos”...
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