Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 100, 12/04/07
 

 

 

 

 

 

Córdoba

Obreros mecánicos en lucha salarial

En este momento en que una vez más el gobierno nacional de Kirchner, junto con las cúpulas sindicales  y el acuerdo de las patronales (directas beneficiadas), quieren poner un techo salarial, los trabajadores le dicen no.

Si bien los conflictos salariales tienen a los docentes como centro de las luchas, hay sectores de la nueva clase obrera industrial que están saliendo a reclamar por sus salarios, poniéndose a prueba y haciendo sus primeras armas en la luchas. Son conflictos duros, pero que también muestran el método de la asamblea como forma de resolver los pasos a dar.

En la ciudad de Córdoba se han sucedido dos conflictos de importancia: un paro en la planta industrial de Perkins (hoy Pertrak) y otra en Rieter, una autopartista de capitales suizos.

En la empresa Rieter, que se dedica hacer alfombras y paneles para vehículos de diversas marcas, los trabajadores venían rechazando el aumento que consiguió el SMATA en noviembre del año pasado por insuficiente, ya que la patronal no les aumentaba el sueldo desde el 2003 aduciendo la famosa crisis. Por lo tanto lo que conseguía el SMATA en esta oportunidad no les permitía equiparar sus sueldos al resto de las autopartistas. Por eso los compañeros rechazan el aumento firmado y se ponen como objetivo la equiparación salarial.

Todo comenzó con una negociación que se dilató durante tres meses. Luego vino el período de vacaciones y recién en los primeros días de febrero los compañeros, ya cansados de tanta negociación, empiezan a realizar quite de colaboración cortando las horas extras.

Los compañeros no realizaban medidas más profundas porque SMATA, cuando firmó el acuerdo salarial, también firmó un compromiso de no realizar medidas.

La burocracia sindical está muy acostumbrada a realizar estas maniobras, firmando cláusulas de paz social, y luego, cuando la patronal no cumple los acuerdos salariales, la burocracia no realiza ningún tipo de medida. De esta manera los acuerdos salariales sólo son en los papeles. Esto sucede en muchas empresas, fábricas y hospitales.

El compromiso de no realizar medidas era hasta el 28 de febrero, pues se abría la nueva negociación salarial del SMATA. La bronca en la planta venía creciendo: todos sabían que con sólo el quite no alcanzaba. Por lo tanto, era un clamor que había que hacer algo más.

El 28 de febrero se realizan asambleas por turnos y votan el paro para el primer día de marzo. Por la mañana, el primer turno para. Pero el paro es más que eso, pues toman el control de los portones principales sin dejar salir ni entrar ningún camión, poniendo en jaque la entrega a las terminales.

Los compañeros de los turnos siguientes se van agregando a la medida, pero la modalidad que adoptan es: dos turnos ocupan la fábrica y otro va a su casa, y luego van rotando. Esta medida dura un día y medio. La respuesta de la patronal no se hace esperar: 25 despidos.

El paro igual seguía duro, e interviene el Ministerio decretando la conciliación obligatoria. Los 25 compañeros son reincorporados pero dejan de prestar servicio en la planta, lo que es un despido encubierto. La patronal se juega a desinflar el conflicto con este castigo ejemplar. Pero no lo logra, porque la bronca adentro era inmensa.

La patronal entiende que el horno no está para bollos y hace lugar al reclamo salarial y al pago de dos meses de retroactivo (obviamente los meses que menos horas tenían los trabajadores). Se reincorporan siete compañeros despedidos y a otros se les otorga el retiro voluntario.

La equiparación salarial significó para los trabajadores de esta autopartista pasar de ganar $ 1150 a ganar $ 1800 limpios, y lograron que los equiparan con el convenio. Si bien saben que no alcanza, también saben que luchando lograron doblarle el brazo a la patronal (y al sindicato, que por omisión permitía que no cumplieran con el convenio).

Esta situación no conformó a los compañeros, pues los trabajadores querían los seis meses que se les adeudaban y ya se estaban preparando para un nuevo paro. Pero los dirigentes del SMATA mostraron una vez más su  rol traidor y al servicio de las patronales, diciéndoles que no iban apoyar ninguna medida de fuerza más.

Ante esta situación los compañeros resuelven aceptar la propuesta de la patronal, porque se veían muy solos. Pero por supuesto que vieron que con la lucha consiguieron la equiparación salarial y también la traición abierta de los dirigentes del SMATA Córdoba, que sólo juega a favor de la patronal y de sostener el famoso techo salarial que quiere imponer Kirchner.

Desde el nuevo MAS apoyamos con todo esta justa lucha, que va marcando camino para la formación de los jóvenes obreros en la lucha por sus derechos.