Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 100, 12/04/07
 

 

 

 

 

 

Córdoba también repudió el crimen de Carlos

Por Adrián Peryam

El 9 de abril, al igual que en el resto del país, en Córdoba se realizaron movilizaciones en repudio al fusilamiento del docente neuquino Carlos Fuentealba.

En el transcurso del día hubo dos marchas: una a la mañana, convocada por la burocracia sindical y otra por la tarde, en la que confluyeron organizaciones políticas, sindicales,  sociales, de derechos humanos, centros de estudiantes y otros sectores.

Por la mañana, la UEPC (el gremio docente de la provincia) convocó a una concentración tironeada por el repudio que hay en las bases docentes al accionar criminal y por la poca aceptación que hay en los docentes de la política que viene llevando el gremio dirigido por Carmen Nebreda. Hay mucha bronca en los docentes, pero el gremio se encarga de silenciar.

La burocracia del gremio en ningún momento se preocupó por extender el conflicto; la marcha del lunes por la mañana fue justamente para desmovilizar. Toda la acción estaba en función de lo doloroso que es para todos la muerte de un compañero, pero en ningún momento hablaron de un plan de lucha o de cómo extender el conflicto; todo lo contrario.

De esa movilización, en las que hubo unas 3.500 personas, participaron varios gremios, la UEPC (el oficialismo y la opositora Fucsia, en la que participan varios partidos de izquierda), SADOP, ADEME. Además de los docentes, estuvieron presentes otros gremios (siempre una delegación formal), como SMATA, Luz y Fuerza, entre otros. Lo destacable fue que un sector de docentes independientes se acercó.

Lo cierto es que esta marcha matinal se anticipó a la anunciada con anterioridad para las 18:00, convocada por los docentes universitarios nucleados en ADIUC, junto con el SIPOS, la izquierda y otros sectores, con lo que se produjo una confusión acerca de cuál era la marcha y a qué hora.

Igualmente, la movilización de la tarde fue bastante parecida en cuanto al número de asistentes, pero no en la composición. Los partidos presentaban columnas más nutridas que las de la mañana, pero lejos de lo que se movilizó para el 24 de marzo, y en la marcha se pudo observar también una fuerte presencia de jóvenes, tanto de la universidad como de estudiantes secundarios.

Lo cierto es que la crisis desatada por el asesinato de Fuentealba en Córdoba se siente, se habla en la calle y en las aulas, pero no se logra expresar en una movilización realmente masiva ni en un plan de lucha o en organización; queda la bronca contenida, por ahora, por la burocracia sindical.