Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 99, 29/03/07
 

 

 

 

 

 

A 30 años de su asesinato

Rodolfo Walsh:
periodista, escritor y militante revolucionario

Por Oscar Alba

El 25 de marzo se cumplieron treinta años de la muerte de Rodolfo Walsh: ese día de 1977 fue asesinado por un Grupo de Tareas de la Marina. Su cuerpo fue llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada y se encuentra desaparecido.

La trayectoria política de Rodolfo Walsh es un claro ejemplo de la radicalización que a mediados de los sesenta y principios de los setenta, recorrió gran parte de la intelectualidad en la Argentina, y, a la vez, del límite que significó el peronismo para esa generación.

La oleada de luchas obreras, populares y estudiantiles que recorrió gran parte del planeta en los años 60 y 70 acercó a importantes capas de la intelectualidad a posiciones políticas revolucionarias. Latinoamérica no fue una excepción a esta regla. La Revolución Cubana, las movilizaciones campesinas del valle de La Convención y Lares en Perú, la luchas de los mineros bolivianos, el Cordobazo y el proceso revolucionario en Chile, entre otros procesos, colocaron los nombres del salvadoreño Roque Dalton, el uruguayo Eduardo Galeano, el cubano Roberto Fernández Retamar, Antonio Skármeta de Chile, el paraguayo Lincoln Silva y los argentinos Francisco “Paco”Urondo1, Héctor G. Oesterheld2, Rómulo Berardo3, Haroldo Conti4 y Juan Gelman5, entre otros, como algunos referentes de una camada de escritores, periodistas y artistas que se ubicaron junto a los que luchaban cotidianamente. En este sentido, Rodolfo Walsh fue uno de sus exponentes más destacados, fundiendo su vena intelectual a su acción militante.     

De la máquina de escribir al peronismo

Walsh había nacido en 1927 en Choele Choel, Río Negro, en una familia de origen irlandés, y ya adolescente llegó a Buenos Aires para cursar estudios secundarios. De muy joven trabajó en muchos oficios. Fue desde lavacopas y limpiador de vidrios hasta vendedor de antigüedades. Hizo periodismo y escribió cuentos.

Entre 1945 y 1947 adhiere a la Alianza Libertadora Nacionalista, una agrupación de derecha, y luego ante el advenimiento del peronismo, va a alejarse de ella para adherir al movimiento peronista.

A los 26 años gana su primer premio de literatura: el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires con un libro de cuentos, Variaciones en rojo.

La resistencia peronista y el triunfo de la Revolución Cubana son dos hechos políticos que van a consolidar, en gran parte, su radicalización política. Así, en 1957 realiza una aguda investigación periodística sobre los fusilamientos de  militantes peronistas en los basurales de José León Suárez ocurridos en septiembre de 1956, vertida en su ya clásico Operación Masacre. También escribió ¿Quién mató a Rosendo?, referido al asesinato de Rosendo García, dirigente sindical peronista, en una reyerta en la que se encontraba Vandor y miembros de la resistencia peronista. En 1959 parte hacia Cuba, donde va a fundar, junto al periodista Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y otros, la agencia Prensa Latina. Esta agencia de prensa había sido concebida por el gobierno cubano para contrarrestar la tergiversación de las noticias que hacían las agencias internacionales sobre el proceso abierto en la isla. Allí se desempeñó durante dos años como Jefe del Departamento de Servicios Especiales.

En 1967, Paco Urondo regresó de Cuba trayéndole una invitación del gobierno castrista para formar parte del jurado del Concurso Casa de las Américas. Es entonces cuando, en enero de 1968, consolida su compromiso con la lucha revolucionaria, y en los años posteriores, una vez de regreso en la Argentina, va a organizar y dirigir el semanario de la CGT de los Argentinos.6 A principios de los setenta se va incorporar a Montoneros y, ya en 1973, Walsh tendrá el grado de oficial de Inteligencia en esa organización.

Durante 1974 los montoneros son atacados por el gobierno del General Perón, que los echa de la Plaza de Mayo, el 1º de mayo. Y ya durante el gobierno de Isabel Perón, el 6 de septiembre anuncian públicamente su paso a la clandestinidad nuevamente. Walsh no acuerda con esta medida y comienza a hacer críticas a la conducción de la organización, alertando sobre el peligro de aislarse del movimiento de masas.

Los limites de una crítica al foquismo

Los montoneros van a seguir con sus acciones militares cada vez más alejadas de la movilización obrera. A fines de 1975, Walsh junto a otros cuadros montoneros, hace críticas a esta política, y durante 1976, una vez impuesta la dictadura militar, eleva una serie de documentos críticos a la dirección nacional, que ya se encontraba en el exterior. En esos documentos, Walsh criticaba el optimismo exagerado y el militarismo peligroso del núcleo dirigente. El 29 de septiembre de 1976 muere en un enfrentamiento, en el barrio de Floresta, una de sus hijas, Victoria “Vicky” Walsh. Era también militante montonera y responsable de la prensa sindical.

En noviembre de 1976 Walsh eleva un nuevo documento crítico a la dirección de la organización. Allí plantea que la política que debía seguir Montoneros era “volver a integrarse al pueblo, separar a la organización en células de combates estancas e independientes, distribuir el dinero entre la misma y tratar de organizar una resistencia masiva, basada más en la inserción popular que en operativos foquistas”.7 Mientras tanto, había comenzado a organizar la Agencia de Noticias Clandestinas (ANCLA) para romper la censura oficial y hacer conocer las atrocidades de la dictadura militar.

Durante marzo de 1977 escribe su famosa “Carta Abierta a la Junta Militar” en la que denuncia la política global de la dictadura militar. El 25 de marzo deposita varias copias de su carta en distintos buzones y, después de despedirse de su compañera Lila Ferreira, se dirige a una cita que le había hecho telefónicamente un compañero. Allí lo esperaban catorce represores pertenecientes al Grupo de Tareas 33/2 de la Marina. Walsh no se entrega y armado de una pequeña pistola se enfrenta a sus captores, hasta que cae muerto por las balas asesinas.

Evidentemente, la feroz represión de la dictadura (que no sólo se ensañaba con Montoneros) y la política militarista de la guerrilla peronista requerían un cambio de política. Para hacer más efectiva la resistencia a los militares, pero también para armarse de una nueva estrategia. Walsh criticaba el optimismo exagerado de la conducción montonera, y esto era correcto, pero, no obstante era necesario, aun desde una ubicación defensiva, plantear hacia los trabajadores una estrategia de cambio profundo. Si bien los trabajadores, de conjunto, no salieron a enfrentar el golpe, hubo sectores que resistieron las medidas antiobreras de Videla y Martínez de Hoz. Lamentablemente, Walsh fue muerto a un año del golpe y no llegó a ver (aunque es muy posible que lo intuyera) que el centro de la resistencia iba a ser el movimiento obrero.8 Este hecho abría, a su vez, la posibilidad de plantear una estrategia que colocara a los trabajadores ya no sólo a la cabeza de la lucha contra la dictadura, sino también como dirección política de un cambio revolucionario cuando la relación de fuerzas fuera favorable.

Sin duda, Rodolfo Walsh fue un militante crítico de la orientación montonera. No obstante, su crítica no superó los límites del peronismo. Así, el repliegue y la integración al movimiento de masas que proponía para su organización ante la ofensiva del régimen dictatorial eran para mantenerse en la pelea por la dirección del movimiento peronista, para llevar el peronismo a posiciones revolucionarias. Pero, a pesar de que los trabajadores y el pueblo seguían siendo peronistas, su dirección y su programa político habían nacido burgueses. La propia política montonera hablaba de la liberación nacional con burgueses y militares nacionalistas. De esta manera, Walsh no veía, en ese momento, la necesidad de una organización obrera independiente y revolucionaria que tuviera como estrategia la revolución socialista. Consideraba que la evolución y las perspectivas de una nueva dirección política para el movimiento de masas debían surgir desde el propio movimiento peronista, desdeñando una real alternativa marxista revolucionaria. Su experiencia con el peronismo y los Montoneros quedó trunca aquel 25 de marzo de 1977. Finalmente, más allá de nuestras diferencias, hoy reivindicamos su militancia revolucionaria consecuente, su esfuerzo por combatir los errores que veía, y el heroísmo con que batalló hasta el último minuto de su vida.


Notas:

1. Paco Urondo fue periodista y escritor. Militante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), estuvo preso durante la dictadura de Lanusse. Salió en libertad en 1973. Las FAR se unifican luego con los Montoneros. Muere en Mendoza en julio de 1976 cuando, interceptado por una patrulla del ejército, se suicida.

2. Se encuentra desaparecido.

3. Fue secuestrado de su taller de la Boca por un Grupo de Tareas cuando junto a madres de detenidos estaban organizando la publicación de una solicitada para la navidad de 1976. Está desaparecido.

4. Escritor y militante revolucionario. Se encuentra desaparecido

5. Escritor, militante montonero. Está radicado en México.

6. En el Congreso “Amado Olmos”, del 28 al 30 de marzo, la CGT se fractura y se divide en CGT- Azopardo, “colaboracionista”, dirigida por Augusto T. Vandor (UOM) y Rogelio Coria (UOCRA), por un lado, y CGT de los Argentinos, dirigida por Raymundo Ongaro (gráficos) por el otro. Esta última, compuesta por gremios menores, tendrá el apoyo del peronismo combativo y la izquierda.

7. “Observaciones sobre el documento del Consejo del 11/11/76”. 

8. Ya en los primeros años del golpe los trabajadores de Luz y Fuerza y los ferroviarios protagonizaron duros conflictos en defensa de conquistas laborales. En la segunda mitad de 1979 hubo una oleada de huelgas fabriles, como la de Peugeot, por aumentos salariales. Hubo además luchas por la defensa de la fuente de trabajo y las condiciones laborales hasta el final del gobierno militar.