Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 96, 08/02/07
 

 

 

 

 

La lucha por el derecho al aborto y la libertad de Romina Tejerina

Kirchner decide, Romina no

Por Belén, Secretaria de Género del Centro de Estudiantes
de Ciencias Sociales, militante de Las Rojas y
Manuel, de la Agrupación Carne Clasista

Dejar que venga otro y te diga qué tenés qué hacer con tu vida, no pudiendo hacer lo que querés o necesitás. Incluso esto llega hasta lo más profundo, lo más íntimo, nuestro propio cuerpo, tan hondo cala el patriarcado en esta sociedad capitalista.

Cuesta, pero el primer paso para intentar entender la realidad es verla de frente, sin rodeos. Por más duro que sea, es complicado empezar a hablar del tema sin comenzar por los números: entre 500 y 800 mujeres mueren por año por abortos clandestinos. Cada doce horas muere una mujer en Argentina por no tener derecho a decidir. La violencia que sufrimos día a día las mujeres se manifiesta de diversas maneras, algunas más solapadas que otras, pero es en el tema del aborto donde más se refleja esta violencia.

El objetivo de la pelea por la legalización del aborto no es instalar un nuevo método anticonceptivo, sino garantizarnos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Sólo una mente reaccionaria y machista puede pensar que las mujeres recurriríamos al aborto de forma masiva e indiscriminada si pudiéramos disponer de nuestros propios cuerpos a nuestro mejor parecer.

Las mujeres abortamos hoy en día porque nos quitaron la libertad de decidir. Poder armar nuestras vidas a nuestra voluntad, como nosotras querramos, no sólo en el plano sexual, sino en todos los planos. Poder elegir cuándo formar una familia, cómo y con quién querramos (si es que queremos) y poder elegir cuándo, cómo y con quiénes tener relaciones sexuales.

La violencia patriarcal nos expropia cotidianamente este derecho y el capitalismo utiliza esta opresión para redoblar su explotación. Pero como sistema de dominación basado en las clases, es sobre nosotras, las mujeres pobres y trabajadoras, donde cae el peso más pesado. Somos las proletarias de los proletarios. Somos la vasta mayoría de las que morimos por abortos clandestinos.

La superxplotación y flexibilización laboral que sufrimos como trabajadoras, la falta de posibilidades de tener perspectivas y proyectos propios, la miseria social imperante en Argentina “favorecen” el aborto porque limitan las posibilidades materiales de evitarlo, el acceso a métodos anticonceptivos y a una educación sexual científica que nos forme para disfrutar plenamente de nuestra sexualidad. Así se llega a que hoy en día sean casi iguales los números de abortos a los de nacimientos.

Kirchner es responsable de que Romina esté presa

Hace cuatro años que Romina Tejerina está presa, y lo está porque no pudo, no supo cómo abortar. Su historia es el ejemplo más conocido por todo el país de la violencia que sufren las mujeres jóvenes y pobres. Su caso ha conmovido al país entero, no con sus lágrimas, que nos llegaron a todas, sino porque reabrió un debate oculto en la sociedad, el del aborto. Resume en una experiencia concreta todo un debate y una necesidad de las mujeres: el derecho al aborto libre, seguro, legal y gratuito.

¿Qué es lo que tiene a Romina tras las rejas? ¿Por qué después de 4 años sigue presa? Kirchner es responsable de que así sea. Sus aliados en Jujuy la condenaron a prisión, y él no movió un dedo para evitar que esto no sea así. No tuvo ni la más mínima consideración, humana, elemental, porque el gobierno se opone terminantemente a dar el derecho al aborto, como en reiteradas ocasiones fue afirmado por distintos funcionarios del gobierno, como el caso de Cristina Kirchner.

El gobierno progre, de los “derechos humanos”, que tiene mayoría automática en el Congreso y en la justicia, no hizo nada por dejarla en libertad. En estos cuatro años demostró que su verdadero interés es que Romina se pudra en la cárcel, porque rompió el mandamiento impuesto de la maternidad, consagrado con una violación. Y esto es algo que el gobierno K no está dispuesto a tolerar: el gobierno prefiere que entre 500 y 800 mujeres mueran por abortos clandestinos, con tal de no darles este derecho.

Como es habitual en él, Kirchner disfraza las conquistas de la lucha popular, como concesiones de su graciosa voluntad. Un claro ejemplo es la revocación de la sentencia por la Corte Suprema de Justicia: semanas después del Encuentro Nacional de Mujeres, votado especialmente hacerlo en Jujuy por Romina, el gobierno manda a revocar la sentencia de condena, pero en ningún momento obliga a la corte jujeña a dejarla en libertad. Así busca Kirchner confundir a los que luchamos por su libertad.

Kirchner es responsable de que Romina esté presa y lo haya estado por cuatro años, es responsable del aborto clandestino y sus muertes. Es el garante de continuar la expropiación a la mujer de su derecho a decidir.

Movilicémonos por la libertad a Romina y el derecho al aborto

Frente al vínculo entre la lucha por la libertad de Romina y la lucha por el derecho al aborto, hay dos posiciones diferentes que desligan ambos temas, haciéndole el juego al gobierno. Por un lado, el feminismo histórico (que forma parte de la comisión organizadora del Encuentro Nacional de Mujeres) no reconoce la lucha por Romina como central a los problemas de la mujer hoy en día, negándole toda su importancia. Al mismo tiempo, también se bajan de la lucha por el derecho al aborto, buscando el camino de menor resistencia para llegar en cierto momento a hacer oficial su pasaje al gobierno, como ya lo hizo María José Lubertino. Por otro lado, el PCR–CCC  (dirección de la campaña por la libertad de Romina) desliga totalmente la pelea por el derecho al aborto de la campaña. Su argumento es que hay un sector de la Iglesia jujeña que está a favor de Romina pero en contra del aborto. Centran toda la campaña en que Romina genere suficiente cantidad de lástima como para obtener su libertad, según lo ven, ganando la misericordia de Fellner y la Iglesia jujeña. Por esto, privilegian los acuerdos por arriba, en vez de basarse en la movilización del movimiento de mujeres; incluso llegando a oponer los primeros al segundo, como quedó demostrado en el Encuentro en Jujuy. Ambas posiciones, la del feminismo histórico y del PCR, quedaron fuera de sintonía con la mayoría de las activistas que asistieron al Encuentro, que demostraron que a Jujuy se fue a luchar por la libertad de Romina y por el derecho al aborto.

Este 23 de febrero es el cuarto aniversario de la encarcelación de Romina. Cuatro años pasaron y no podemos confiar que Kirchner la libere por su propia voluntad, ya que por propia voluntad la mantuvo cuatro años presa. Tampoco podemos esperar que los acuerdos por arriba con los que fueron cómplices directos del encarcelamiento con Romina la dejen en libertad: sólo con nuestra movilización podemos arrancarle algo a este gobierno. Tenemos que poner la campaña a la ofensiva, saliendo a mostrar que la libertad de Romina sigue siendo un reclamo del movimiento de mujeres, junto al derecho al aborto. Para esto es necesario salir y mostrar el reclamo más allá de la Casa de Jujuy, donde ocurrieron las pequeñas actividades que se mantuvieron en Buenos Aires en los últimos meses por la libertad de Romina. Hay que sacar la campaña a la luz, a lugares de circulación masiva, como Callao y Corrientes, y levantar las consignas de libertad a Romina y aborto libre, seguro, legal y gratuito tanto en el 23 de febrero, como en el próximo 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora.

Si el aborto sería libre, seguro, legal y gratuito, Romina no estaría presa. Kirchner es responsable de que esto no sea así.