Hazañas
del capitalismo
México
sin maíz
Por
Claudio Testa
La
“crisis de la tortilla” de maíz estallada en México es
uno de esos hechos que ilustran cómo funcionan el
imperialismo, el capitalismo y la “globalización”.
En
el imaginario popular, Argentina figuraba como “el país
de las vacas y el trigo”. El capitalismo logró que aquí
los chicos se muriesen de hambre. Ahora en México, en el país
que “inventó” el maíz, el capitalismo ha conseguido
que los mexicanos (es decir, los pobres, que son la mayoría)
no puedan comer la tradicional “tortilla”.
No
exageramos al decir que el maíz fue “inventado” en México.
Efectivamente, comenzó a ser domesticado desde hace unos
9.000 años a partir de una planta silvestre, al parecer en
la región de Oaxaca. Gracias a ese cultivo, los pueblos
originarios del actual México, Guatemala y otros países
centroamericanos, lograron un gran progreso de las fuerzas
productivas, y construir civilizaciones que desarrollaron la
escritura, las matemáticas y la astronomía, en ciudades
mayores que las contemporáneas de Europa. El maíz (y las
populares “tortillas”) han sido el alimento básico de
la población desde tiempos inmemoriales.
México
sin maíz
Dejar
al pueblo de México sin maíz es entonces toda una hazaña
del capitalismo, el imperialismo... y de la miserable
burguesía mexicana a su servicio.
El
primer paso fue la firma del colonial “Tratado de Libre
Comercio de América del Norte” (NAFTA) con EEUU y Canadá
en 1994.
El
NAFTA, al establecer la “libre competencia” también en
la agricultura llevó lógicamente a la bancarrota del
campesinado mexicano frente al “agribusiness” de EEUU,
económica y tecnológicamente más fuerte... y además
subvencionado por el gobierno. Así México ha terminado
importando hasta las zanahorias de EEUU. La consecuencia
social inmediata fue la corriente interminable de campesinos
en la miseria que emigran a EEUU como ilegales.
Por
otra parte, bajo el régimen de “libre comercio” que
impone el NAFTA, la producción agraria que aun se mantiene
en México, sigue automáticamente las alzas y bajas de los
precios y de la demanda del mercado estadounidense. Aquí
entró en juego el programa de Bush para los “biocombustibles”.
El
gobierno yanqui viene dando subvenciones millonarias a
grupos capitalistas amigos para instalar plantas productoras
de etanol (alcohol etílico) para reemplazar la gasolina
proveniente del petróleo. Para eso se esgrimen diversos
pretextos. Se dice que serían combustibles más “ecológicos”
y que permitirían ir solucionando la dependencia del petróleo
para generar energía. Aquí no podemos desarrollar las
explicaciones de porqué todo es un fraude. Basta decir que,
para cubrir el consumo de EEUU... habría prácticamente que
sembrar casi toda la superficie cultivable del país...
Pero,
aunque todo sea fraudulento, es un magnífico negocio para
los amigos de Bush que reciben fondos del gobierno prácticamente
a costo cero, para instalar destilerías de etanol. La
materia prima que utilizan es el maíz y eso ha subido la
demanda y disparado los precios.
Así,
las destilerías de Bush y sus amigos se quedan con el maíz
que antes alimentaba a los mexicanos pobres.
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