Polémica
acerca de los recientes hechos en Cochabamba
¿Quiénes
son los que “capitulan”?
Por
José Luis Rojo
En
su último periódico el PTS(de Argentina) publica un artículo
sorprendente. Reproduciéndolo de la página web de
su núcleo en Bolivia, se acusa gratuitamente a Socialismo o
Barbarie Bolivia de “prepararse para capitular en los
momentos decisivos”. Todo por haber respondido de manera
inmediata [1] a la elemental obligación de
los socialistas revolucionarios de defender
incondicionalmente cuando lo que está en juego es el
surgimiento de un embrión de poder gubernamental desde
abajo, desde la democracia de los trabajadores, originarios
y campesinos. Esto es lo que pasó en Cochabamba entre el
16 y 17 de enero pasado con la conformación del efímero
“gobierno prefectural revolucionario”.
Los
acusadores... acusados
¿En
qué marco se dio el surgimiento de este embrión
gubernamental? En las condiciones –por todos conocidas–
en que no sólo el prefecto reaccionario Manfred Reyes Villa
se opuso al surgimiento de este gobierno popular que venía
a reemplazarlo revolucionariamente, sino que el propio
gobierno de Evo Morales y García Linera se plantó
frontalmente contra su reconocimiento afirmando que había
que “respetar las autoridades legalmente constituidas”,
y postulando la vía institucional de un supuesto “referéndum
revocatorio”.
Acto
seguido, el propio Morales se apersonó en Cochabamba para
desmovilizar las bases cocaleras que habían participado del
Cabildo Abierto dejando sin bases de sustentación al
emergente gobierno.
Mas
allá de que el PTS, se ha caracterizado siempre por lanzar
ligeras acusaciones al resto del universo, el búmeran que
han lanzado les termina golpeando en su propia cabeza. Porque
han sido ELLOS los que cometieron una capitulación
flagrante. No sólo no fueron capaces de defender esta
embrionaria experiencia cuando era necesario. Para colmo,
han salido a criticar a diestra y siniestra a los que SI
respondimos a esta elemental obligación revolucionaria.
Las
palabras y las cosas
Dicen
los compañeros respecto del “gobierno revolucionario”:
“si bien reflejaba el vacío local de poder y la
radicalidad del enfrentamiento, la conformación del
‘gobierno prefectural revolucionario’ en Cochabamba no
pasó de un gesto. Su base no eran las organizaciones de
masas, sino el Consejo Departamental, una organización del
régimen estatal a nivel de la prefectura que asesora y
legitima al prefecto (...). Una parte de sus miembros acepto
formar ese gobierno bajo presión de la vanguardia que los
sitiaba y apenas se liberaron (...) se apuraron a
desaparecer de la escena. Conciliadores y obedientes al MAS,
no quisieron romper la legalidad. Este intento, de tomar
cuerpo, no hubiera constituido un gobierno de los
trabajadores y campesinos de Cochabamba en ruptura con la
burguesía, sino un fenómeno de conciliación de clases (un
abortado frente popular de extrema izquierda) en el marco de
las instituciones estatales locales en crisis. Sin embargo,
el POR-Masas y otros sectores de la izquierda impulsaron con
entusiasmo esa política en vez de plantear una estrategia
de autoorganización obrera, campesina y popular (una
Coordinadora o Asamblea Popular como órgano de frente único
de masas democráticamente organizado)”.
Hasta
aquí, las “palabras”, con las que sólo coincidimos en
una cosa: el gobierno prefectural revolucionario, de tan efímero,
“no pasó de un gesto”. Aunque hay que agregar que hay
gestos y gestos: no se trató de un hecho más, sino de uno de
potencialidades revolucionarias que era una obligación
elemental defender.
Pero
lo más grave es su desconocimiento y distorsión de las
cosas mismas, es decir, de los hechos. Porque tras su alarde
de doctrinarismo absurdo, terminan (ellos sí) en una
capitulación ante al gobierno del MAS, frente al cual,
insistimos, NO defendieron este gobierno surgido desde
abajo.
Efectivamente,
el “Consejo Departamental” como tal, es una institución
del propio régimen político; eso no es ninguna novedad.
Pero este es sólo el costado más formal del fenómeno
político que estamos tratando. Detenerse en ese aspecto
revela un total cretinismo jurídico o una ceguera
sectaria frente a un hecho incontestable, grande como un
casa y reflejado por toda la prensa burguesa: que la
verdadera base del “gobierno departamental
revolucionario” era el Cabildo Abierto [2], del
que participaron en esa jornada unos 30.000 a 40.000
campesinos y trabajadores (que para el PTS, eran una
mera “vanguardia”). Y ese Cabildo Abierto, obviamente,
no es una institución del régimen sino un organismo
asambleario popular surgido desde abajo.
Fue
este Cabildo Abierto el que literalmente obligó (si
no, los colgaban; los asambleístas hablaban
expresamente de “hacer como con Saddam Hussein”) a los
funcionarios del Departamental a destituir a Manfred Reyes
Villa (contra su expresa voluntad) y a nombrar un nuevo
prefecto, Tiburcio Herrada, conocido activista de la
“extrema izquierda” de la ciudad, también contra su
voluntad.[3]
Que
en esta acción las masas allí reunidas hayan encontrado la
vía “formal” de llevarla a cabo por intermedio del
Consejo Departamental es totalmente secundario y
en nada menoscaba el carácter independiente de este
eventual y efímero gobierno que, de haberse puesto en
marcha, no tenía ni hubiera podido tener por base la
estructura formal del Consejo Departamental sino al
Cabildo Abierto mismo, que –insistimos–
a lo largo de toda la crisis contó con una
participación de entre 30.000 y 40.000 vecinos, regantes,
cocaleros, trabajadores, estudiantes, etc.[4]
El
ejemplo de la Comuna
En
su formalismo, los compañeros contraponen la experiencia real
con supuestas “coordinadoras o asambleas populares” que
deberían haber sido. Es decir, contraponen el proceso real
que ocurrió entre el 16 y 17 de enero (y que, reiteramos,
NO defendieron frente a Reyes Villa y el gobierno de
Morales) con fantasías que sólo existieron en sus cabezas.
Con
ese esquema, tampoco hubieran defendido la experiencia de
la Comuna de París frente al cerco combinado, político y
militar, de Versalles y Bismarck.[5] Porque, como
es sabido, la propia Comuna no se trataba, formalmente,
más que... de la intendencia de París, que había en los
hechos cambiado su contenido porque los burgueses habían
huido de la ciudad. Incluso, en marzo de 1871 (lo que no dejó
de constituir una ingenuidad) los comuneros designaron por
voto universal y secreto nuevas autoridades a la Comuna
parisina, gastando en esto preciosas energías y tiempo.
La
ubicación de Marx no fue, por supuesto, la del PTS. Por el
contrario, llamó a esta experiencia “la forma al fin
descubierta de la dictadura del proletariado”, aunque ésta,
claro, no se limitaba al aspecto “formal” de la
representación. Más allá de que Trotsky, años después
(en Comunismo y Terrorismo, de 1920; por lo demás,
un texto con muchos problemas), introdujo la discusión de
que en realidad el gobierno proletario lo había constituido
básicamente el Comité Central de la guardia nacional y no
la propia Comuna.
En
todo caso, el problema es de contenido y no meramente
formal. Porque es un hecho grande como una casa que la
verdadera base de ese efímero poder popular
cochabambino fue el Cabildo Abierto integrado por decenas
de miles de campesinos y trabajadores. ¡Y es por eso
mismo que el gobierno de Morales corrió a sofocar y
liquidar esta experiencia en su embrión!
Experiencia
que, más allá de su carácter pasajero, tuvo el valor de
mostrar el ejemplo de un desborde por izquierda al gobierno
de frente popular y a la propia democracia burguesa, y que el
núcleo del PTS en Bolivia no supo defender.
Notas:
1.
Cabe aclarar que SOB Bolivia –a pesar de sus modestos
recursos– hizo
el esfuerzo de hacerse presente de manera inmediata en
cuanto comenzó a desencadenarse la rebelión cochabambina.
No todas las demás corrientes del trotskismo boliviano
hicieron el mismo esfuerzo, lo que incluye a la LOR-CI, el
grupo del PTS en este país, ausente en Cochabamba
tanto durante como inmediatamente después de los hechos).
2.
Llamar “Cabildos” a estas asambleas populares masivas
viene sin duda de la tradición de las instituciones
municipales de la América hispánica, una tradición de
mucho peso en los países andinos.
3.
Los compañeros del PTS dicen que estos funcionarios luego
“se dieron a la fuga”. Pero este argumento socava su
propia posición: ¡cómo no se iban a fugar si el propio
Cabildo ya había amenazado, muy explícitamente, con colgar
al propio Manfred y su acólitos como a Saddam Hussein!
4.
La experiencia histórica muestra que los organismos de
doble poder se dan por creación de las propias masas de
maneras concretas por lo general muy alejadas de las ideas o
“prefiguraciones” doctrinarias que nos podamos hacer los
socialistas revolucionarios acerca de ellos. De paso,
agreguemos que no es casual que el gobierno departamental
revolucionario se aprestara a funcionar en la Central Obrera
Departamental de la ciudad.
5.
La Comuna surge en oportunidad de la guerra franco-prusiana
(1870). El gobierno burgués de Francia, ante el cerco alemán,
abandona París y se traslada a Versalles, antigua sede
gubernamental de la monarquía. Los obreros parisinos toman
entonces el control de la ciudad. Pero ante este “tercer
actor”, los trabajadores, el gobierno de Bismarck
literalmente para la guerra en Francia.
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