Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 96, 08/02/07
 

 

 

 

 

Paritarias y aumento salarial

Romper el techo “secreto” de K

Por Rodolfo F. Torres

“Según el punto de vista oficial, lo racional sería negociar ajustes que no se alejen del 16% que se pactó secretamente como techo”
(Clarín, 29/01/07).

Días atrás Kirchner alardeó que en la Argentina “hay libertad de negociación salarial” y que su gobierno “no marcaría un techo salarial”. Pero como dice el dicho popular, lo del techo salarial es como las brujas: se dice que no existen, pero que las hay las hay. Esto mismo es lo que señalara días atrás el diario Clarín, poniendo blanco sobre negro que Moyano habría pactado “secretamente” con K en torno a un promedio del 16%. Una miseria

La maniobra es la siguiente: por un lado, dejarle un mayor margen de negociación a las burocracias de los sindicatos en atención a las disparidades salariales que hay, al mismo tiempo que así se evitarían eventuales desbordes por las bases. Por otra, intentar que gremio a gremio, unos más, otros menos, en promedio, no superen el índice “secreto” ya señalado. De esta manera, se aseguraría un tope para los aumentos, pero apareciendo como “a favor de la recomposición salarial” en un año electoral, dándole espacio al gobierno para decir que busca un aumento en la participación de los asalariados en la renta nacional.

La verdad en el espejo del escándalo del INDEC

Pero si fuera verdad que el gobierno “no busca poner un techo salarial”, para qué semejante escándalo político alrededor del índice de precios al consumidor como el que se ha vivido en los últimos días. Porque este escandalete, incluido nada menos que la remoción de la jefa del área, ha puesto en evidencia los límites de estos alardes gubernamentales. Porque es evidente que la manipulación de los números de la inflación tiene el indisimulable propósito de mantener los números artificialmente bajos, sobre todo para condicionar los reclamos y aumentos en las paritarias que oficialmente comenzarán en febrero.

En la UIA (Unión Industrial Argentina) “bailan en una pata”: argumentan que como la inflación de 2006 supuestamente habría sido menor al 10%... este índice constituiría “un punto de referencia ineludible a la hora de resolver la política de ingresos del 2007”. Mientras tanto, el gobierno se estira al 16%, con el ya señalado objetivo de aumentarle los márgenes de maniobra a los dirigentes sindicales. Pero en este “minué”, lo que queda oculto es que en el fondo el gobierno de Kirchner tiene el objetivo de garantizarle a la patronal los niveles récord de ganancias de los últimos años, así como mantener la miseria salarial, la superexplotación y la esclavitud laboral, pilares del “boom económico” de los últimos años.

Cuando el gobierno no quiere “tormentas” y la CGT habla de “racionalidad”

En los próximos meses se negociarán más de 150 convenios laborales, que comprenden a cerca de un millón de trabajadores en blanco. Los trabajadores deberán enfrentar el acuerdo entre la patronal y el gobierno y al garante del mismo: la burocracia sindical. Pero estas paritarias encuentran a los distintos actores en una situación diferente al año pasado.

El gobierno K viene acumulando una serie de problemas políticos desde hace varios meses y entra de lleno en un año electoral, donde no quiere desbordes, ni escándalos, ni aparecer enfrentando y eventualmente reprimiendo luchas obreras y de sectores populares que le puedan perjudicar la reelección de “una pingüina o pingüino”. Con este propósito, está intentado desactivar y o archivar problemas. El haber cedido la expropiación del Francés es parte de está orientación: desactivar frentes de tormenta tratando de no pagar fuertes costos políticos.

Asimismo, el principal aliado sindical del gobierno, Moyano, esta en una posición más débil en la interna sindical: quedó tremendamente cuestionado luego del escándalo del 17 de octubre y no esta en las mismas condiciones para imponer un techo directo y abierto de referencia a todo el movimiento obrero. Esta es la razón que lo llevó a decir Moyano que la CGT “no impone  ni techos, ni pisos”, sólo “racionalidad”. Justamente, expresó no sólo su debilidad relativa sino la voz de orden para el conjunto de la burocracia: racionalidad.

Porque cuando se habla de “racionalidad” se debe precisar para quién: si se trata de la miseria salarial y la super explotación de los trabajadores, racional sería acotar las superganancias de los capitalistas para mejorar la condición de vida obrera. Ahora, si la racionalidad alude a la cantinela conocida de “no pedir demasiado para no alimentar la inflación”, ya podemos saber de qué “racionalidad” se trata: la de mantener las superganancias de los capitalistas y la superexplotación de los obreros. Así las cosas, tanto la CGT como la CTA harán una discusión con “racionalidad” porque, entre otras cosas, ya se sabe que ellos no viven con el sueldo de un obrero y su “racionalidad” es mantener las buenas relaciones con las patronales y /o con el gobierno.

Romper el techo de  Kirchner, Moyano y la CTA. Votar el pliego de reclamos y las medidas de lucha en asamblea

No hay que creer en todos estos versos. Por abajo, en los lugares de trabajo, el ambiente se comienza a calentar. Por ejemplo, en FATE, la más importante empresa del neumático, los compañeros, realizando un trabajo pesadísimo, llegan a miserables quincenas de no más de 600 o 700 pesos. Para ellos, el aumento del 15% del que está hablando el dirigente del sindicato Wasejko tiene todas las formas de una burla.

Entonces, las cosas son concretas: los compañeros deberían lograr votar en asamblea su reclamo y seguramente, de poder expresarse democráticamente, en lo que hace al salario, no quedarían lejos del 50%. Y ni hablar de las condiciones de trabajo, del torturante método de “trabajo americano” impuesto en los ´90, etc.

Claro está, no se trata sólo del neumático ni tampoco de la maniobra de que se discutan los salarios y convenios sólo de los trabajadores en blanco, cuando prácticamente la mitad de la fuerza de trabajo sigue en negro.

Por esto, para poder abrir paso a los reales reclamos de la base obrera, hay que arrancar no de la reunión por arriba de los burócratas con los funcionarios, sino de asambleas de base donde se voten los reclamos y las eventuales medidas de lucha  para imponerlos. Porque es un hecho que la burocracia no cuestionará los números oficiales, ni luchará por un básico que cubra la canasta familiar y menos que menos por un real mejoramiento de las condiciones de trabajo, salvo casos puntuales (en algunos gremios se está impulsando la reducción de la jornada laboral).

Esto no quiere decir que aquí o allá no lance “amenazas” para no ser eventualmente desbordados por la base. O, incluso, “conflictos de bolsillo” al estilo moyanista. Por ejemplo, ha estado en estos días el caso del nuevo “combativo” Cavallieri, atornillado secretario general de Comercio (el que siempre está “tostado” y pasa sus vacaciones en las playas más selectas del mundo), que ha venido lanzando medidas seccionales contra el trabajo dominical.

Pero lo fundamental es lo siguiente: en un sinnúmero de lugares de trabajo está creciendo la bronca. Y no se puede descartar que si los trabajadores logran hacer valer sus verdaderos reclamos, los topes secretos salten por los aires y se den circunstancias de importantes conflictos, como está ocurriendo al cierre de esta edición con los choferes de la línea 60 y de la 96. Para esto hay que prepararse.