Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 96 , 08/02/07
 

 

 

 

 

 

Lecciones de la experiencia del Francés

Estatización, cooperativas y control obrero

Por José  Luis Rojo

La lucha por la estatización del Francés esta dejando un sinnúmero de enseñanzas y lecciones. De concretarse, sería un hecho sin precedentes en los últimos años.

Por un lado, en el apogeo de la crisis de 2001 y 2002, trabajadores de determinadas empresas ocuparon los lugares de trabajo y, poniéndolas a funcionar, lograron su cooperativización transitoria. Una conquista muy importante y una experiencia de que para que funcione una fabrica no hace falta el patrón.

Sin embargo, el carácter transitorio de la cooperativización ha significado que no esté resuelto de manera definitiva el problema de la expropiación del bien, y estas experiencias siguen en un “limbo” legal que amenaza con el desalojo de sus trabajadores ante el primer cambio del clima político del país.

A esto se agrega otro grave problema: la opción por la cooperativa (impuesta, la más de las veces, por el propio estado, además de ideologías ingenuas echadas a rodar por políticos “progresistas”) tiene la consecuencia de que son los propios trabajadores, sin un solo peso de financiación por parte del Estado, los que tienen que hacerse cargo del resultado económico de la empresa; es decir, que no dé perdida en la competencia con las demás empresas capitalistas sobre la base de su propio esfuerzo y sudor.

Por otro lado, también es sabido que en los últimos años grandes empresas de servicios públicos como el Correo Argentino y la ex Aguas Argentinas (hoy AySA) volvieron a manos del Estado al revertirse la concesión. Pero en estos casos se trataba meramente de empresas “concesionadas”, no privadas.

La expropiación del Francés tiene dos particularidades de mucha importancia: por un lado, al pasar al Estado y no ser meramente “cooperativizada”, el Estado está “obligado” –o, más bien, se lo debe “obligar” con la lucha– a hacerse “solidario” respecto del financiamiento de la operación del hospital.

Al mismo tiempo, en el caso del hospital, no se trataba de un bien concesionado anteriormente, sino lisa y llanamente de una empresa privada que es estatizada, lo que sienta un precedente fuerte en el sentido de que otras empresas que quiebren y / o despidan masivamente pueden ser estatizadas.

El control obrero es fundamental

Pero también hay que decir con claridad que la estatización no resuelve todos los problemas. No casualmente la burocracia de ATSA ya salió con los tapones de punta en contra del planteo del “control obrero”. Su argumento mas o menos así: “que más quieren; ya está la estatización, que es una salida integral al problema del Francés”. Como apelando al “sentido común” de la población, quieren dar a entender que los trabajadores del hospital “no tienen límites, que quieren “la chancha y los veinte”.

Por el contrario, en el tema del control de los trabajadores hay un problema real. El paso a la órbita del Estado garantiza la continuidad de la fuente de trabajo y su financiamiento. Pero estamos hablando de un estado capitalista, no de los obreros, donde además, los criterios que se utilizan son en general los del propio sistema: la búsqueda de la ganancia y la explotación de los trabajadores.

Además, todo el mundo sabe que los funcionarios, librados a sus intereses (es decir, sin control de las bases), transforman las empresas públicas en ámbitos de lucro personal y corrupción, como ocurrió mil veces en el pasado.

Es por esto que en interés de los propios trabajadores y de los pacientes que vayan a atenderse al hospital buscando un servicio de calidad, es fundamental que el hospital sea escrupulosamente controlado por el propio personal no médico y médico, incluso dejando abierta la posibilidad, de ser necesario, de pasar a la administración obrera del mismo.

En síntesis, el control es lo único que puede evitar que los funcionarios del gobierno, del PAMI o los burócratas de la Sanidad (que ya se están restregando las manos por un eventual jugoso negocio) se apropien indebidamente de los fondos, el trabajo y las necesidades de enfermeros, médicos y pacientes.